Desde San Salvador de Jujuy

Oscar Gustavo Fernández es abogado, testigo de la querella de Gerardo Morales. Es la persona que fue a pedir patrulleros a la comisaría el día de la protesta.  

–¿Usted vio a Morales atemorizado? - preguntó Paula Alvarez Carrera, abogada de Milagro.

–No -dijo–. Lo vi enojado.

–¿Usted cómo fue a participar?

–Era parte del IPP, organización que diseña políticas públicas, lo integraba el partido radical y personas independientes.

–¿Sabe quién financia la organización?

–No sé.

–¿Usted trabajaba ahí?

–Si. Era asesor.

–¿De dónde provenían sus ingresos? ¿Quién le pagaba?

–No sé. ¡¡¿Y el suyo de dónde proviene??! –dijo el asesor.

La sala chilló. Alvarez Carreras se quedó muda. Y hasta el presidente del TOF, Mario Juárez Almaraz, siempre listo con tono de patrón de estancia, tuvo que pararlo. 

  Ayer, la jornada terminó cerca de las nueve de la noche. Para hoy estaban previstos los alegatos y la sentencia. Pero una decisión del tribunal puso en alerta a los abogados de Milagro Sala. El martes, la defensa presentó un informe de Nosis que dice que el testigo Cochinillo René Arellano trabaja desde septiembre en la gobernación de Jujuy. Se trata del único testigo de prueba contra Milagro Sala. Dice que ella organizó la protesta contra el gobernador Gerardo Morales en una reunión en su casa de la que participó con su esposa. En la audiencia le preguntaron dos veces dónde trabaja. Dijo que en una cooperativa. La defensa presentó el Nosis como prueba de que el testigo principal de la acusación contra la líder de la Tupac miente. El TOF dio lugar a la prueba, pero decidió pedir los papeles certificados al gobierno de la provincia y otorgó 48 horas de plazo. Si esos papeles no llegan, no hay sentencia. La defensa dijo que necesitan que el juicio finalice, porque un día más tarde comienza el juicio contravencional contra Milagro Sala. Y luego comienza la feria. El TOF pidió, entonces, que desistan de la prueba. “El oficio todavía no fue contestado por el gobierno, y es un dato que para nosotros evidencia que no se quiere terminar con el juicio. Milagro Sala que vino y dio la cara. Queremos terminar mañana”, dijeron los abogados. 

Fernández fue el segundo testigo de ayer. ¿Vio a Milagro Sala ahí? ¿Vio remeras de la Tupac entre la gente? Fernández respondió que no, como todos los testigos. 

Alvarez Carreras preguntó si la conferencia interrumpida por la manifestación pudo hacerse. El hombre dijo que sí. 

–¿Usted es afiliado al partido radical? –continuó la abogada.

–Si -declaró el abogado.

Cuando el resto de las partes concluyó la ronda de preguntas, Alvarez Carreras volvió a prender el micrófono. 

–Fernández ¿tiene y en todo caso, cuál es, su vínculo familiar con Morales?

–Soy ex cuñado -expresó.

Hasta entonces, el presidente del TOF, en el juramento a los testigos, preguntaba si eran amigos, enemigos, deudor o acreedor o tenían un interés en el resultado del juicio. La pregunta se refería sólo a los acusados y omitía una de las partes, el gobernador Gerardo Morales. A partir de la declaración del abogado, Juárez Almaraz añadió la palabra “pariente” a las “generales de la ley”. Y a pedido del fiscal Domingo Batule, agregó a Morales en el ritual de juramento. En el juicio, la mayor parte de los testigos que declaran son radicales, diputados, funcionarios, o empleados del gobierno, de la policía, amigos o parientes del gobernador.

  La audiencia había comenzado con el testimonio de Julio Oscar Basualdo, gerente una concesionaria Fiat de Salta, donde Graciela López compró un auto con Milagro de garante. Pese a que ambas dijeron desde el primer día que son amigas hace más de treinta años, los fiscales buscaron algún tipo de prueba subrepticia. ¿Puede decirnos cuántas veces Milagro Sala salió de garante?, preguntó Federico Surueta. 

¿Puede decirnos si la Tupac Amaru compró autos? ¿Puede decirnos si Milagro Sala compró? También declaró Albertina Ríos, la señora a cargo del “coffe” de la conferencia en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas. Dijo que era empleada del presidente del HCD, Juan Carlos Abud. Que vio a los manifestantes desde un balcón interior del edificio. No pudo decir qué tipo gritos oyó. Pero dijo que Graciela López usó el teléfono para convocar a la gente. 

–¿Usted la escuchó? –preguntó Batule.

–No.

Josefina Agustoni aún trabaja en el Pago Fácil del Centro Profesional. El 16 de agosto de 2009 cruzó el hall para hacerse un té cuando se topó con los visitantes. “Tiraron huevos y me escondí atrás del contador Morales”, dijo. Y dijo ver a una mujer gordita “intercambiar” palabras con el contador. Que el contador les dijo: ¡Ustedes son unos delincuentes! ¿De dónde vienen? Que los otros respondieron: “no te metas con nosotros”. Que un hombre gritó “afuera te voy a pegar un tiro”. Y cuando le preguntaron si creyó que la mujer dirigía a la gente, dijo que no: “Ella discutía con el contador, pero no recuerdo que arrojara nada. Sí tengo claro que el grupo que entró arrojaba cajas y huevos y si me acuerdo verla discutir”. También dijo que una de las personas de Morales, con la cara llena de pocitos, “me pegó una gritoneada y me dijo que si no le daba mi teléfono (con el que había hecho imágenes) obstruía a la justicia”.

El hombre de los pocitos era el abogado Fernández. El mismo que gritoneó a la abogada de Milagro Sala. Fernández habló de modus operandi. De camionetas estacionadas en la puerta. Dijo que Graciela dirigió toda la protesta. Cuando le preguntaron cómo lo notó, no pudo explicarlo. 

Milagro Sala no dejo de escribir en un cuaderno durante toda la audiencia. Recoge aquello que entiende necesario todavía decir para su alegato.