La llegada de aerolíneas de bajo costo (low cost) o la reconversión de las existentes en el país a ese esquema de negocio será una competencia desleal para las compañías tradicionales y especialmente para la línea de bandera. Esta semana la firma Latam anunció que comenzará a ofrecer en la Argentina a partir del año próximo destinos de cabotaje a bajo costo, y adelantó que los precios podrían ser un 20 por ciento inferiores a los que existen actualmente en el mercado. El anuncio de Latam –fusión de la chilena LAN y la brasileña TAM– se suma al de la suiza Flybondi, la pionera en esta nueva etapa del negocio aerocomercial argentino, y a las promesas de incorporación de Norwegian y Avianca. No sólo se verá afectado el negocio de Aerolíneas Argentinas, si no aplica una práctica similar, sino que conllevará a una flexibilización de las condiciones para todos los trabajadores de la actividad aeronáutica. El principal costo que suelen reducir este tipo de empresas es el laboral. De hecho, los pilotos de Latam continúan en conflicto con las empresas y paros sorpresivos de 15 días aprobados en asamblea por incumplimientos en los convenios colectivos de trabajo.
  Bajo el argumento de una supuesta demanda insatisfecha, comenzaron a pulular este tipo de empresas a la espera de poder desembarcar en un mercado aerocomercial cada vez más desregulado. Lo cierto es que el negocio aerocomercial se contrajo, como otros, por la fuerte caída del poder adquisitivo. La presidenta de AA, Isela Costantini, sostuvo que no se verá afectada la operatoria de la línea de bandera, pero pidió que haya igualdad de oportunidades, en referencia a la posibilidad que tendrán las empresas de low cost de pagar tasas aeroportuarias por utilizar terminales alternativas. 
  “El impacto va a ser total, debido a que las líneas low cost, como Flybondi, van a operar las mismas rutas que Aerolíneas y con los mismos tipos de aviones pero una estructura de costos menor. No hay un solo caso en el mundo donde no haya generado algún impacto a las otras aerolíneas”, explicó a PáginaI12 el titular del Instituto de Investigación y Desarrollo del Transporte Aéreo (Indetra) y ex presidente del Orsna hasta el año pasado, Gustavo Lipovich. El ex funcionario sostuvo que, si bien no es el único, el principal costo que suelen reducir este tipo de empresas es el salarial, a partir de desconocer los convenios colectivos, hacer negociaciones individuales con el personal y tercerizar buena parte de las tareas, para lo cual las empresas tradicionales suelen armar una unidad de negocio paralela. 
  El esquema de negocios de las líneas low cost no es ofrecer la misma prestación más barata, sino una parecida, en la que se quitan algunos servicios que se pagan como adicionales, en algunos casos –sumando todo– equiparando el precio en una aerolínea tradicional. Por caso, suele cobrarse el equipaje que no sea de mano, no se ofrece servicio a bordo sino que se venden en el vuelo, el transporte a la pista y entre terminales no está incluido y se acepta publicidad en las aeronaves. En el tema comercial, estas empresas ofrecen de manera directa los pasajes en sus páginas web para evitar el costo de intermediación y de mantener puntos de venta. 
  En el caso del mantenimiento, las empresas homogenizan la flota para que el mantenimiento y la capacitación sean los mismos y los repuestos se compren por cantidad. También suelen utilizar aeropuertos militares o deportivos, los cuales pagan tasas más baratas porque no ofrecen los mismos servicios. “Una práctica habitual es también cargar el combustible justo y necesario para los vuelos, ya que si se carga de más genera un mayor consumo. Por eso hay tantos casos de aterrizaje de apuro de estas empresas por falta de combustible”, explicó Lipovich. “La flexibilización laboral que apliquen estas empresas llevará a que los trabajadores elijan a Aerolíneas Argentinas, por las mejores condiciones, pero en simultáneo, la línea de bandera verá reducido su negocio y es probable que termine por aplicar una modelo similar para bajar sus costos operativos”, concluyó el director de Indetra.