El criterio de acción directa policial que impulsa el Gobierno volvió a escena ayer, de la mano de los dos ministerios de Seguridad, el de la Nación y el de la Ciudad. Respecto al de Nación, no se trata de declaraciones de Patricia Bullrich, sino repercusión de sus afirmaciones: “No es una acción de legítima defensa, sino una acción de cumplimiento de los deberes de funcionario público”, había asegurado la ministra respecto a Luis Chocobar. Pero los instructivos que reciben los policías indican todo lo contrario de lo que ejecutó el policía procesado. Por otro lado, el ministro porteño, Martín Ocampo, salió a estrechar filas con la policía de dedo sensible. Además, para destacar de sus afirmaciones, dijo que “hemos detectado que la mayor presencia en la calle de la Policía de la Ciudad hace que haya más enfrentamientos con los delincuentes, cuando antes hubiésemos hablado de que se robaron una joyería y se escaparon. La presencia policial empieza a dar resultados”. Hablando de resultados, la jueza que recibió dos disparos se encontraba en buen estado, mientras que el empleado judicial también herido, se recuperaba de una intervención quirúrgica. Nada. Es la nueva vieja policía con sus nuevos viejos recursos que se habían logrado limitar.

El martes, por la mañana, Bullrich había declarado en Radio Con Vos que el manual instructivo seguido por los policías indicaba que Chocobar actuó como debía actuar. “La defensa va a plantear una cosa muy concreta: no es legítima defensa, es cumplimiento del deber de funcionario público”, sostuvo Bullrich. 

Tal como informó el sitio Chequeado.com, el citado manual del ministerio, “Defensa Policial”, cita varios puntos en los que se especifica en qué consiste la acción policial al enfrentar a una persona armada con un cuchillo. En el instructivo se establecen cuatro medidas que debe adoptar el policía cuando es agredido, con lo que desde el inicio, la afirmación de Bullrich no es aplicable. En ningún momento surge del video difundido ni de la resolución judicial que Pablo Kukoc haya atacado con el cuchillo al policía. De hecho, antes que intervenga Chocobar, el turista había sido asaltado, herido, abandonado, Kukoc era perseguido por tres hombres, dos en moto y uno a pie. Lograron encerrarlo y que devolviera la cámara robada, y recién entonces apareció Chocobar. Con su aparición, tal como relataron los testigos, Kukoc echó a correr y hasta que recibió los impactos le llevaba una ventaja de unos 15 metros a Chocobar.

Según se puede apreciar en el video, en el momento en que recibe los disparos no había intentado darse vuelta sino que corría con el cuerpo casi agazapado, presumiblemente para evitar los disparos que Chocobar ya debía venir efectuando. Un médico policial había afirmado que los disparos del policía no fueron “a matar” por la localización de la cintura de los impactos a la altura de la cintura o más abajo. Pero no menciona que en realidad, del arma de Chocobar faltaban nueve balas, con lo que siete al menos fueron disparadas. Es decir, no se sabe dónde apuntaba, mucho menos si como él mismo señaló en su declaración y lo que se ve en el video, efectuó los disparos con una mano y no como señala el instructivo, con las dos.

El instructivo señala varias medidas para cumplir: 

  • Distancia mínima de 6 metros del agresor empuñando su arma de fuego; en caso de no poder controlar esa distancia, usar armas no letales, como el bastón rígido o el gas pimienta (del que tanta utilidad encontró la Policía de la Ciudad), para equiparar un posible ataque; en caso de no tener armas letales, se sugiere buscar cualquier elemento para interponer con el agresor, como una silla o una mesa; y recién como última instancia la defensa física. 

Pero Chocobar estaba a más de 6 metros y utilizó el arma de fuego, que no es recomendada por el instructivo. Tampoco puede haberse interpretado que utilizaría el cuchillo contra otra persona, ya que el arma la llevaba en el bolsillo y en toda su carrera no la extrajo.

Por su parte, el titular de Seguridad de la Ciudad, Martín Ocampo, sostuvo ayer que los asaltantes “Con la intervención de la Policía se pudo conjurar el hecho porque el robo no se terminó de consumar ya que se recuperaron las pertenencias sustraídas”, indicó. Como en el caso de Chocobar, quedaron claras las jerarquías. Primero perseguir y recuperar, después pensar en los daños colaterales. De hecho, Ocampo reconoció el entorno en que se desarrolló el tiroteo, aunque no refiriéndose a los riesgos que corría la gente sino a los motivos por los que se había escapado uno de los prófugos: 

“El centro de la Ciudad es muy transitado y posiblemente éste haya sido un mecanismo que usó para evadir a la Policía”, señaló. Después vino lo de la mayor presencia policial que provoca mayor virulencia de los asaltantes. “Empieza a dar resultados”, aseguró.

El ex ministro de Seguridad bonaerense y ex camarista León Arslanian salió al cruce del modelo Chocobar: “Esto que anuncia Patricia Bullrich sobre el cambio de doctrina tiene que ver con que la policía ya no tiene límites. Es un pasado que ya hemos vivido”, consideró en diálogo con AM750. Planteó que, en contra de lo esgrimido por el Gobierno, “la policía recupera el estima y el orgullo cuando es de alta eficacia en la acción y respetuosa de la ley”. Añadió que las fuerzas de seguridad deben hacer uso de la fuerza “de la manera en que la marcan todas las legislaciones del mundo”, por lo que deben tener “muy claramente regulada su función, sobre todo ante el uso de armas letales. “En la legítima defensa lo que se necesita es que haya una necesidad racional para impedir o repeler la agresión”, definió Arslanian y dijo que la propuesta de Bullrich de no excluir la figura de la legítima defensa del Código Penal para las fuerzas de seguridad “no es propia de un Estado de Derecho”.

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