La actividad económica registró en diciembre un avance del 2 por ciento en la comparación interanual, con lo cual en 2017 acumuló un crecimiento del 2,8 por ciento. El sector de la construcción fue la principal tracción económica el año pasado, de la mano de las obras viales y otros emprendimientos públicos y privados. En cambio, el resto de la industria manufacturera quedó por debajo del promedio, mientras que el resultado del comercio exterior jugó en contra del crecimiento. El consumo masivo cayó, mientras que los servicios públicos quedaron estables. El avance en la cantidad de asalariados fue inferior al crecimiento económico. Por encima de la dinámica promedio quedó el blanqueo de monotributistas. De todas formas el empleo en relación a la población total quedó estable en relación a 2016 y por debajo de 2015. Por otro lado, el dato de crecimiento de diciembre confirma que no corresponde el pago Cupón atado al PBI.

  El Indec dio a conocer ayer el informe de actividad económica de diciembre, que completa el dato anual. El crecimiento interanual del 2 por ciento en diciembre es el más bajo desde abril del año pasado. Esa dinámica se explica en parte porque el último mes del 2016 mostró estabilidad frente a 2015, lo que brinda una base de comparación más alta para la actividad en 2017. Al contrario, los meses anteriores de 2016 fueron de fuertes caídas de la economía, que favorecieron la comparación de 2017. En efecto, el crecimiento el año pasado del 2,8 por ciento viene a recuperar la caída del 2,3 con la cual cerró la actividad económica en 2016 frente a 2015.

  Según los cálculos del Centro de Investigación y Formación de la Argentina, que depende de la CTA, en dos años de gestión de Cambiemos la economía muestra una situación de virtual estancamiento, con una suba del 0,1 por ciento. Para la consultora Ecolatina, el nivel de actividad se ubica un 0,5 por ciento por encima del 2015, aunque el PBI per cápita aún no supera el de ese año y se encuentra más de un 4 por ciento por debajo del pico de 2011. “El año pasado, el crecimiento estuvo explicado por la combinación de una política de ingresos expansiva, una política fiscal neutra y una política crediticia muy expansiva”, describió Martín Vauthier, economista de la consultora Eco Go. Sergio Chouza, de la Undav, destaca que “a pesar del crecimiento un cuarto de la economía se mantuvo en baja”.

El motor de la economía el año pasado fue el sector de la construcción, que creció en forma acumulada un 12,7 por ciento. Entre los insumos se destacó la suba de la venta de asfalto (74,6 por ciento), hierro redondo para hormigón (30,2), cemento portland (12,0) y placas de yeso (8,9). Los puestos de trabajo registrados en el sector de la construcción se ubicaron en diciembre en 418.456, un 12 por ciento por encima del mismo mes de 2016 y un 8,3 por ciento superior al dato del último mes de 2015.

A diferencia de la construcción, el resto de la industria manufacturera tuvo un desempeño pobre el año pasado. Registró un crecimiento del 1,8 por ciento en 2017, con lo cual quedó lejos de poder recuperar la baja del 4,6 por ciento que había experimentado en 2016. El sector con mejor rendimiento fue la siderurgia, con una suba del 9,2 frente a 2016 por el avance del 11,3 en el acero crudo. En segundo lugar se ubicó la metalmecánica, con una mejora del 8,5, también vinculada a la construcción, el agro y la energía. Los autos lo hicieron en un 5,4 por ciento. Todos los demás sectores industriales tuvieron un 2017 entre mediocre y malo. Alimentos y bebidas cayó 1,4 a raíz de las bajas de lácteos, molienda de cereales y oleaginosas y azúcar, mientras que el sector textil bajó 6,7 y el de tabaco, 4,7. Papel y cartón tuvo una merma de 0,2, refinación de petróleo cerró con una baja del 1,4 y sustancias y productos químicos se redujo en un 1 por ciento. En tanto, edición e impresión mejoró un 0,9 y caucho y plástico, 1,5.

  Junto a la construcción, quedaron por encima del promedio el sector agropecuario, con un incremento de 4,5 por ciento, la intermediación financiera (5 por ciento), las actividades inmobiliarias (3,1) y transporte y comunicaciones (2,7). En tanto, el comercio exterior el año pasado arrojó un déficit de 8471 millones de dólares, a partir de un crecimiento de las importaciones del 19,7 por ciento que superó con creces el alza de las exportaciones, que fue del orden del 0,9 por ciento. Para 2018 es espera un impacto positivo proveniente del crecimiento de la economía brasileña, aunque la incertidumbre financiera global y local junto a la sequía del campo juegan en contra de la actividad económica.