Jue 18.03.2004

EL PAíS

Estela Carlotto reclamó justicia para su hija en el Juicio por la Verdad

La titular de Abuelas de Plaza de Mayo relató el secuestro de su hija Laura y la búsqueda de su nieto nacido en cautiverio. Le pidió al tribunal que investigue a un militar de apellido Minicucci que sabría de su nieto.

“Quiero saber quiénes eran el director, los médicos y las parteras del Hospital Militar.” La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, exigió de esta manera ante la Cámara Federal de La Plata que la investigación para conocer el destino de su nieto apunte hacia el personal que se desempeñaba en ese hospital cuando su hija, desaparecida en 1977, dio a luz allí a un niño en 1978. Lo hizo ayer durante la reanudación de las audiencias del Juicio por la Verdad que lleva adelante el tribunal platense.
“Voy a hablar de la victimización de mi familia”, dijo Carlotto en los tribunales minutos antes de las 11. En las siguientes dos horas, la titular de Abuelas narró con detalle la detención y posterior liberación de su esposo Guido en 1977, la desaparición de su hija Laura, embarazada de dos meses y medio, y la búsqueda que lleva adelante desde hace más de 25 años para conocer el destino de su nieto, que según varios testimonios nació en junio de 1978 en el Hospital Militar y también fue llamado Guido. “Todo joven que se llame Guido o tenga los ojos de Laura me impacta”, expresó Carlotto ante los jueces Leopoldo Schiffrin, Alberto Durán y Sergio Dugo.
La presidenta de Abuelas inició su relato con la detención de su marido el 1º de agosto de 1977 en la capital provincial. “Se lo llevaron a la Brigada de Investigaciones de La Plata –dijo–. A mí me fueron a buscar a mi casa al día siguiente, pero yo había tomado la precaución de no dormir allí.” Su esposo apareció veinticinco días después desfigurado, con catorce kilos menos y la diabetes agravada por la tortura. Tras estos hechos –recordó–, Laura se mudó a la Capital Federal, luego de intentar sin éxito sacarla del país. El contacto con ella se cortó en noviembre de 1977, y por testimonios de sobrevivientes supo que había sido trasladada junto a su pareja al centro clandestino “La Cacha”, en la localidad de Olmos.
Entre las pocas informaciones que recibió de su hija luego de su detención, Carlotto contó que una de ellas hablaba de un embarazo de seis meses, cosa que ella ignoraba. “Ahí tuve que, además, buscar a un nieto”, relató.
En agosto de 1978, la familia Carlotto fue notificada oficialmente de la muerte de Laura. “No sé si hay momento peor, pero les dije: ‘¡Asesinos!’, ¿dónde está mi nieto?”, dijo ayer la presidenta de Abuelas. Alcira Ríos (actualmente abogada de Abuelas) y su esposo Luis Córdoba –que también prestaron testimonio en la audiencia de ayer– se contactaron tiempo después con Carlotto. “Ellos –aseguró– habían compartido cautiverio con Laura, y traían un mensaje que hablaba de vida”: era la confirmación de que Laura había dado a luz a un varón en el Hospital Militar.
Carlotto expresó su certeza de que su nieto “había sido elegido”, porque a su hija no le faltó atención en el embarazo, cosa que no ocurrió en casos similares. “Les pido a ustedes que investiguen a los médicos del hospital, a un civil que retiró al bebé y a un militar de apellido Minicucci que puede ser quien tenga a mi nieto”, exigió la presidenta de Abuelas sobre el cierre de su declaración.

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