Jue 13.07.2006

EL PAíS  › LAS ABUELAS DE PLAZA DE MAYO ENCONTRARON UN NIETO

Otra historia recuperada

En la noche del 1º de julio de 1977 un grupo de hombres armados y vestidos de civil irrumpió en una casa de Caseros y se llevó a Pedro Sandoval y Liliana Fontana. La mujer tenía un embarazo de dos meses y medio. Veintiocho años después, el hijo de ambos fue identificado y recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo y el apropiador fue arrestado.

El resultado del análisis genético llegó al juzgado de María Servini de Cubría hace dos días. Hace poco más de un mes, la magistrada había ordenado un allanamiento en el domicilio de un joven –que según sospechaba era hijo de desaparecidos– para secuestrar objetos personales de los que se pudiera sacar una muestra de ADN. Se necesitó repetir la medida para obtener la prueba que confirmó la identidad biológica del nuevo nieto recuperado por Abuelas de Plaza de Mayo.

La desaparición de Pedro Sandoval y Liliana Fontana y la apropiación de su hijo es una vieja denuncia de Abuelas de Plaza de Mayo. En 1977, Liliana tenía 20 años y era estudiante de peluquería. Pedro tenía 33 y era albañil. “Querían un mundo mejor. Pedro tenía dos hijos de un matrimonio anterior. Se estaban construyendo una casita donde recibir al primer hijo que esperaban con alegría. El día del secuestro había comprado lana para tejerle al bebé”, narró en una entrevista publicada por este diario en 1988 Silvia Fontana, hermana de Liliana.

La pareja fue secuestrada en la casa de Caseros donde vivían junto a los padres de ella, Rubén y Chela Fontana. Por testimonios de sobrevivientes se supo que los llevaron al centro clandestino de detención Club Atlético, en Paseo Colón y Garay, y que Liliana fue sacada de allí para dar a luz.

En la institución que preside Estela Carlotto todos son cautos ante la novedad. Prefieren esperar a que el joven reciba la noticia sobre su verdadera identidad antes de hablar con los medios. Pero en el juzgado confirmaron el hallazgo. Además, informaron que el apropiador del joven –que pertenece a las Fuerzas Armadas o de seguridad– está preso hace casi un año.

Luego de esa detención, Servini de Cubría ordenó la realización de los estudios de ADN. Pero el trámite se demoró porque el joven se negó a sacarse sangre para el examen. Por eso, la jueza dispuso el allanamiento con el objetivo de secuestrar objetos personales de quien resultó ser hijo del matrimonio Sandoval-Fontana.

Ese mismo procedimiento fue utilizado por primera vez por el juez platense Arnaldo Corazza para confirmar la identidad de la hija de otra pareja de desaparecidos –María Elena Corvalán y Mario César Suárez Nelson– que se conoció hace poco más de un mes. En este caso, a partir del cepillo de dientes y pelos que estaban en las sábanas se pudo obtener el ADN. “Esta vía se constituye como una herramienta válida para aliviar a los jóvenes del peso de la decisión de someterse a la extracción de sangre e igualmente respetar el derecho de los familiares, las Abuelas y la sociedad a conocer su verdadera identidad”, señaló en esa oportunidad la Asociación de Abuelas de Plaza de Mayo en un comunicado.

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