Jue 03.08.2006

EL PAíS  › HOMENAJE AL OBISPO ANGELELLI EN LA CASA ROSADA

“Tarde, pero esta es tu casa”

Kirchner habló sobre el sacerdote asesinado y criticó a quienes hablan de “reconciliación” a costa de “impunidad”. Recordaron a Angelelli la abuela Alba Lanzillotto y el ex secretario del cura.

› Por Werner Pertot

“Lo mataron porque fue fiel, lo mataron porque su opción por los pobres era verdadera. (Enrique) Angelelli decía: ‘Yo no odio a los ricos, les hablo para que no se guarden la riqueza en un bolsillo’. Esa fue su manera de amar”, afirmó la abuela de Plaza de Mayo Alba Lanzillotto, en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Como colaboradora del obispo asesinado hace 30 años por la dictadura, a la abuela le tocó abrir el acto con su tonada riojana. Visiblemente emocionado, el presidente Néstor Kirchner la abrazó y le dio un beso y luego, con un tono pausado, reconoció que sentía “vergüenza” por el tiempo que pasó antes del homenaje. “Creo que llegamos tarde. Llegamos, pero muy tarde. Me refiero al Estado nacional”, sostuvo el Presidente. Hizo una pausa y bajó la cabeza un momento. “Sé que cuando digo esto molesta, pero me incluyo”, aseguró. Y arremetió contra “los dirigentes políticos que piden la reconciliación”.

La imagen del obispo en la camioneta cuando se aproximaba el Peugeot 504 que lo hizo volcar aquel 4 de agosto sorprendió tanto a los miembros de los organismos de derechos humanos como a los ministros y secretarios del Gobierno y hasta a los integrantes de la Iglesia, como el vocero del Episcopado, Jorge Oesterheld, o el obispo de Avellaneda, Rubén Frazia. Se trataba de una dramatización que inicia el documental Angelelli. La palabra viva, de Leonardo Spiner y Víctor Laplace.

Conmovida por las imágenes, Alba Lanzillotto se acercó al micrófono y se presentó como “una integrante feliz de la Iglesia de Angelelli”. Sus dos hermanas fueron secuestradas y asesinadas en la dictadura. Este año, gracias al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), pudo recuperar los restos de María Cristina. Todavía busca los de su otra hermana, Ana María, y a su sobrina, que fue apropiada por los represores. En 1976, luego del asesinato de Angelelli, tuvo que exiliarse con su familia en España. “Cuando daba misa, yo siempre iba a hacer las lecturas. Le hablaba (por radio) a una viejita, que estaba sentada bajo un algarrobo y la saludaba por su nombre. Eso nunca había pasado en La Rioja”, recordó Lanzillotto.

“Me preguntaron por lo que pasa con los obispos. No sé si alguien se va a enojar, pero no quiero que a monseñor lo hagan estampita. Tiene que estar vivo en nuestro recuerdo”, remarcó la abuela de Plaza de Mayo, que le cedió el lugar al ex secretario privado del obispo, Juan Aurelio “Lilo” Ortiz, quien recitó poemas, cantó y teatralizó sus diálogos con Angelelli. “A 30 años, el gobierno nacional y el Episcopado argentino entendieron el gesto que venimos repitiendo en La Rioja”, destacó.

El secretario describió las amenazas durante la dictadura. “¿Cuántas veces le oí decir: ‘Me siento un perro sarnoso, al que se me acerca lo contagio’? A Carlos (de Dios Murias), Gabriel (Longueville) y Wenceslao (Villafañe) no les puedo hacer esa pregunta, porque sus cuerpos fueron pintados con el pincel de la ametralladora”, recordó en referencia a los dos curas y el dirigente rural asesinados antes que Angelelli. “El Pelado fue un revolucionario desde el Evangelio. El nos animó: ‘Hay que seguir andando nomás’. Dios lo eligió como el relámpago, que ilumina a donde voy”, afirmó Ortiz. El ex secretario se despidió en un tono campechano:

–Como es la primera vez que entro a la casa del Presidente, me puse chaleco.

–Esta no es la casa del Presidente –lo corrigió Kirchner–. Esta es la casa de los argentinos. Le tuvimos tanto miedo, porque se hicieron tantos horrores desde acá. Pero ésta es la casa de todos. Y cuidado con los que creen que se apropian de ella.

Tras firmar el decreto que declaró duelo nacional este viernes “en conmemoración a los religiosos víctimas del terrorismo de Estado”, Kirchner sostuvo que ese día “se van a cumplir treinta años del asesinato de un obispo comprometido con el pueblo, que sentía los derechos humanos, tan vapuleados”.

El Presidente aprovechó para dedicarle algunos párrafos a la oposición. “Cómo molestan en este país los derechos humanos”, mencionó. “Los dirigentes políticos de primer nivel (bah, de primer nivel) dicen que la reconciliación es central. Si la política argentina no hubiese buscado una solución amañada en la impunidad, hoy estaríamos recordando a Angelelli de otra forma. Y no con la vergüenza que siento. Nada se soluciona con una palmada de perdón”, planteó Kirchner. “Me río cuando los que compartían las mieles de ese pasado autoritario nos quieren enseñar a vivir en democracia”, disparó el Presidente. Finalmente, retomó el recuerdo del obispo asesinado y concluyó: “Angelelli: tarde, pero esta es tu casa”.

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