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Domingo, 2 de septiembre de 2007

EL DESARROLLO DEL BIOCOMBUSTIBLE, INVERSIONES Y CONCENTRACION.

“Faltan capitales”

El crecimiento de la actividad del biocombustible todavía no incorporó a pequeñas y medianas empresas por limitaciones en reunir capitales y por la escasez de financiamiento.

 Por Cledis Candelaresi

Julio Gutiérrez conoce el negocio agrícola como inversor. Además, es el máximo responsable de Campo en Acción, una fundación promotora del agrobussines, que en mayo pasado organizó el seminario sobre biocombustible al que asistió como disertante el ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore.

Julio Gutiérrez: “Hay un cambio de la matriz energética del mundo”. Foto: Sandra Cartasso

Hay quienes destacan a los biocombustibles como una gran alternativa de negocios para la Argentina.

–Son un negocio que está altamente concentrado. Nosotros tratamos de promover el desarrollo del interior, de modo tal que los productores pequeños y medianos puedan acceder a los beneficios de esta actividad, que hoy está en manos de grandes como Cargill y Aceitera General Deheza.

Tenemos una idea diferente: el productor local es el que tiene que poder añadir valor y no limitarse a proveer el insumo para los combustibles que produzcan otros. ¿En qué condiciones un productor pequeño puede ingresar a la actividad?

–En forma individual no puede encarar proyectos de esta naturaleza. La idea es unirlos. Una planta de biocombustible con escala adecuada para la explotación comercial requiere 12 millones de dólares, monto que no cualquiera tiene.

¿Hay garantías de que Argentina disponga del biocombustible que necesita para cumplir con las pautas que fija la ley?

–Sí y no. Según la ley vigente, a partir del 2010 debe incorporarse un 5 por ciento de biocombustible a los carburantes fósiles. Hoy existe un poco de producción, pero no garantías de que sea suficiente para abastecer lo que requiera el mercado dentro de tres años. La ley ofrece ventajas impositivas exclusivamente para empresas argentinas de origen agropecuario, privadas o mixtas. Y aquí es donde se puede generar un cuello de botella: hoy no hay empresas de esas características que puedan producir los 600 mil litros que demandará la Argentina. Faltan capitales y financiamiento.

Hay empresas locales de otros rubros que miran la actividad con entusiasmo. Por ejemplo, Aeropuertos Argentina 2000.

–Sí. Hay operadores locales que están mirando el negocio, pero con la idea de enviar el producto al exterior porque para comercializar el biodiesel en el mercado interno no hay reglas claras. La Secretaría de Energía, que tendría que fijar las normas, aún no resolvió nada al respecto. Es muy difícil definir una inversión si no se tiene idea de a qué precio se podrá vender. La ley prevé que esa dependencia va a fijar un precio “razonable”, suficiente para garantizar una rentabilidad “aceptable”. El parámetro es muy subjetivo. Depende del criterio de un funcionario. Para un empresario sería mejor que haya un mercado que fije el valor y un Estado que subsidie luego la tarifa con un interés social.

¿Eso justifica que los proyectos se conciban básicamente para exportar?

–Claro. Aunque me parece más preocupante el riesgo de que países como Italia, Francia, España y otros se lleven al aceite, la materia prima, para fabricar el combustible en su país. Nosotros advertimos, cuando se discutía la ley en el Congreso, que si no nos apurábamos para desarrollar una política energética estratégica, podría ocurrir algo así. Si no desarrollamos empresas argentinas, con productores argentinos, estamos perdiendo la oportunidad de generar riqueza localmente. Esto es porque no se está entendiendo el cambio de matriz energética del mundo.

Está instalada la discusión acerca de que sembrar para la producción de biocombustibles desplaza a los alimentos y los encarece.

–Argentina está bien posicionada en este segmento porque es un productor de granos, sea cual fuere su uso.

Pero esa ventaja es básicamente para los exportadores.

–Y también para el Estado. De los 300 dólares que vale ahora la tonelada de soja, el fisco retiene el 27 por ciento. Gracias a que subió el precio de los commodities es que Argentina pudo superar mejor la crisis.

–¿Es razonable que Brasil se especialice en etanol y Argentina en biodiesel?

–No. Brasil desarrollará el etanol, pero después también el biodiesel. A la Argentina le conviene hacer lo que tiene. No vamos a competir con ellos, que siempre van a producir más etanol que nosotros.

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“Los biocombustibles son un negocio que está altamente concentrado.”

“Tratamos de promover el desarrollo del interior, de modo tal que los productores pequeños y medianos puedan acceder a los beneficios.”

“Hoy, la actividad está en manos de grandes como Cargill y Aceitera General Deheza.”

“Una planta de biocombustible con escala adecuada para la explotación comercial requiere 12 millones de dólares.”

“Según la ley vigente, a partir del 2010 debe incorporarse un 5 por ciento de biocombustible a los carburantes fósiles.”

“Es muy difícil definir una inversión si no se tiene idea de a qué precio se podrá vender.”

 
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