Lun 24.07.2006

EL PAíS  › VISION OPTIMISTA POR EL MERCOSUR DESPUES DE CORDOBA

Cumbre de hechos concretos

En la Cancillería destacan que, más allá de las señales políticas, en el encuentro de presidentes hubo avances concretos en la integración. Quieren discutir los temas pendientes con los socios menores.

› Por Fernando Cibeira

“La Cumbre fue muy buena porque más allá de las señales políticas se firmaron cosas concretas: se adelantó en el código aduanero, en la liberalización de los servicios, en compras gubernamentales, en el gasoducto. Pasaron cosas importantes.” Quien habla es una alta fuente de la Cancillería que participó jueves y viernes del encuentro de presidentes del Mercosur en Córdoba y busca dejar en claro que, si bien la foto principal muestra un bloque dinámico y más homogeneizado hacia la izquierda, el avance de la región también se puede medir en el terreno de lo palpable, más allá de las lecturas políticas.

La visión tal vez tenga un componente más técnico que político pero es una obsesión para algunos sectores de la Cancillería. Que el bloque regional sirva para mejorar la situación del país en base a hechos de la realidad y los enunciados que se hacen en cada reunión de presidentes no queden en el terreno de las buenas intenciones.

Como es lógico, las cuestiones políticas –siempre de mayor trascendencia por su impacto– ganaron espacio en las repercusiones. La carta enviada a Cuba por la situación de la médica Hilda Molina o el encuentro de Néstor Kirchner con Tabaré Vázquez luego de varios meses terminaron tapando la trascendencia de la cumbre propiamente dicha, pero en Cancillería se ocuparon de resaltar lo que quedó en el segundo plano.

Que ya se hable de un Bono del Sur y un Banco del Sur no como meras expresiones de deseo sino como proyectos con fecha de salida, en la Cancillería es entendido como un salto cualitativo espectacular. Lo mismo puede decirse del gasoducto, que pasó de ser una idea quimérica a conseguir tres nuevos adherentes con Bolivia, Paraguay y Bolivia. El venezolano Hugo Chávez, al que no se le escapa una, se encargó de resaltarlo al momento que le pasaron los documentos para la firma. “Esto que leo es importantísimo”, dijo.

Cerca del canciller Jorge Taiana habían quedado impactados por el discurso de cierre de la cumbre que dio el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. En el mensaje, sincero y emotivo, Lula consideró que las relaciones entre Argentina y Brasil debían pasar el mejor momento de su historia. Eso para quienes desde hace añares acostumbran discutir cada punto y cada coma de lo que se firma en el bloque con sus contrapartes brasileñas, sonaba a algo así como el comienzo de la Era de Acuario.

Pero esa afinidad inédita entre Argentina y Brasil obligaba también a una mirada autocrítica. “Entre los dos grandes no nos hicimos tiempo para atender los reclamos de los socios más chicos”, aceptaban en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Aunque por lo bajo hablaban también de “cansancio” por los permanentes reclamos de paraguayos y uruguayos en cada reunión pese a que la atención de las asimetrías se encuentran desde hace tiempo al tope de la agenda del bloque, reconocían que varios reproches contaban con una considerable base de sustento. Tanto así que organizaron otra reunión para que en uno o dos meses los “chicos” armen un listado que detalle cuáles son los problemas que le encuentran a la integración, cuestión de comenzar a trabajar en las soluciones y evitar enojosos discursos como los que pronunciaron en la Cumbre el ministro de Economía uruguayo, Danilo Astori, o la canciller de Paraguay, Leila Rachid.

“Hemos ganado una batalla en estos seis meses”, decía un estrecho colaborador de Taiana a propósito de lo ocurrido durante la presidencia pro témpore que el viernes Kirch-

ner le traspasó a Lula. Antes que comenzara el período, el bloque atravesaba una crisis y los problemas entre sus integrantes amenazaban paralizar el resto de la actividad. Con el ingreso de Venezuela, por el que mucho bregó Kirchner, más la buena relación rearmada entre los presidentes, hoy la imagen es otra, por más que los conflictos bilaterales persistan. “Lo que nos queda claro es que los problemas no se solucionan retrocediendo, acá hay que mirar para adelante y avanzar. Es lo que venimos haciendo en estos últimos meses y mal no nos fue”, explicaban en Cancillería.

Lula, en su discurso, anticipó que planea seguir la misma línea dinámica de los últimos tiempos en el ejercicio de la presidencia pro témpore. La incorporación al bloque de Bolivia, el próximo objetivo.

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