Sáb 09.07.2016

EL MUNDO  › MATAN A CINCO AGENTES BLANCOS EN UNA MARCHA POR LA VIOLENCIA INSTITUCIONAL EN EE.UU.

Venganza contra el gatillo fácil

Tras la masacre de policías, el agresor, un veterano negro de Afganistán de 25 años sin antecedentes penales ni vínculos conocidos con organizaciones terroristas, fue abatido por un robot cargado de explosivos luego de atrincherarse en un garaje de la zona.

› Por Nicolás Lantos

Página/12 En Estados Unidos

Desde Washington, DC

La tensión racial en Estados Unidos alcanzó un punto de quiebre ayer cuando un francotirador negro abrió fuego sobre uniformados blancos durante un protesta contra la violencia institucional en la ciudad de Dallas. El francotirador, que mató a cinco policías y baleó a otros siete agentes y dos civiles, dijo antes de morir que el ataque era en venganza por dos episodios de gatillo fácil policial esta semana en contra de hombres negros que fueron captados en video y cuya difusión causó una conmoción social. Aunque en un primer momento las autoridades indicaron que había otros responsables, ayer por la tarde se trabajaba en la hipótesis de que se trató de un tirador solitario, quien fue identificado como Micah Xavier Johnson de 25 años. La matanza constituye la agresión más grave contra fuerzas de seguridad de este país desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Desde Polonia, adonde asistió a una cumbre de la OTAN, el president Barack Obama dijo que “no hay justificación posible” para el ataque contra los policías de Dallas. “Ellos estaban cumpliendo su tarea, haciendo su trabajo, manteniendo a la gente a salvo durante las protestas pacíficas. Creo que hablo por cada ciudadano de los Estados Unidos cuando digo que estoy horrorizado por estos eventos”, agregó. Un día antes, luego de los asesinatos en Baton Rouge y Saint Paul, el primer jefe de Estado afroamericano de este país había despertado la crítica de sectores conservadores al sostener que el asesinato de negros por parte de la policía no se trata de casos aislados sino que son “el síntoma de desafíos más amplios dentro del sistema de justicia criminal, de las disparidades raciales dentro de ese sistema y la falta de confianza que existe entre las fuerzas de seguridad y muchas de las comunidades a las que deben servir.”

Muy cerca de donde, hace 53 años, fue asesinado el presidente John F. Kennedy, volvieron a resonar disparos en la noche del jueves. Ocurrió durante una marcha de la organización Black Lives Matter, convocada para protestar por las muertes de Philando Castile y Alton Sterling, fusilados a sangre fría por agentes de la ley esta semana en las ciudades de Baton Rouge, Louisiana, y Saint Paul, Minnesota. Johnson apuntó desde una posición elevada contra algunos de los alrededor de cien policías que custodiaban la manifestación, cuya concurrencia no llegaba a las mil personas, hiriendo a al menos una docena, matando a cinco y causando caos en el centro de esa ciudad tejana. El intercambio de fuego entre el atacante y la policía fue transmitido en vivo por varias personas a través de las redes sociales.

El atacante, un reservista del Ejército con experiencia en Afganistán, sin antecedentes penales ni vínculos conocidos con organizaciones terroristas, fue acorralado en un garage de la zona luego de más de media hora de disparos. Tras una infructuosa negociación para que se entregara, la policía de Dallas decidió eliminarlo utilizando un dron con explosivos para evitar más víctimas. “No tuvimos más opción que usar un robot bomba. Cualquier otra salida hubiese expuesto a más oficiales a un grave peligro”, explicó ayer el jefe del departamento de policía loca, David Brown. Según se informó más tarde, durante un diálogo con el negociador enviado para intentar convencerlo de que se entregue, Johnson dijo estar molesto por los asesinatos de afroamericanos sucedidos esta semana y que su objetivo era “matar blancos, especialmente oficiales blancos”.

Si bien en un primer momento se sospechó de multiples tiradores, y hubo otros tres detenidos, ayer la principal hipótesis de las fuerzas de seguridad era que Johnson había realizado los disparos en solitario, en coincidencia a lo que él mismo dijo antes de ser abatido. De todas formas, el jefe de policía Brown prometió “no descansar hasta llevar a todos los involucrados ante la justicia”. El tirador también dijo que había plantado bombas en el área pero, luego de una intense búsqueda, las autoridades aseguraron no haber encontrado evidencias de que esto fuese cierto. Además, informaron que Johnson no tiene antecedentes criminales ni vínculos conocidos con ningún grupo terrorista.

El ataque a la policía de Dallas sucedió luego de las muertes de Castile y Sterling en manos de las fuerzas de seguridad esta semana, que volvieron a poner sobre el tapete la violencia institucional contra afroamericanos en este país donde cada año alrededor de un centenar de hombres negros desarmados muere en manos de agentes de la ley. Sterling fue asesinado el martes por un agente de policía que acudió tras una llamada al 911. El hombre, de 35 años, se encontraba reducido y esposado cuando le pegaron un disparo en la cabeza. Castile recibió cuatro tiros adentro de su auto. En el asiento de atrás estaba su hijo de cuatro años y en el de acompañante su mujer, que transmitió en vivo por Facebook los instantes posteriores al asesinato.

Las cámaras en teléfonos celulares y las redes sociales ayudaron a visibilizar el problema: los casos de esta semana en Baton Rouge y Saint Paul tuvieron una enorme repercusión luego de que los videos se difundieran a través de internet. Otras protestas pacíficas tuvieron lugar en una veintena de ciudades de ylos Estados Unidos y también en otros países, como Inglaterra. La organización Black Lives Matter tuvo su origen online en el año 2013 en forma de un hashtag en Twitter que se volvió tendencia mundial luego de que el policía George Zimmerman fuese absuelto en el juicio por la muerte de un adolescente afroamericano en Sanford, Florida. Al año siguiente tuvo sus mayores demostraciones de fuerza luego de otros casos de gatillo fácil en Ferguson, Missouri y Nueva York.

El tema también repercutió en la campaña presidencial: tanto Hillary Clinton como Donald Trump suspendieron los actos proselitistas que tenían previstos para ayer en señal de respeto por las víctimas de Dallas, pero ambos se refirieron públicamente al episodio y lo interpretaron de acuerdo a sus posiciones políticas y plataformas electorales: mientras que el empresario calificó lo sucedido en Dallas como “un ataque” contra los Estados Unidos, en términos muy similares a los que utilizara luego de la masacre en un local nocturne de Orlando el mes pasado, la ex secretaria de Estado dijo que se trató de “un evento horroroso” pero también pidió “escuchar los reclamos legítimos” sobre “el racismo en las fuerzas policiales”.

Lo que sucedió en Dallas fue “un asalto coordinado y premeditado contra las mujeres y los hombres que nos mantienen a salvo”, dijo el candidato republicano en sus primeras expresiones luego del jueves por la noche. “Debemos restaurar la ley y el orden”, acometió. Trump, además, aprovechó el episodio para dar su opinion sobre los asesinatos de Castile y Sterling, sobre los que aún no había hablado: “La muerte trágica y sin sentido de dos hombres en Louisiana y Minnesota nos recuerda cuánto falta aún por hacerse. Las tensiones raciales se han vuelto peores, no han mejorado”, dijo, refiriéndose sin nombrarlo al gobierno de Obama, que llegó a la Casa Blanca con el mandato de dar un paso sustancial hacia adelante para resolver una de las divisiones más profundas que sufrió, históricamente, la sociedad norteamericana.

Por su parte, Clinton dijo que es necesario “dar apoyo a la policía y a los ciudadanos inocentes que son víctimas de la policía” y luchar contra el “racismo sistemático” que se encuentra en las fuerzas de seguridad. “Me siento apenada por los agentes asesinados y heridos mientras cumplían su deber sagrado de proteger a los manifestantes pacíficos, por sus familias y por sus compañeros –aseguró– Pero somos nosotros quienes debemos comenzar a prestart atención a las protestas legítimas de nuestros compatriotas afroamericanos”. La reforma del sistema de justicia para concluir con lo que ella llama “la era de la encarcelación masiva”, que afecta principalmente a ese grupo demográfico, fue una de las principales propuestas de la candidata durante la interna demócrata de este año.

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