Jue 27.07.2006

EL MUNDO • SUBNOTA  › LA ONU HABIA ADVERTIDO A ISRAEL

Diez veces no tiren

› Por Sandro Pozzi *
Desde Nueva York

Naciones Unidas intentaba digerir ayer la muerte de cuatro de sus cascos azules en el puesto libanés de Khiyam a causa de un ataque israelí. En un informe del incidente presentado ante el Consejo de Seguridad, el organismo asegura que se advirtió en repetidas ocasiones –al menos hasta 10 veces durante las seis horas que duró el bombardeo, según fuentes de la ONU– al mando militar israelí del riesgo que sufría esa base de la Fuerza Interina para el Líbano –Finul– por el intenso fuego sobre la zona. El día del incidente, el martes, se contabilizó un total de 33 ataques sobre Khiyam.

El cuartel general de la Finul en Nara perdió contacto con el puesto de observación en Khiyam pasados 20 minutos de las siete de la tarde del martes, según indicó la asistente del secretario general para operaciones de paz, Jane Lute. La ONU explica que los bombardeos comenzaron seis horas antes de producirse el trágico incidente y aseguró que durante ese intervalo se realizaron varias llamadas –hasta una decena, según fuente de Funil– al mando militar israelí para que pusiera fin al intenso bombardeo que tenía lugar en las inmediaciones del puesto. Lute explicó que ayer se registraron 21 bombardeos y 12 impactos de artillería en un radio de entre 100 y 300 metros en torno de la base en Khiyam. Es más, dijo que las milicias de Hezbolá no estaban realizando ataques contra Israel desde esa zona. El propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, explicó justo después de producirse el ataque que tenía garantías del primer ministro israelí, Ehud Olmert, de que se protegerían las posiciones de Finul al sur del Líbano. El general Alain Pelligrini, máximo responsable de la fuerza internacional, había hecho lo propio con sus homólogos israelíes.

Los militares de Israel respondieron a las llamadas de los oficiales de la ONU con la promesa de que cesarían el fuego en las inmediaciones del puesto de los cascos azules que, desarmados, se encargaban de realizar labores de patrulla. A pesar de los constantes avisos, tanto desde la base de Nara como de un militar irlandés que oficiaba de enlace con los mandos israelíes, la muerte de los cuatro observadores de origen austríaco, canadiense, chino y finlandés no se evitó.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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