Durante las elecciones de octubre, Cambiemos usó a la política como ariete de su campaña, antagonizando con Cristina Fernández de Kirchner. Escapó a la discusión económica e instaló la antinomia corrupción versus supuesta nueva forma de hacer política. “El affaire Triaca pone en cuestión todo lo anterior –señala Bacman–. Pero, atención, que antecedentes similares en el seno del gabinete nacional había de sobra: el propio presidente y la controversial quiebra del Correo Argentino, el blanqueo de su familia y los vínculos con las constructoras familiares. Estaba también el secretario de Comercio y su relación de parentesco con el CEO de La Anónima, el ministro de energía y su relación con la petrolera holandesa Shell y hasta de el ministro de agroindustria, hasta hace pocos meses presidente de la Sociedad Rural. En tal sentido los datos de esta encuesta se convierten en una demostración empírica al respecto: baja confianza en el gobierno y también baja la imagen del gabinete nacional, donde la aprobación apenas redondea un 32 por ciento. Lo que sucede es que el affaire Triacca posee ribetes mucho más evidentes. Empleada en negro, sueldo en un sindicato intervenido por el propio ministro y maltrato evidenciado en el audio, con insultos incluidos. La respuesta de los argentinos es lapidaria: Jorge Triaca tiene una aprobación de 20,2 por ciento y para casi el 67 por ciento de los argentinos el affaire ha sido tan importante que debería renunciar a su cargo”.