Vie 29.03.2002

ESPECTáCULOS

La historia secreta de la “niña tonta” que hizo temblar a EE.UU.

Infinito emitirá este domingo “Monica Lewinsky, detrás del mito”, un documental sobre la becaria más famosa del mundo.

› Por Verónica Abdala

Ella le confesó que estaba enamorándose, eligiendo cuidadosamente las palabras. Y comenzó a desnudarse. El le preguntó entonces si podía besarla, y cerró los ojos cuando sintió que sus labios tocaban los suyos. Esa fue la escena que tanto Monica Lewinsky como el ex presidente Bill Clinton debieron relatar con lujo de detalles en el proceso jurídico que en 1998 impulsó el fiscal Kenneth Starr ante el Congreso de los Estados Unidos. Una vez que el “acercamiento íntimo” que mantuvieron se hizo público por medio de la prensa, no hubo cómo pararlo. La historia de esta increíble relación entre uno de los hombres más influyentes del planeta y una becaria de 21 años, que puso en jaque la estructura institucional de los Estados Unidos, es reconstruida con lujo de detalles en un documental realizado por la BBC que la señal Infinito emitirá este domingo a las 22.
“Monica Lewinsky, detrás del mito” abona la hipótesis de que Lewinsky se dejó guiar por sus bajos instintos, lo que, sumado a una cuota de innegable ingenuidad, colaboró para que se viera envuelta en una disputa de intereses de la cual no supo cómo salirse. Según narran amigos cercanos de Lewinsky y otros ex becarios, “ella se enamoró verdaderamente de ese hombre que aparecía ante sus ojos como la auténtica encarnación del poder y de la democracia. Fue utilizada y traicionada por la que creyó su amiga, Linda Tripp”. A ella, Lewinsky la conoció antes de que se supiera de todo, cuando fue trasladada de la Casa Blanca al Pentágono en uno de los intentos de las fuerzas de seguridad e inteligencia por alejarla de Clinton. Tripp fue quien se encargó de grabar, para luego difundir, casi veinte horas de conversaciones telefónicas: ese fue el material que, tras darse a conocer en 1998, desató el escándalo.
Según la mayor parte de los entrevistados del programa –entre los que se incluyen la amiga íntima de Lewinsky, Michelle Glazov, un periodista del Washington Post y ex pareja de la chica, Jake Tapper, y su abogado William Ginsburg–, la relación que unió a la becaria con Clinton fue recíproca, tanto física como emocionalmente. Y no una sucesión de hechos aislados, como en su momento los allegados a Clinton pretendieron hacer aparentar. Una versión que la propia Lewinsky se encargó de reiterar a principios de este mes, en el marco de una conversación que mantuvo con Larry King, en el programa “Larry King Live” que emite CNN.
El documental incluye también una serie de imágenes poco conocidas: Monica dando sus primeros pasitos, bailando en actos escolares, junto a sus compañeras de secundario, e incluso otras más reveladoras, como cuando se la ve esperando a Clinton en la primera fila de diversos actos gubernamentales. Todavía mantenían la relación en la clandestinidad, pero se la puede ver saludándolo o recriminándole su falta de atención, como se ve claramente en uno de los pasajes. Un agente federal admite además que, en una oportunidad, diez hombres del FBI la presionaron duramente para que narrara los pormenores del affaire, tras conducirla a la fuerza y engañada a una habitación del hotel Ritz de Washington. Allí la mantuvieron “voluntariamente” retenida durante doce horas. Los agentes grabaron esa declaración, meses después de que Lewinsky se había negado a colaborar con la causa por acoso sexual iniciada por Paula Jones contra el presidente (Jones era secretaria de Clinton cuando éste era gobernador de Arkansas).
A tres años del escándalo que protagonizó cuando se conocieron los detalles de la relación que mantuvo con Clinton, entre noviembre de 1995 y mayo de 1997, Lewinsky sigue ocupada en desmentir las versiones que la muestran como una mujer inescrupulosa (acaba de estrenarse en los Estados Unidos otro documental de HBO, en el que narra en primera persona los hechos). Y en cada una de sus apariciones públicas se encarga de explicar que fue su inexperiencia, y no los supuestos intereses ocultos que se le atribuyen, lo que la llevó a hacer lo que hizo. “Yo no me acerqué a él buscando poder o fama, como piensan algunos”, dijo. “Más bien debo admitir que era una niña tonta de 21 años, deseosa de experiencias gratificantes y sin muchas responsabilidades. Y allí estaba este hombre poderoso y carismático mostrando interés por mí, ¿qué se esperaba que hiciese?”

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