EL MUNDO
› HABLA ALLAN LICHTMAN, DE LA AMERICAN UNIVERSITY
“Ya es un cadáver político”
Por José Manuel Calvo *
Desde Washington
Hace unos meses, el pronóstico electoral era que George W. Bush se apoyaría en la guerra de Irak para ser reelegido, y que John Kerry atacaría al presidente por la pérdida del empleo. Ahora es al revés: Irak es una catástrofe para la Casa Blanca y la situación económica mejora. No es que Kerry esté en una posición cómoda, pero el escándalo “es peligroso para Bush, y la experiencia nos dice que los escándalos pueden destrozar a un presidente”, según Allan Lichtman, de la American University.
–¿Por qué está Donald Rumsfeld contra las cuerdas?
–En primer lugar, por un planeamiento increíblemente pobre de la fase más importante, la ocupación; pobre en todos los aspectos, incluido no enviar tropas suficientes y no supervisar las prisiones, cuando es sabido que en este tipo de guerras hay una probabilidad elevada de abusos de autoridad en las cárceles. En segundo lugar, él no cree en las normas sobre el trato de prisioneros: no digo que Rumsfeld aprobara estas acciones, pero no fue una prioridad el estricto cumplimiento de las reglas. Tercero, ésta es una administración muy amiga del secreto, y eso les ha hecho mucho daño: hubiera sido mejor hacerlo público en vez de dejar que se haya sabido por los medios.
–¿Tienen credibilidad las explicaciones de Rumsfeld?
–No. No ha explicado cómo pudo pasar lo que pasó. Cuando le preguntaron por el informe de la Cruz Roja de hace un año, respondió que Defensa había hecho frente a los problemas, pero los abusos se produjeron seis meses después de las recomendaciones. Parecía estar diciendo que nadie es culpable salvo los soldados, que nadie en la cadena de mando está implicado.
–¿Rumsfeld tiene, como se acusa al gobierno, exceso de arrogancia y falta de transparencia?
–Arrogancia excesiva, secretismo y convencimiento desmedido de poder controlar todas las situaciones.
–¿Dimitirá?
–Depende de que sea políticamente insostenible, de lo que ocurra. El dijo que lo peor está por venir. Estoy convencido de que el escándalo no se reduce a unos cuantos sargentos. En todo caso, es muy peligroso para el presidente porque afecta los valores de este país, a los soldados y a millones de iraquíes. Afecta nuestra credibilidad internacional. Es un escándalo de grandes dimensiones.
–¿Y la Casa Blanca podrá controlarlo?
–En la medida en que se pueda mantener por debajo del nivel presidencial, la cosa estará medianamente controlada. Es como el caso Watergate: si Nixon hubiera sido capaz de mantener el daño en el nivel de sus ayudantes, quizás hubiera sobrevivido; en el caso Irán-Contras, en cambio, el escándalo nunca alcanzó a Reagan. El gobierno confía en que ahora sea como el Irán-Contras y no como Watergate, es decir, que el escándalo se limite a Rumsfeld, cuyos días están contados. Ahora mismo, Rumsfeld es un cadáver político.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.