Vie 19.03.2004

ESPECTáCULOS

Quique Sinesi, guitarra argentina de exportación

› Por Cristian Vitale

Con una mano sostiene un bolso bastante pesado. Con la otra, una guitarra con su estuche, y una especie de riñonera para trasladar objetos pequeños. En Buenos Aires es mediodía y hace mucho calor. Quique Sinesi luce transpirado, pero no parece molesto. Desde que volvió al país, luego de girar y girar por el mundo, no le alcanza el tiempo para dejar sus bolsos en paz. “Es muy grosso lo que está pasando acá..., llegué hace poco y, a diferencia de anteriores viajes, lo que ocurre con nuestra música realmente me entusiasmó”, desliza. Guitarrista elogiado nada menos que por Jim Hall, Sinesi llegó al país para brindar un concierto hoy en Notorious-Gandhi (Corrientes al 1700), después de dos años sin presentarse en Buenos Aires, y de paso gestionar la edición de un disco en Argentina llamado Cuentos de un pueblo escondido. “Son cuatro canciones que compuse para charango, con una afinación especial. En el disco hay solos de guitarra de siete cuerdas y acústicas. Espero poder editarlo acá.” El acá suena imperativo. Pese a ser un guitarrista muy referenciado entre pares, la suerte del entrerriano ha sido mayor en el exterior. Ha tocado solo o acompañado en Alemania –donde le editaron su último disco, Bajo Cero–, Francia, Suiza, Suecia, Turquía y España, en festivales a dúo con Pablo Ziegler o junto a músicos como Marcelo Moguilevsky o el notable Charlie Mariano, el saxofonista estadounidense que acompañó tanto tiempo a Charly Mingus. En el concierto de esta noche, Sinesi actuará con el pianista Carlos Aguirre y el bandoneonista Juan Dargenton.
–¿Cómo reciben la música argentina en Europa?
–Lo que más sorprende es su autenticidad y entrega. Alemanes, franceses e italianos perciben eso. Si bien el europeo es más intelectual y silencioso, capta la universalidad apasionada de nuestra música. De última, si a uno le pasa algo, le puede pasar lo mismo a cualquiera en cualquier lugar del mundo. No somos tan distintos.
–¿Hace falta que le vaya bien en el exterior para que se despierte el interés del público argentino?
–Es raro pero es así. Tendríamos que cambiar un poco eso. Inclusive a mí el hecho de tocar afuera me sirvió para darme cuenta del nivel de creatividad que existe aquí. Me llega mucho más escuchar músicos argentinos que cosas que se hacen afuera.
–¿A qué músicos argentinos admira?
–Carlos Aguirre, el dúo Quintero-Monti, Juan Falú, Coki Ortiz. Y bueno... Dino Saluzzi para mí es lo más grosso que hubo en Argentina junto con Piazzolla. Ambos significan lo que Gismonti y Hermeto Pascoal para Brasil.
–¿A qué alude el nombre Cuentos de un pueblo escondido? No siempre la música instrumental necesita un título que signifique algo.
–Para mí sí. No puedo ponerle nombre a un disco porque sí. Siempre hay algo que me inspira. En este caso es el lugar donde tengo la base para vivir y componer. Es como un pueblo escondido cerca de Mercedes que se llama Gowland. Un pueblito con mucha naturaleza, sonidos e imágenes simples que inspiran mi música, en este caso los cuatro cuentos del disco.
–Mencionaba antes que hay músicos brillantes y desconocidos en la Argentina. ¿Ese desconocimiento es responsabilidad de los medios o de las compañías discográficas?
–En algún punto existen responsabilidades, pero algo está cambiando, porque ahora nos metimos nosotros y armamos circuitos para que los músicos toquen. Hace unos años no había muchos guitarristas que tocaran solos y hoy sí. Yo estuve años responsabilizando al país, a los medios, etc., pero hoy veo que la cosa depende de nosotros. Sabemos que la mediocridad no tiene arreglo y también que no nos van a venir a buscar como a Mick Jagger.

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