SOCIEDAD
› SEGUN CAHE, DIEGO ESTA EN EL LUGAR CORRECTO
“Es la última oportunidad”
El médico confirmó que Maradona se internó contra su voluntad. Deberá estar en la clínica al menos una semana y luego podrá viajar.
Diego Maradona está solo en una habitación. No tiene contactos con los otros pacientes de la clínica psiquiátrica Del Parque, donde permanece internado desde el domingo a la tarde. Frente a su habitación, cuatro médicos especialistas controlan su sistema cardiológico y el proceso nutricional durante las 24 horas. Su médico, Alfredo Cahe, está convencido de que “es la última oportunidad” para salvarlo de su enfermedad, que se cuidó de no mencionar. Lo dijo ayer cuando decidió, por primera vez, establecer un contacto prolongado con los medios de prensa locales e internacionales que siguen día a día las novedades de la cura. Su familia aún analiza el traslado a Cuba. Pero a partir de ahora un viaje al exterior o la salida del sanatorio no dependen de la voluntad de Diego o la de su familia. De acuerdo con las prescripciones legales, Diego ya debería estar bajo la tutela de un juez civil.
La permanencia de Diego Maradona en la clínica no debería depender ya de la decisión de su ex mujer, Claudia Villafañe, y ni siquiera de su médico personal. De acuerdo con lo que establece la reforma de 1968 sobre el artículo 482 del Código Civil, la familia puede ordenar una internación por casos de insania para toxicómanos o quienes padecen problemas de ebriedad. “Pero las autoridades de la clínica o sus familiares tienen la obligación de notificarle la situación a un juez civil de turno antes de las 24 horas”, explicó a este diario Roberto Quirno, ex juez civil de Capital. Habitualmente, cuando la notificación se concreta, el juez está obligado a designar inmediatamente a un defensor especial de menores e incapaces. Esa persona decidirá si el paciente está internado correctamente, si el trámite contempló los canales de legalidad.
Frente a las consultas de los medios, Cahe aclaró varios puntos sobre esos mecanismos de internación. No confirmó la intervención de la Justicia, como tampoco lo hicieron sus familiares a lo largo de la tarde ni los médicos de la clínica de Ituzaingó. Sin embargo, Cahe aclaró que Diego Maradona no dio su consentimiento para el traslado. “Diego me dijo –contó–: ‘Me embocaste dos veces, Alfredo’, pero yo le contesté que estaba haciendo lo necesario.” Se refería a su decisión del viernes pasado, cuando ante un escribano asumió la responsabilidad del traslado, una decisión que tomó con Claudia Villafañe.
Las sombras de una supuesta traición fueron alimentadas por el viejo entorno de Diego. Durante la tarde seguían convencidos de que la internación lindaba con la figura de la privación ilegítima de libertad. Para analizar la consistencia de esa posibilidad, Oscar Moyano, uno de sus abogados, fue anoche a la clínica de Ituzaingó para conectarse con los directores del centro.
Por su parte, Cahe está convencido de que Maradona “no está enojado”. Y que las traiciones mencionadas por Diego fueron más bien parte “de una terminología que yo la tomo con respeto y cariño: yo estoy en paz –aseguró– porque hice lo correcto. Lo que mi conciencia como médico me indicaba: no ante Diego sino ante un paciente”.
El viernes pasado, la madre de Diego, doña Tota, su hermano Lalo y Claudia consultaron a los profesionales de un importante estudio jurídico de la Capital para saber cómo eran los pasos para tramitar una orden de internación. Los abogados les sugirieron presentarla a primera hora del lunes.
Maradona está convencido de que en el corto plazo abandonará la clínica. Para tranquilizarlo, sus familiares le prometieron una estadía transitoria en ese complejo donde cuenta con una hectárea de parque para las caminatas diarias recomendadas por los médicos. Distintas consultas de este diario refuerzan la hipótesis de que Cuba sería el destino más inmediato. El viaje original estaba previsto para el sábado pasado. Como Cahe se rehusaba a dejarlo viajar en un avión no sanitario, sus familiares hicieron sondeos para trasladarlo en un avión de Assist Card. Los allegados a su familia indicaron que esos trámites no se abandonaron. Que la isla de Fidel Castro es una de las escalas en estudio y que el proyecto incluiría una internación en un complejo de recuperación ubicado en la ciudad cubana de Holguín.
Si las proyecciones de Cahe se cumplen, la salida hacia la isla no debería concretarse durante esta semana. Maradona “está en el lugar indicado”, dijo ayer y consideró que la espera será de “una semana para hacer una evaluación” sobre las mejoras. Lo que seguirá aún está entre signos de preguntas: Cahe prevé un tratamiento por largo tiempo en Ituzaingó o en cualquier otro lugar.
La crisis cardíaca y respiratoria de Diego Maradona comenzó con una descompensación el último 18 de abril. Desde entonces estuvo alojado en dos oportunidades en la Clínica Suizo Argentina, de donde egresó con alta médica el domingo pasado, cuando su familia recién encontró un sitio que quisiera recibirlo. La dirección del Hospital Italiano les puso a disposición un equipo del servicio de psicopatología. El ofrecimiento dio lugar a las distintas versiones que el domingo a la tarde relacionaban a los médicos del Italiano con la clínica de Ituzaingó. Ante una consulta de Página/12, los voceros de la institución aseguraron que Maradona no es paciente del hospital, que no están vinculados con el centro psiquiátrico de Ituzaingó y, además, que no están prestando el servicio sólo porque los familiares de Diego no lo aceptaron.
Al mediodía, la dirección de la Clínica del Parque difundió el parte médico: las condiciones del paciente eran “estables”. Estaba hemodinámicamente “compensado”, permanecía asistido por un equipo de profesionales para que “afiance su estabilización psicofísica”. Según la dirección de la clínica, Maradona tiene “una buena evolución de su cuadro de base” y está “bajo control clínico y cardiológico permanente”.
En aquella sala donde pasa buena parte del día bajo los efectos de los sedantes, un cardiólogo, una nutricionista y otros dos médicos lo tienen bajo vigilancia. Doña Tota, su hermano Lalo, Claudia, sus dos hijas y el médico personal son las únicas visitas admitidas por la dirección.