Vie 13.06.2014

EL MUNDO  › BRASIL Y CHILE INTERCAMBIAN INFORMACION DEL PERIODO REPRESIVO

Un acuerdo sobre derechos humanos

El convenio bilateral busca ayudar a esclarecer los delitos de lesa humanidad ocurridos durante las dictaduras del Cono Sur. En Brasil, el intercambio servirá como apoyo a las actividades de la Comisión Nacional de la Verdad.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y su par chilena, Michelle Bachelet, aprobaron ayer un acuerdo para intercambiar información sobre delitos de lesa humanidad durante las dictaduras militares. Las dos jefas de Estado fueron víctimas de prisión y tortura en ese período. El acuerdo busca ayudar al “esclarecimiento de graves violaciones a los derechos humanos, ocurridas durante las dictaduras que asolaron a ambos países”, señaló el documento divulgado por la Cancillería brasileña. Rousseff recibió a Bachelet en el palacio presidencial de Planalto en la capital, poco antes de viajar a San Pablo, donde ambas participaron de la apertura de la Copa del Mundo que enfrentó a Brasil y Croacia.

El convenio coincide con los 50 años del golpe que dio origen a 21 años de dictadura en Brasil (1964-1985) y los trabajos de una Comisión de la Verdad que debe concluir la investigación de ese período a fines de este año. Brasil es el único país del Cono Sur que no ha juzgado a los represores, amparados por una ley de amnistía.

Ambos gobiernos resaltaron “la histórica cooperación en materia de esclarecimiento de casos de desaparición forzada de personas y otras graves violaciones a los derechos humanos”. También indicaron que el acuerdo se articula con los trabajos que ambas partes desarrollan en el ámbito del Mercosur, en particular en el marco del Grupo Técnico para la obtención de datos y relevamiento de archivos de las coordinaciones represivas del Cono Sur. Los gobiernos promoverán y fomentarán la cooperación entre las instituciones de ambos países que conserven archivos relativos al tema, con el propósito de “contribuir en el proceso de reconstrucción histórica de la memoria, la verdad y la justicia”.

Ese intercambio de informaciones es significativo, ya que las dictaduras de la región colaboraron en la represión a los disidentes políticos de otros países, en el llamado Plan Cóndor. Además “hubo muchos brasileños que se exiliaron en Chile y que tras el golpe de 1973 fueron mantenidos presos en el Estadio Nacional; hubo torturadores brasileños que fueron enviados para capturar a esos brasileños que habían encontrado refugio en mi país”, había explicado el canciller chileno, Heraldo Muñoz, en abril, durante una visita a Brasil.

El uso compartido de documentos, en caso de que sea requerido, podrá tener carácter confidencial. Será establecida también una Comisión Técnica Mixta, que tendrá a cargo la interpretación, el seguimiento, la evaluación y la administración de todas las gestiones que se lleven a cabo entre las partes. En Brasil, el acuerdo servirá como apoyo a las actividades de la Comisión Nacional de la Verdad. De hecho, diplomáticos chilenos explicaron que su país tiene datos sobre brasileños que fueron secuestrados en los primeros días del golpe que derrocó al presidente Salvador Allende, el 11 de septiembre de 1973.

El convenio fue firmado por los cancilleres de Chile, Heraldo Muñoz, y de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo, en presencia de Rou-sseff y Bachelet, quienes fueron perseguidas por las dictaduras de sus países. Rousseff, ex guerrillera en la dictadura, fue enviada a la cárcel y torturada. Bachelet, socialista e hija de un piloto de la fuerza aérea –leal al presidente Allende– que falleció tras torturas luego del golpe de Estado del general Augusto Pinochet, permaneció detenida en un centro de torturas. En Brasil gobernaron regímenes militares entre 1964 y 1985, mientras que Chile vivió bajo la dictadura del general Augusto Pinochet de 1973 a 1990.

En un clima pre-Mundial, Rousseff llevaba una camiseta verde con los colores de Brasil. Las dos presidentas se reunieron brevemente y no hablaron con la prensa. En la reunión fueron tratadas cuestiones vinculadas con la cooperación energética, la integración física, el comercio y las inversiones, además de temas regionales y multilaterales.

Durante la visita de Bachelet, la Confederación Nacional de la Industria brasileña y la Sociedad de Fomento Fabril chilena suscribieron un acuerdo para impulsar proyectos que amplíen la relación comercial, mejoren las infraestructuras y reduzcan los costos del transporte. Los empresarios brasileños declararon interés en la Alianza del Pacífico, que une a Chile, Colombia, México y Perú, y pidieron participar como observadores en su próxima reunión empresarial.

Luego de la reunión, las dos mandatarias se trasladaron a San Pablo para ver jugar a la selección local.

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