Vie 06.02.2004

ESPECTáCULOS  › EL DESCUEVE REPUSO “HERMOSURA” Y PREPARA “PROYECTO PATITO FEO”

“Somos más irónicos que burlones”

Mientras le va dando forma a un nuevo espectáculo en el que aborda “la realidad y el mundo de las ideas”, el grupo que combina danza, teatro y música vuelve con su particular mirada sobre el erotismo.

› Por Silvina Friera

El mapa de influencias de El Descueve no tiene fronteras delimitadas: pinceladas de rock, pop y música electrónica fundidas con la danza, el teatro y cuadros de impronta cinematográfica. Las líneas que empezaron a trazar a fines de los ‘80, cuando el lenguaje de la danza –quizá demasiado anquilosado– comenzaba a asumir la necesidad de alimentarse del teatro, están en constante expansión. Al echar un vistazo por las obras que representaron (Criatura, La fortuna, Corazones maduros y Todos contentos), se encuentra un hilo conductor en el riesgo de apostar por la creación colectiva que asumieron los cinco coreógrafos fundadores. Aunque sobre un escenario parezcan fieras de circo desaforadas, brutales e irascibles, criaturas desinhibidas movidas por el instinto sexual, por los deseos o la furia, Ana Frenkel, Carlos Casella y Mayra Bonard admiten a Página/12 que las sensaciones que transmiten, exponiendo sus cuerpos con crudeza, desenmascarando fantasías tórridas o ideas retorcidas, surgen de una descarga liberadora que les permite clausurar la vergüenza y el temor al ridículo. En el mundo de la ficción todo es posible: lo prohibido queda inmediatamente desterrado. Mientras prepara su próxima obra, Proyecto Patito Feo, que se estrenará en junio en el teatro Sarmiento, El Descueve acaba de reponer Hermosura en el C. C. de la Cooperación (Corrientes 1543), de jueves a sábados a las 23.45.
En este espectáculo de música, teatro y danza, el grupo bucea en las convenciones amorosas con una mirada cargada de erotismo, que roza el humor y la ironía. El grupo, integrado además por María Ucedo y Gabriela Barberio, se animó a experimentar con las canciones, uno de los ejes de Hermosura (a la que fueron invitados los actores Juan Minujín y Daniel Cúparo) a partir de Todos contentos, cuando Casella cerraba el espectáculo cantando. El muchacho, confiado en su buena voz y dicción, incidió en el rumbo musical que fue adoptando Hermosura, dirigida por Casella y Frenkel. El Descueve –que en 1995 fue invitado a participar de Período Villa Villa, por De la Guarda– continúa implementando un sistema de dirección rotativa. “Todos tenemos la libertad de dirigir un proyecto que nos estimula. Primero abordamos el barco, que es hacer un espectáculo, en donde uno o dos deciden dirigirlo por una afinidad con el tema o un deseo personal. Creamos a partir de las improvisaciones y opinamos acerca de lo que estamos inventando. Compartimos el mundo imaginario de la ficción aunque haya una dirección”, explica Frenkel, que dirigirá Proyecto Patito Feo junto con Bonard. “El o los directores funcionan como coordinadores”, añade Casella. “Tienen que estar oyendo cuáles son las voces que van a componer la dramaturgia.”
–¿Qué temas o imágenes están trabajando en Proyecto Patito Feo?
Ana Frenkel: –Hay una mirada más filosófica porque indagamos en preguntas de carácter existencialista. ¿Qué es la muerte? ¿Qué pasa con el velo de la ilusión? ¿Hasta dónde las cosas son lo que uno ve o son derivaciones de lo que está imaginando o soñando? En la obra aparecen dos planos: la realidad y el mundo de las ideas. Con estos cuestionamientos buscamos sacudir y confundir al público, para que expanda más la percepción en lugar de cerrar una idea. Tiene mucha expresión estética sensorial, pero no desde el intelecto.
Mayra Bonard: –Los temas del Descueve se repiten en todas las obras. En Proyecto... hay un misterio que elegimos preservar: no cerrar el sentido ni los posibles significados de las imágenes, aunque sabemos los lugares y las zonas que tocamos. El guión nos costó porque tiene una complejidad laberíntica: las mujeres son la multiplicación de una energía femenina y los hombres, de algún modo, son extensiones de una energía masculina.
–¿Patito Feo es un título burlón que se contrapone con la “trascendencia” de los temas de esta obra en preparación?
Carlos Casella: –El cuento del Patito Feo nos llegó de manera accidental. El título irrumpió como una asociación poética en tanto existe un paralelismo entre la verdad que subyace en el cuento y la verdad que subyace en la obra. Hacemos hincapié en la apariencia de las cosas: lo que es de una manera esconde una verdad más potente que en algún momento detona y hace que aparezca con mucho brillo propio. Las antípodas entre lo bello y lo feo son forzadas y maniqueas. La vida y la muerte conviven todo el tiempo: siempre se despliega una dentro de la otra.
A. F.: –Con la misma gravedad con la que reflexionamos sobre estos temas existenciales, también existe un cuento para niños que habla de lo mismo pese a que responda a otro tipo de lenguaje y de intereses. Nuestro estilo es más irónico que burlón.
–¿Hay canciones como en Hermosura?
M. B.: –Sí, de hecho la obra musical es más compleja. Incluimos el canto desde un lugar más operístico que nos facilita aunar las canciones con lo actoral. Sin embargo, la estructura no está apuntalada desde el musical. Es una obra más teatral.
–¿Por qué necesitan experimentar con otros lenguajes como el canto? ¿Es parte del riesgo que asumen en cada trabajo?
M. B.: –Con el tiempo, y a medida que evolucionamos, nos surgieron inquietudes. Al principio nos manejábamos más dentro de la danza, pero fuimos incorporando el teatro y las canciones. Es un capital que vamos adquiriendo y nos permite acumular más posibilidades expresivas y más herramientas. Siempre nos interesó mucho la parte musical de nuestros espectáculos. Pero pensamos la música bien fundida con la imagen y no como un lenguaje autónomo.
C. C.: –El énfasis está puesto en la manera en que podemos comunicar algo. En Hermosura necesitábamos las canciones porque queríamos llegar al corazón de los espectadores con lo romántico. Entonces nos pusimos a investigar sobre este asunto.
A. F.: –Disponemos de un lenguaje que nos identifica. Así usemos la voz, la actuación, compongamos con el músico o nos nutramos de otras experiencias, siempre nos desplazamos en el camino del lenguaje. Tenemos objetivos más claros porque el lenguaje del Descueve se autodefine. Nos gusta arriesgar, disfrutamos con lo que consideramos osado, con eso que nos pincha y despierta y se derrama sobre los espectadores.

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