Betiana Cáceres es la mamá de Tomás, que tiene 3 años y el jueves no pudo empezar las clases porque es uno de los cerca de 14 mil niños y niñas de nivel inicial que se quedó afuera de la escuela pública. El nivel inicial es el más afectado por la falta de vacantes y del año pasado a este se incrementó la cifra en un 42 por ciento porque faltan escuelas y la demanda crece año tras año. Tanto Betiana como su pareja “hacen malabares” para organizar el cuidado de Tomás y poder cumplir con sus obligaciones.

–¿Tomás no pudo empezar el jardín el jueves?

–No, sigue en lista de espera en el Mariano Acosta, que es el colegio que elegimos para que vaya.

–¿Se va a quedar sin ir al colegio este año?

–Aparentemente sí, porque no tenemos ninguna respuesta del gobierno sobre la vacante de Tomás y no tenemos recursos para pagar una escuela privada. Tanto mi pareja como yo trabajamos pero no podemos afrontar ese gasto y además queremos que se eduque en una escuela pública.

–¿Cuándo inscribió a su hijo?

–En octubre del año pasado mediante la inscripción online. En noviembre supimos por el sistema que no tenía vacante y estaba en lista de espera.

–¿Y qué hicieron entonces?

–Hicimos el reclamo online y fuimos a la escuela que era nuestra primera opción y pudimos ver la lista y saber que estaba en 7° lugar. Sabemos que no todas las familias pudieron acceder a esa información. Tomás está anotado para ingresar a escuelas normales que dependen de la Dirección de formación docente. Es diferente a los jardines de distrito que dependen de la dirección de nivel inicial. Los caminos de reclamo son algo distintos. Entre noviembre y diciembre también hicimos el reclamo en la supervisión y en el Ministerio de Educación. También en el Ministerio Público de la Defensa.

–¿Y cómo supieron lo que tenían que hacer?

–Gracias a La Vacante es un Derecho, participamos en las mateadas que organizaron y así nos orientaron en qué ir haciendo.

–¿Y cuál es la respuesta que les dan?

–Que no hay vacantes pero que tienen los casos en consideración para cuando se libere alguna. Esa es la historia, hacer esos reclamos es un insumo de tiempo y energía. Como familia decidimos ponerle el cuerpo, pero no es fácil y no debería tener ese costo querer ejercer un derecho.