La pelota parada, la pelota liviana, la pelota que viborea. Mucho se habló de las dificultades que iban a tener los arqueros a lo largo de esta Copa del Mundo. Sin embargo, si hubo un puesto en el que se pueden rescatar actuaciones destacadas fue bajo los tres palos. A diferencia de lo que ocurrió en otras posiciones como mediocampistas ofensivos o delanteros, donde grandes estrellas no brillaron como se esperaba o a la altura de sus antecedentes, en el arco hubo protagonistas muy destacados, vitales en el avance de sus equipos. Y hasta Fabien Barthez, el arquero francés, pese a sus errores casi habituales y los rebotes que entregó ayer, se puede dar el lujo de sostener su valla con apenas dos tantos. Y Ricardo se transformó en una figura fundamental para que Portugal accediera a la semifinal por segunda vez en su historia y ayer sólo pudo ser batido con el preciso penal –alcanzó a rozar la pelota– que le convirtió Zidane.

El caso paradigmático sobre los arqueros determinantes en las campañas de las selecciones es el del italiano Gianluigi Buffon, pieza clave en la Italia finalista y el mejor guardavalla del certamen. El hombre de la Juventus recibió apenas un gol en los seis partidos que disputó, con actuaciones clave como ante la República Checa y Ucrania. Incluso, en la semifinal ante Alemania, si bien no tuvo gran participación, resolvió con solvencia una media vuelta y un mano a mano ante Podolski. Fue héroe de Italia, pese a no tener el protagonismo que significa una definición por penales.

Precisamente en la semifinal del martes en Dortmund se dio uno de los duelos más importantes entre los número uno. Es que frente a Buffon estuvo Jens Lehman, el guardavalla alemán que depositó a su equipo en esa instancia al detener dos penales en la serie ante Argentina. Postergando nada menos que a Oliver Kahn, mejor arquero del Mundial 2002, el jugador del Arsenal completó un muy buen torneo y consiguió acallar la polémica por la suplencia del hombre de Bayern Munich.

A otra figura de la Copa del Mundo se la puede buscar en el arco de Portugal. Confirmando su fama en los penales, Ricardo tuvo una nueva actuación consagratoria ante Inglaterra, deteniendo tres tiros en la definición por penales. Ya había sido héroe en la Eurocopa cuando atajó el tiro decisivo de la serie sin guantes, para luego convertir el propio. La salvedad en la enumeración podría ser Barthez, una incógnita ante cada pelota que cae en el área de Francia, pero en definitiva efectivo, con sólo dos goles recibidos y con su equipo en la final.

Claro que varios otros arqueros cuyos equipos resultaron eliminados pronto también dejaron una muy buena impresión. Tal el caso del sueco Andreas Isaksson, verdadero responsable de que su selección no se fuese goleada en los octavos de final ante Alemania. A pesar de los dos goles rápidos que le convirtieron, el sueco significó el jugador más destacado de su equipo. Lo de Pascal Zuberbühler también fue muy meritorio y, a la vez, llamativo. Es que el arquero suizo se retiró eliminado de la competencia en los octavos de final, sin haber recibido un solo gol en contra.

Roberto Abbondanzieri y Edwin Van der Sar marcaron su buen momento en el certamen, aun cuando sus equipos no llegaron tan lejos como se esperaba. Y entre las revelaciones se puede encontrar al ghanés Richard Kingston. Tal vez dos que hayan quedado en deuda, aunque no resultaron determinantes para la eliminación de sus equipos, hayan sido Iker Casillas y Paul Robinson. El español no actuó a la altura de sus antecedentes y se fue del torneo sin poder exhibir sus reconocidas cualidades. El inglés nunca terminó de dar seguridad.