Los mitos son poderosos y no son pocos los investigadores que los revisan y los ponen en duda. En diálogos anteriores, charlamos sobre la supuesta ausencia de negros en Argentina, sobre los gauchos como personajes casi ficcionales, sobre los argentinos como descendientes de los barcos (y no de los indios). Esta vez es el turno de la “Argentina rural”. Qué mejor, para ello, que conversar con Elena María Abraham, geógrafa, investigadora independiente de Conicet, directora del Ladyot (Laboratorio de Desertificación y Ordenamiento Territorial) y directora a cargo del Iadiza (Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Aridas). Según asegura, lo que siempre la motivó a lo largo de su extensa carrera (más de 200 publicaciones científicas, múltiples presentaciones y organizaciones de congresos y cursos dictados en el país y en el extranjero) fue la convicción de que los conocimientos científicos, lejos de quedar reducidos al ámbito de la Academia, deberían traducirse en mejoras concretas para la sociedad. Es por eso que se ha centrado en el desarrollo de marcos conceptuales destinados a demostrar la gravedad de la desertificación como problema a escala no sólo global, sino también nacional. Es considerada referente en América latina y el Caribe e integra el grupo de 25 expertos de alto nivel encargados de revisar el funcionamiento del Comité de Ciencia y Técnica de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía (Unccd).