Dom 25.06.2006
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¡Que viva México!

› Por Marcelo Zlotogwiazda

Por supuesto que el título nada tiene que ver con el partido de ayer en Leipzig. Y aunque para ser sincero está inspirado en la legendaria película del genial Sergei Eisenstein que se estrenó en 1932, lo que sigue no evoca la explotación del campesinado de ese país, tampoco los heroicos sacrificios revolucionarios de las víctimas ni mucho menos la singular relación de los mexicanos con la muerte. ¡Que viva México! alude a lo que sucedió seis años después del debut de la película, cuando en 1938 el entonces presidente Lázaro Cárdenas primero expropia en marzo el negocio petrolero que estaba casi todo en manos extranjeras, y poco después crea Petróleos Mexicanos (Pemex), la que hasta hoy tiene el monopolio constitucional para la explotación de los recursos energéticos. Fue un 7 de junio, del cual dos días antes de la fiesta inaugural del Mundial de Alemania se cumplieron 68 años.

¡Que viva México! porque gracias a eso, además de su clasificación en Alemania el miércoles pudieron festejar un verdadero triunfo. Según datos difundidos ese día, en mayo Pemex obtuvo el record histórico de exportación de crudo, que alcanzó los 3225 millones de dólares. Con ese resultado parcial, el acumulado en los primeros cinco meses del año asciende a 15.410 millones de dólares, lo que representa casi lo mismo que lo exportado en todo 2003, y se proyecta a por lo menos repetir en el 2006 completo los 39.300 millones de dólares exportados el año pasado. Para tener un punto de comparación, México exporta de petróleo más del 90 por ciento de las exportaciones por todo concepto de la Argentina.

Además de una fuente extraordinaria de divisas, la propiedad estatal del recurso le permite financiar con su renta algo más de la tercera parte del presupuesto nacional. Además de la compañía latinoamericana que más factura, sus 86.200 millones de dólares de ingresos anuales la erigen en la novena petrolera del mundo. La existencia de Pemex posibilitó aprovechar al máximo para el interés de los mexicanos cada una de las estampidas del precio del crudo que hubo de 1973 en adelante, y mantener el control decisorio sobre la política más conveniente en materia de exploración, producción y exportación a lo largo del tiempo. Con todo eso más sus 160 mil empleados, la compañía ocupa un rol tan estratégico e indiscutido que ni siquiera tras el primer traspié del PRI y la irrupción de un gobierno de centroderecha como el de Vicente Fox se osó cuestionar las bases de su existencia. Eso no quita que el Partido de Acción Nacional (PAN) esté siendo cuestionado por beneficiar en forma irregular a proveedores privados en desmedro de eficiencia de la empresa estatal. De acuerdo con información del diario La Jornada basada en un documento gremial al que accedió el medio: “Bajo la administración del presidente Fox, Pemex sufrió un desplazamiento de sus actividades, propiciado por el grupo político que llegó al poder en el año 2000. Cada día la empresa gasta al menos 2,3 millones de dólares en arrendamiento a firmas extranjeras que podrían realizar los propios trabajadores de la empresa”. La acusación recuerda los desmanejos de la YPF estatal, tanto en favor de sus contratistas como del otrora superpoderoso Sindicato Unidos de Petroleros del Estado, el recordado por la sigla SUPE y por su ya fallecido cacique yabranista Diego Ibáñez.

Pero la ineficiencia e incluso la corrupción que en México no sirvieron de excusa para llevar adelante la irracionalidad privatista que promovió Estados Unidos esperanzado en su aliado Fox, en la Argentina fueron el eje de una de las peores decisiones de la historia. La que concretó el menemismo, con la anuencia del actual presidente y entonces gobernador santacruceño, Néstor Kirchner, entre otros. Tan inexplicable que dejó a la Argentina como una de las excepciones que explican por qué hay nada más que un 10 por ciento del petróleo y gas en el mundo en manos privadas. La desproporción se torna más absurda al considerar que una parte de ese 10 por ciento son las reservas estadounidenses, es decir de la potencia mundial.

El mismo presidente Kirchner que valientemente justificó y respaldó el jueves pasado ante el Parlamento y los críticos empresarios españoles la renacionalización energética de Evo Morales en Bolivia, fue el que horas más tarde compartió el anuncio de Repsol respecto de mayores inversiones en exploración en la Argentina. Desde la privatización de YPF hasta ahora, hubo varios anuncios en igual sentido que en conjunto fueron más ruido que nueces, al punto que lejos de ganar en suficiencia de reservas el país se fue acercando al desabastecimiento. Desde el Gobierno dirán que ahora hay que confiar porque una parte de la inversión adicional en exploración de los españoles será en sociedad con la estatal Enarsa. A lo que cabe acotar que en comparación con Repsol-YPF la criatura Enarsa parece un pequeño bote al lado del Acorazado Potemkin.

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