Juan Carlos Reveco no pudo dar ese plus que necesitaba para volver a ser campeón del mundo. Su boxeo fino, fuerte y determinado resultó insuficiente. El filipino Donnie Nietes hizo valer su mayor estatura y su superior alcance de brazos. Pero sobre todo su gran capacidad para manejar estratégicamente la pelea. Cuando tuvo la oportunidad de definir, definió. Y retuvo el título de los moscas de la Federación: tras conmover al mendocino con una derecha cruzada en el penúltimo golpe del 6° round, en el 7° lo derribó y obligó al árbitro Eddie Hernández a decretar el nocaut técnico, al mismo tiempo que su rincón lanzaba la toalla en señal de abandono, a los 53 segundos del asalto.

Es posible que Reveco haya dado el domingo por la madrugada sobre el ring del Forum de Inglewood (California), el último show de su carrera profesional. A los 34 años, con un record de 39 triunfos (19 antes del límite), 4 derrotas y 18 peleas por títulos mundiales interinos y regulares, no mucho más le queda por hacer en el boxeo de paga de alto nivel. Pero en verdad, nadie sabe lo que va a hacer con su futuro. Después de la dura derrota, Reveco no pudo hacer declaraciones: desde el cuadrilátero, fue llevado a un hospital y sometido a una exhaustiva revisación, según los protocolos médicos de la Comisión Atlética del estado de California para los casos de nocaut.

Al momento de la resolución, Reveco (50,802 kg) estaba 4 puntos por debajo de Nietes (50,620 kg) en dos tarjetas y 6 en la restante. Señal de que la pelea le venía complicada. Sólo en la 4° vuelta, pudo achicar la distancia y conectar su celebrado gancho de izquierda a los planos bajos y la misma mano cruzada a la cabeza. Antes y después, sus golpes se quedaron cortos y el filipino le marcó el ritmo con su izquierda recta. Nada hacía prever una definición tan explosiva. Pero sucedió. Cuando Nietes apuró la marcha, se quedó sin argumentos.

Sería una pena que por razones económicas o para satisfacer su orgullo deportivo, Reveco se convierta en un probador de figuras en ascenso o siga peleando por bolsas insuficientes. Ya ha dado lo mejor de sí. Y tiene su capítulo en la gloriosa historia del boxeo argentino. Depende de él no mancharlo después de la última derrota.