Fue una de esas tragedias que combinan de manera fatal el desastre natural –un diluvio como pocos– con las responsabilidades humanas: las obras hídricas que sucesivos gobiernos no hicieron.
Los vecinos hicieron ruido, una gran fogata y corte total de tránsito. Hubo cantitos contra la reforma, críticas a Macri y un estado asambleario que recordaba el 2001.
Faltaban muchos años para que los asesinatos de mujeres por el hecho de serlo tuvieran un nombre, salieran de la invisibilidad social.