Mié 05.07.2006

SOCIEDAD  › UN ARGENTINO ENTRE LOS MUERTOS DEL SUBTE ESPAÑOL

El duelo que cruzó el océano

El hombre, de 43 años, residía junto con su esposa en la ciudad de Valencia. El gobierno local atribuyó el accidente al exceso de velocidad. La caja negra confirmó que superaba los 80 km/h.

› Por Oscar Guisoni
Desde Valencia

La ciudad de Valencia amaneció ayer apesadumbrada y envuelta en la polémica luego del brutal accidente de subte que se cobró el lunes por la tarde la vida de 41 personas, cinco de ellos extranjeros, uno de los cuales era un ciudadano argentino de 43 años que residía con su esposa en la ciudad y cuya identidad no ha sido develada a la prensa por expreso pedido de sus familiares.

En una emotiva ceremonia que contó con la presencia de los reyes Sofía y Juan Carlos I y del primer ministro español José Luis Rodríguez Zapatero, que suspendió su gira oficial por India al enterarse de la tragedia, se llevaron a cabo los funerales de las víctimas en la catedral de la ciudad. Los principales dirigentes políticos del oficialismo y de la oposición se hicieron presentes en la catedral junto a la plana mayor de las autoridades locales y regionales.

Las 1200 personas que asistieron al acto fueron acompañadas desde las calles por una enorme multitud que se congregó en los alrededores del templo para acompañar a los familiares de las víctimas en su dolor. El evento religioso se realizó a las 19 hora local, luego de una jornada de bochorno veraniego que a esas horas de la tarde rozaba los 32 grados.

Valencia está doblemente conmocionada: en primer lugar, por la magnitud de la catástrofe. El peor accidente de subte de la historia española y el más grave ocurrido en el mundo en los últimos 50 años. Y en segundo lugar por la polémica que campea sobre la catástrofe. El gobierno local, de quien depende la administración del subte, afirma que todo se debió a un exceso de velocidad del coche siniestrado, que atravesó la curva donde ocurrió el accidente a más de 80 km/h (el doble de lo permitido en ese tramo). Pero fuentes del sindicato de conductores y personal técnico de la empresa afirman que el tren no se hallaba en buen estado, que la señalización de la curva era pésima y que, por si fuera poco, el conductor era un simple agente de estación que había realizado apenas 14 días de prácticas y no los dos meses que exige la normativa interna.

El Comité de Seguridad de Circulación de la empresa de subte analizó la caja negra del tren ayer por la mañana y pudo establecer que el coche efectivamente iba a más de 80 km por hora, pero no descartó que una de las ruedas se haya roto, provocando el accidente. La otra hipótesis que baraja el gobierno local es que el conductor hubiera sufrido un desvanecimiento, lo que explicaría también el exceso de velocidad del coche.

Pero esas explicaciones no logran aplacar la polémica. Los trenes valencianos, en teoría, deben contar con un sistema de frenado automático que el subte siniestrado no tenía, lo que pone evidencia, según el Sindicato Independiente Ferroviario, la “falta de inversión” que padece la línea 1, la más antigua de la ciudad. Dirigentes sindicales se apresuraron ayer a pedir la renuncia del consejero de Infraestructuras y Transporte, José Ramón García Antón, acusándolo de negligencia.

La ciudad asiste atónita a un hecho que empaña la esperada visita del papa Benedicto XVI el próximo sábado, mientras llora a sus muertos. En la mañana de ayer se supo que 16 de los fallecidos eran vecinos de la cercana ciudad de Torrent, destino del tren accidentado, cinco eran extranjeros (una mujer colombiana, una ciudadana paraguaya, otra búlgara y un ciudadano venezolano, además del hombre de 43 años de nacionalidad argentina). Las banderas de estos cinco países ondearon ayer en la catedral de Valencia junto a la española en el momento en el que se desarrollaba el funeral. Todavía se desconoce la identidad de una de las víctimas, que no pudo ser identificada por el desastroso estado en el que se encontraron sus restos.

Mientras tanto, las fuerzas políticas locales dejaron de lado ayer la polémica por respeto a los familiares de las víctimas. Fue suspendida también una importante reunión que se debía llevar a cabo en el País Vasco entre los representantes del Partido Socialista en el gobierno y el brazo político de ETA, dentro del marco de las negociaciones de paz emprendidas por ambas partes hace apenas una semana.

Pero tanto silencio es sólo circunstancial. La proximidad de las elecciones comunales y regionales el año próximo y la evidente falta de claridad sobre las causas del accidente hacen prever que en los próximos meses la tragedia del subte valenciano se transformará en el eje del debate político local.

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