Vie 19.03.2004

ESPECTáCULOS  › DOCUMENTAL, DE DIEGO MUSIAK

Anatomía de un desfalco

Por H. B.

Cómo y por qué la Argentina contrajo y multiplicó su deuda externa, desde 1976 hasta hoy: daría la impresión de que La mayor estafa al pueblo argentino aborda un tema “que sabemos todos”. Y sin embargo, a lo largo del metraje su exposición resulta tan precisa, detallada y exhaustiva, que se sale de la sala con la sensación de que, finalmente y luego de tanto tiempo, se sabe todo lo que hacía falta saber sobre el asunto. No sobre las negociaciones con el FMI o el calendario de próximos vencimientos (cuestiones que cualquiera puede leer cualquier día en cualquier diario) sino sobre algo mucho más de fondo: quiénes la contrajeron y prolongaron en el tiempo, qué empresas y empresarios se beneficiaron gracias a ella, quiénes podrían ordenar una investigación sobre su carácter fraudulento y no lo hacen. El quid de la cuestión, para decirlo fácil y sencillo.
Producida, escrita y dirigida por Diego Musiak –de errática trayectoria en el cine de ficción, como lo demuestran las anteriores Fotos del alma e Historias clandestinas en La Habana–, La mayor estafa al pueblo argentino es un documental de neto corte didáctico. Con ventajas para su eficacia, todo asomo de tesis pura y dura se ve mitigado por el carácter de crónica documental que la película asume, al narrar la presentación ante la Justicia hecha por un particular, Alejandro Olmos, ex funcionario durante el primer gobierno peronista, periodista más tarde y, antes que nada, “un patriota y un tipo honesto”, según define el propio juez que entendía en la causa. Olmos se presentó en Tribunales en abril de 1982 (plena dictadura militar) para denunciar por “defraudación calificada y violación de los deberes del funcionario público” a José Alfredo Martínez de Hoz, quien en 1976 oficializó definitivamente la deuda externa, como parte esencial del plan de aniquilación de la economía argentina y su entrega a los monopolios y capital financiero local y extranjero.
En su presentación, Olmos detallaba las razones de su denuncia, explicando que la deuda no se había contraído por una necesidad de las empresas locales, sino para darle un destino al excedente de petrodólares que en esos momentos padecían las economías poderosas. Más tarde, nuevas pruebas se irían sumando: la estatización de la deuda privada, el truco de los “seguros de cambio” pergeñado por el inefable Domingo Cavallo, la escandalosa trampa de los autopréstamos (a cargo de empresas o grupos como Techint, Alpargatas, Loma Negra, Pescarmona, Macri, Pérez Companc y siguen todas las firmas imaginables), el Plan Brady, la cesión al Citibank del carácter de negociador de la deuda y así al infinito. En su denuncia, Olmos involucraba a todas las autoridades económicas argentinas, desde 1976 hasta los ‘90.
Se dirá que todo eso es cosa sabida, pero el documental de Musiak tiene el invalorable mérito de practicar una suerte de anatomía y fisiología completas de la deuda, sus arquitectos y beneficiarios.

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