Si todo preso es político, Facundo Jones Huala es un preso al cuadrado. O al menos así es como se percibe a sí mismo, a pocas horas del inicio del segundo juicio de extradición a Chile. “Este es un juicio político, para nosotros es una tribuna, no hablo por mí sino como parte de un movimiento en el cual puedo llegar a postergar mis posturas personales ante un posicionamiento colectivo. Por eso, pase lo que pase, esto ya es una victoria política”, dice el lonko de la comunidad en Resistencia de Cushamen, en Chubut, donde el 1 de agosto desapareció Santiago Maldonado durante la represión a una acción que exigía su liberación, cuando llevaba un mes de su segunda detención. Desde la cárcel, en diálogo con PáginaI12, se pregunta: “Si somos delincuentes comunes para qué tanto despliegue, más grande que lo de Rosario por Los Monos, siendo que no somos narcos ni tenemos muertos en nuestro haber, nos persiguen por piedrazos y me acusan de destruir una propiedad pero nuestras demandas están tan dentro de la ley que tienen rango constitucional”. 

Para el líder político y espiritual de la Pu Lof ocupada en territorio que se adjudica el magnate Luciano Benetton, “salga lo que salga, somos el pueblo mapuche confrontando a un poder capitalista que tiene miedo, más allá de un sabotaje, porque nos estamos volviendo a construir y podemos influir en otros pueblos y sectores sociales”. A su criterio, el juicio es una “persecución política de ambos estados” argentino y chileno porque “sin respeto de garantías jurídicas ni del debido proceso, todo armado en base a un grotesco de inteligencia”. En este punto menciona que “al no tener pruebas usan a traidores, como el mapuche que fue torturado y obligado a trabajar para ellos, Raúl Castro Antipán, que respondía a un jefe policial, y realizó atentados para echarle la culpa a las comunidades”.

Facundo Jones Huala pasó parte de su día conversando con los profesores de la Unidad Penitenciaria 14 de Esquel. “Es para despejarme un rato, no me interesa mucho la escuela, voy porque son amigos”, dice. PáginaI12 le pregunta cómo afronta este segundo juicio desde lo espiritual. “Sigo firme frente al enemigo, no me van a doblegar los poderosos. A pesar de los achaques físicos, y de cualquier altibajo de ánimo, no hay nada que nos pueda quebrar. Decimos la verdad y nuestra lucha es digna, no vamos a andar reculando ahora”. Jones Huala, a los 31 años, tiene problemas de riñones y vesícula, a veces no puede caminar por el dolor de espalda. “Tengo mis remedios que me manda la machi. Si ando mal me la banco, no quiero pedirle ayuda a esta gente, sólo consulto a algún médico si viene con los organismos de derechos humanos. No confío en el sistema, como pasó con lo de Santiago que un médico filtró la foto, no puedo confiar que me saquen una muestra de sangre y aparezco acusado de cualquier hecho”, cuenta. 

–¿Se va a declarar inocente?

–No tuve nada que ver con los hechos ocurridos en Pisue Pisue, pero sé que hubo desalojos y detenidos en hechos de violencia muy graves por parte del Estado. Si ellos reaccionaron fue después de haberlo ocupado en forma pacífica. Desde chico participé de acciones de resistencia, he combatido y lo digo con mucho orgullo, por eso me animo a decir que no todas las acciones de resistencia son los servicios, a nosotros no nos financia nadie, nuestra gente casi sin comer, sin ropas, enfrenta al poder, y aún así se burlan de ellos. Ya nos estaban investigando desde la inteligencia chilena, tengo familia deportada por participar de manifestaciones contra centrales hidroeléctricas, nosotros militamos nuestro ser mapuche.

–¿Puede haber violencia mañana como dijo el gobernador Weretilneck?

–El que nada hace nada teme, si temen por algo será. El juicio pasado se dio con total tranquilidad en las inmediaciones donde se desarrolló, a pesar de los francotiradores y los drones. 

–¿Cree que este segundo juicio se caerá como el primero?

–Eso depende en gran medida de los distintos tipos de movilización del pueblo y de las comunidades mapuche, de los compañeros de distintas tendencias. Más que de la cantidad, depende de la profundidad de las posiciones políticas, hay comunidades mapuche que no podrán llegar pero seguro se van a movilizar en otros lados, durante el juicio pasado hubo gente que hizo barricadas. Los procesos de masas no sólo se hacen con marchas o paros, hay otras tácticas. Este movimiento contempla a varias generaciones, hemos colocado en la agenda política al conflicto mapuche, es un movimiento político que crece. Agradezco el apoyo de todos los sectores pero sigue habiendo una dosis de paternalismo. 

–¿Usted pide un acompañamiento sin bajada de línea?

–Claro. Hay servicios, sí, pero no todos son servicios como tampoco son todos los mapuche. Hay que tener la cabeza más fría al analizar este fenómeno, que a pesar de tener similitudes con otros procesos anticolonialistas y de liberación nacional que se han dado en la historia,  también tiene características propias.

–Si la RAM existe ¿por qué no aparece un líder visible o un comunicado?

–Comunicados hay pero se los niega. Obviamente hay situaciones creadas por los servicios de inteligencia, como cuando cortaban la ruta policías de civil encapuchados, apedreaban autos de civil y nos echaban la culpa a nosotros. Las acciones mapuche se reivindican y van siempre contra cuestiones materiales, hay una línea ética que respeta la vida de las personas. La RAM es parte del Movimiento Autónomo del Puel Mapu, que dentro suyo también tiene acuerdos y diferencias. No podríamos negarla aunque algunos sean críticos con sus acciones. Los peñi y los lamien involucrados en dicho proceso por algo protegen a sus comunidades, no van a estar diciendo que son ellos para mandarse en cana. Su línea es sabotear a determinados objetivos del capitalismo, no atacan cualquier cosa.

–¿Aumentó la criminalización hacia ustedes?

–No, fuimos reprimidos con el todos los gobiernos, antes que exista la RAM, somos reprimidos ahora. Ahora llamamos la atención a mayor nivel, ya no nos matan con dos miliquitos rasos o tres puesteros borrachos, tienen que mandar fuerzas especiales. La gente se defiende con la autodefensa y las acciones más profundas de sabotaje. Es verdad que se usa como argumento para reprimir a diestra y siniestra, pero hay que dar la discusión. Antes los compañeros decían “no es tiempo porque ahora todos creen en el progresismo y hay compañeros en el gobierno, hay que darle oportunidad”, y a nosotros nos andaban tiroteando por todos lados. Ahora dicen que “no es tiempo porque sino le hacen el juego a la derecha”, y al final nunca es el tiempo. Y nosotros seguimos sufriendo la opresión, los desalojos y ya no más. 

–¿Cuál es su visión respecto a los asesinatos de Maldonado y Nahuel?

–Es lamentable que haya caído un compañero no mapuche que nos estaba apoyando. Sin faltar el respeto a su memoria, es triste que a nosotros nos matan y nos desaparecen y nadie dice nada. Pero como él era blanco y de clase media es que el caso tuvo repercusión. Fue un hecho tan grave que abrió todas las aristas para comprender el conflicto mapuche.