Los opositores “están borrachos, están desesperados y han recibido la instrucción del norte de acabar con la revolución bolivariana como sea. Barack Obama se va y quiere destruir a Venezuela antes de irse”, disparó Nicolás Maduro. El presidente de Venezuela hizo esas declaraciones durante una manifestación de seguidores que se llevó a cabo en Caracas como respuesta a la “toma de Venezuela” con la que la oposición salió ayer las calles en las principales ciudades del país.
Durante dicha, la oposición venezolana llamó a una huelga general de doce horas para el próximo viernes y a una marcha hacia la sede del gobierno el 3 de noviembre, en una nueva escalada de confrontación que abate el ánimo de los impulsores del “diálogo nacional”.
Las medidas de fuerza anunciadas por la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) buscan aumentar la presión sobre el gobierno de Maduro para que dé vía libre al proceso de activación de un referendo con el que el antichavismo aspira a revocar su mandato.
Las manifestaciones de ayer y la huelga de mañana y la marcha del 3 de noviembre hacia el Palacio Miraflores ponen en evidencia el endurecimiento de la oposición ante la convocatoria de un enviado del papa Francisco a Venezuela para reunir en un “diálogo nacional” a representantes del oficialismo y la oposición el próximo domingo en la isla Margarita.
Ayer el ex candidato presidencial Henrique Capriles aseguró que la MUD no acudirá a esa instancia de diálogo y condicionó cualquier negociación a la realización del referendo. Sin embargo, hay disidencias en la oposición sobre la conveniencia o no de abrir el diálogo, promovido por la Unasur y bendecido por el papa Francisco.
Las calles de Caracas y de otras grandes ciudades venezolanas se colmaron ayer de manifestantes que pidieron la salida de Maduro del poder. La prensa local no reportó incidentes de importancia en esta tensa jornada de marchas y contramarchas, con la excepción de la versión online del diario El Nacional, que informó acerca de la detención de 39 personas en distintos puntos del país.
Maduro reaccionó desde su propia tribuna, montada frente a la sede del Ejecutivo. “Llamo al trabajo, y con el trabajo a derrotar aquellos que quieren hacerle daño a nuestra patria, aquellos que quieren llenarnos de violencia, a aquellos que quieren llevar a la patria a una desestabilización”, replicó.
La oposición también ataca al gobierno desde la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), donde tiene mayoría y abrió ayer un procedimiento parlamentario para determinar la responsabilidad de Maduro en la crisis. También convocó al presidente para que ejerza su defensa ante los legisladores. Además, los adversarios del gobierno faltaron ayer a una sesión del Consejo de Defensa de la Nación (Codena) convocada por Maduro para evaluar los escenarios posibles de un “diálogo nacional”.
En ese ámbito, Maduro hizo múltiples llamados al diálogo y pidió recomendaciones a todos los poderes del Estado para poner en marcha políticas que ayuden al país a salir de la incertidumbre política y de la crisis económica.
En el Codena están representados la vicepresidencia Ejecutiva, el Tribunal Supremo de Justicia, el Consejo Moral, el Ministerio de Defensa, y la Asamblea Nacional. El único que faltó fue el presidente de la AN, el opositor Henry Ramos Allup, quien fundamentó su ausencia en la negativa a participar de un “teatro” montado por Maduro, quien al hacer la convocatoria al Codena acusó al Parlamento de pretender dar un un golpe en su contra. “Lamento mucho que el presidente de la AN continúe en desacato a la Constitución, y no quiera dialogar”, se quejó Maduro, que apoya el diálogo convocado por el enviado del papa Francisco a Venezuela, arzobispo Emil Paul Tscherrig, y dijo que asistirá personalmente a la reunión de oficialistas y opositores convocada para el próximo domingo en la isla Margarita.
El Codena es el máximo órgano de consulta para la planificación y asesoramiento del Poder Público en los asuntos relacionados con la defensa integral de la nación, su soberanía y la integridad de su espacio geográfico.