Desde Caleta Olivia

Los dos testigos sorpresa, cuya identidad no se había dado a conocer, resultaron ser dos submarinistas que por razones personales se bajaron en Ushuaia e interrumpieron su participación en la travesía del submarino ARA San Juan, desaparecido desde el 15 de noviembre pasado. Los dos, al prestar ayer declaración ante la jueza Marta Yáñez, dijeron tener conocimiento “de algunas fallas registradas en el submarino, durante un viaje realizado en julio del año pasado, y aunque no le dieron gran importancia, su testimonio suma datos respecto de los informes que señalaron que la nave tenía ‘deficiencias’ que podrían haber afectado su capacidad de navegación”, aseguró Luis Tagliapietra, padre de Alejandro, uno de los 44 tripulantes del ARA San Juan, y abogado querellante. Por su parte, la jueza Yáñez confirmó que el testimonio de los dos submarinistas estuvo dirigido a determinar si había fallas en el navío, pero aclaró que “hasta que no hagamos una evaluación de lo declarado por los testigos, no puedo hacer ninguna afirmación sobre este tema”. 

“Los testigos han descripto la existencia de fallas, tanto en viajes anteriores, como en el último viaje, aunque ninguno de los dos las consideraron de peligro, de gravedad, pero de todos modos estuvieron a la altura de las expectativas respecto de la descripción que hicieron del último viaje que ellos dos hicieron, de Mar del Plata a Ushuaia, y aportaron detalles de importancia respecto de viajes anteriores, de la conformación del submarino, además de detalles técnicos y de comunicaciones”, señaló Tagliapietra, luego de una jornada extenuante que comenzó a las 9 de la mañana y se extendió hasta las siete de la tarde.   

Los testigos que declararon ayer fueron el timonel Juan Gabriel Viana y el encargado de la navegación Humberto Vilte, cuyos nombres habían sido mantenidos en reserva por la jueza, para evitar una expectativa que generara algún tipo de presión sobre los submarinistas. Los dos tripulantes del ARA San Juan que se quedaron en tierra firme, llegaron muy temprano a la sede del juzgado, en esta ciudad, acompañados de manera sorpresiva por un abogado de la Armada que ejerció sobre ellos una marcación hombre a hombre, como se diría en términos futboleros, para que no tomaran contacto con los periodistas. “No tengo autorización para hacer declaraciones y les recomendé a ellos dos que no hablaran con la prensa”, fue lo único que dijo el letrado que acompañó a los dos jóvenes, que sólo habían sido citados como testigos y por esa razón, no necesitaban de asistencia legal.

Ante una pregunta en ese sentido, Tagliapietra dijo que le preguntó a Vilte “si se sentía presionado, porque me pareció que estaba tenso, nervioso, pero él lo negó enfáticamente”. En este punto, PáginaI12 preguntó si “es normal” que un testigo vaya acompañado por un abogado. “No es normal que esto ocurra y en realidad, al abogado ni le correspondía venir y en mi opinión no es un buen mensaje”. Acotó que el abogado, que no estuvo presente en las testimoniales, justificó su presencia diciendo que “vino porque los trajeron en un vehículo de la Armada, pero el hecho de que se trate de un abogado puede sugerir un asesoramiento previo” que no correspondía porque no era necesario. “En realidad, no corresponde porque en una testimonial rige el juramento de decir verdad” y por ese motivo no hay necesidad de un asesoramiento.

Sobre las fallas mencionadas por los testigos, Tagliapietra precisó que “señalaron que en el viaje de julio hubo entrada de agua, pero no por el snorkel, como es habitual, sino por una tubería, mientras que escucharon ruidos en el casco durante el viaje que hicieron de Mar del Plata a Ushuaia, aunque aclararon que esos ruidos fueron subsanados, y describieron problemas en las bobinas que también fueron reparados”. El abogado querellante recordó que “esas mismas fallas están descriptas en los informes de la Armada, de manera que no hubo novedad, pero fue importante porque nos desasnaron sobre cómo es el día a día en el submarino, de cómo se van reparando esas fallas y dieron sus opiniones personales sobre lo que entienden que hubiera tenido que hacer la Armada al referirse a esas fallas en alguno de los comunicados oficiales difundidos después de la desaparición del submarino”. 

Los testigos dieron su parecer, también, respecto de las razones por las que creen que, después de que ellos descendieron en el puerto de Ushuaia, los jefes al mando de la nave “tomaron la decisión de sumergirse, a pesar de la existencia de averías” que recomendaban, desde el manual, permanecer en la superficie.      

Los dos testigos fueron citados por pedido de la querella. Tagliapietra consideró que los submarinistas refrendaron de alguna manera la existencia de “deficiencias” en el buque desaparecido, aún cuando “hayan minimizado la gravedad de esas fallas que describieron”. La jueza Yáñez confirmó que el ex auditor general de la Armada Guillermo Luis Lezana y su sucesor, el actual jefe de la Auditoria General de la fuerza, Eduardo Alfredo Pérez Bacchi, tendrán que declarar mañana como testigos. La presencia de ambos es para darle continuidad al mismo tema central: la gravedad que podían tener las “deficiencias” que están marcadas en dos informes, uno de diciembre de 2016, firmado por Lezana y otro que se confeccionó en septiembre de 2017, dos meses antes de la desaparición del submarino, suscripto por Pérez Bacchi. El abogado querellante resaltó que “en los dos informes se coincide en señalar las fallas, aunque hay ciertas diferencias porque, durante el tiempo transcurrido entre un informe y el otro, se habrían producido algunas reparaciones” que también son motivo de análisis, para profundizar en cuanto a la gravedad y para determinar con precisión si fueron reparadas en forma conveniente. 

En un breve contacto con la prensa, luego de las declaraciones de ayer, la jueza Yáñez dijo que todavía no tiene en su poder, el material que ordenó buscar durante los allanamientos realizados la semana pasada en dos dependencias de la Base Naval de Mar del Plata, en la Base Naval de Puerto Belgrano y en el Edificio Libertad, sede de la jefatura de la fuerza. Sobre las razones por las cuales Viana y Vilte bajaron en el puerto de Ushuaia, la jueza aclaró que fue por “cuestiones personales” y no por algún tipo de sanción o medida disciplinaria. En el caso de Vilte, quien vive en Mar del Plata, tuvo que viajar de urgencia a su provincia natal, Jujuy, porque se enteró que su madre estaba mal de salud. En el caso de Viana, dejó la nave porque tenía previsto viajar a Perú para asistir a un curso de instrucción, aunque finalmente se quedó en el país. Más allá de los motivos, los dos son considerados sobrevivientes del ARA San Juan.