Jue 20.07.2006

EL PAíS  › KIRCHNER CRITICO A UN SECTOR DE LA DIRIGENCIA DE LA COMUNIDAD JUDIA

“Yo no estuve en el contubernio”

Aludió a un acuerdo de la DAIA con el menemismo y con el ex juez Galeano. “No soy mago ni Mandrake. Estoy empujando para adelante”, dijo el Presidente ayer. En el acto del martes, un representante de los Familiares dijo que no se estaba avanzando lo necesario.

› Por Raúl Kollmann

El presidente Néstor Kirchner puso en marcha ayer un fuerte debate con los dirigentes de la comunidad judía y un sector de los familiares de las víctimas que lo habían criticado el día anterior señalando que “no alcanza con decir que la causa AMIA es una vergüenza nacional, hoy todavía faltan respuestas, resultados que no tenemos para dejar de tener la sensación de que no se avanza lo necesario”. En un acto de San Isidro, Kirchner se tomó varios minutos para responder: “Yo no soy mago ni Mandrake, pero soy un tipo honesto que pelea con la Justicia contra toda impunidad. Si antes de mi mandato hubo nueve años permanentes por los cuales se trabajó para la impunidad, no es culpa mía. Con lo poco que me encontré, estoy empujando para adelante. Quiero que lleguemos a la verdad. Yo no estuve en el contubernio de alguna dirigencia de la comunidad judía, ya sea Beraja u otro, con el gobierno menemista. Nunca sostuve y nunca avalé la investigación del juez Galeano. Cristina tampoco lo hizo”.

Tal como anticipó Página/12, el Presidente llegó muy enojado de Paraguay, ya que se enteró de las críticas hechas principalmente por Luis Czyzewski, padre de Paola, en el acto que se hizo frente a la AMIA para recordar a las víctimas al cumplirse 12 años del atentado.

En concreto, el primer mandatario alegó que tomó numerosas medidas por el caso AMIA, entre ellas la que resultó decisiva: obligar a declarar a los agentes de la SIDE que participaron de la investigación, con lo que se demostró –según el fallo del Tribunal Oral– que la pesquisa fue un armado para entregar culpables truchos a la sociedad. Los magistrados consideraron que se trató de una maniobra “al servicio de políticos inescrupulosos”, en alusión al gobierno menemista.

Cuando Kirchner planteó ayer el “contubernio” entre dirigentes de la comunidad judía y el menemismo, puso el dedo en la llaga, porque existe un debate interno sobre esa cuestión. Durante el proceso judicial, los dirigentes de la comunidad judía, es decir la AMIA y la DAIA, junto a la agrupación Familiares, respaldaron al juez Juan José Galeano y la investigación que fue derrumbada por el Tribunal Oral. En cambio, la agrupación Memoria Activa, encabezada por Diana Malamud, Adriana Reisfeld y Norma Lew, denunció en forma sistemática a Galeano y a la investigación realizada por el gobierno de Carlos Menem. El pico más alto de la polémica se dio en el tercer aniversario del atentado, cuando los familiares representados por Laura Ginsberg –hoy dirigente de Apemia– acusaron, con enorme dureza, al gobierno del riojano y al juez de no hacer nada por esclarecer el atentado. Los máximos dirigentes de la DAIA y la AMIA, encabezados por Rubén Beraja, fueron por la tarde a la Casa Rosada a reunirse con Menem en lo que se interpretó como un pedido de disculpas.

En los años que siguieron al ’97, la cancha quedó bastante marcada. Por un lado, AMIA-DAIA-Familiares, por el otro Memoria Activa, que a su vez sufrió luego una fractura de la que surgió Apemia.

Czyzewski dijo en el acto: “A usted le decimos, señor Presidente, que después de tres años no alcanza con decir que la causa AMIA es una vergüenza nacional. Tampoco alcanza con firmar un decreto por el que asume la responsabilidad del Estado de haber violado los derechos humanos. Hoy todavía faltan respuestas, resultados que no tenemos. No sólo deben ser imprescriptibles las causas que involucran al terrorismo de Estado que sufrimos todos, sino también la de los atentados”.

Las respuestas de Kirchner llegaron desde el acto de San Isidro:

- “Llegar a la Justicia a fondo después de 30 años de impunidad (en el caso de la dictadura) y 14 de impunidad (en el caso de los atentados contra la Embajada de Israel y la AMIA) es difícil. Todavía estoy tratando de ayudar a las Abuelas a encontrar a cientos de niños.”

- “Apenas inicié mi mandato establecí al eliminación del secreto de Estado como restricción para los agentes de la SIDE convocados por el Tribunal Oral. Esta medida fue determinante para cambiar el destino de la causa AMIA y la investigación del juez Galeano.”

- “Designamos, por pedido de los familiares y las organizaciones, al fiscal Nisman a cargo de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado.”

- “El Estado Nacional reconoció su responsabilidad por la violación al derecho a la vida e integridad física de los ciudadanos.”

- “Si hubo, antes de mi gobierno, nueve años en que se trabajó para la impunidad, no es culpa mía. Con lo que encontré estoy empujando para adelante. Seguramente habrá novedades, pero yo no voy a mentir ni voy a inventar culpables. Quiero que lleguemos a la verdad.”

- “No sé por qué estuvieron tantos años siguiendo a Galeano.”

El debate que planteó ayer el Presidente, aunque en tono calmo, es fuerte en el contenido. En cuanto a la investigación del atentado, los jueces y fiscales consultados por este diario coinciden en que la Unidad Fiscal que lidera Nisman cuenta con todos los elementos necesarios, pero que, por el tiempo transcurrido, es casi imposible encontrar y juzgar a los culpables. Sí hay chances de saber la verdad, buscar cómo se perpetró el atentado y encontrar alguna prueba más contundente sobre la conexión internacional. La mayor esperanza, sin embargo, está en que aparezca un arrepentido, una especie de Adolfo Scilingo, quien contó cómo fueron los vuelos de la muerte durante la dictadura. En este terreno, señalan los especialistas, hay pocos cuestionamientos para hacerle al Ejecutivo.

Donde sí hay más críticas es en lo que se refiere a la pesquisa por las maniobras hechas en la causa AMIA. Se argumenta, por ejemplo, que el juicio político al juez Claudio Bonadío está cajoneado por el Gobierno –lo que resaltó ayer la diputada del ARI Marcela Rodríguez– y que tampoco se han aportado más pruebas sobre la forma en que actuó la cabeza del menemismo, incluyendo al propio Carlos Menem, en el desvío de la investigación. Tal vez el hecho más grave que se le pueda achacar al Ejecutivo, en especial el ministro de Justicia, fue desplazar de la Unidad AMIA a Alejandro Rúa, el funcionario que más y mejor trabajó durante muchos años, tanto en la pesquisa del atentado como en la causa de las irregularidades.

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