Mié 02.04.2014
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CINE › CINE HOY ARRANCA UNA NUEVA EDICIóN DEL BAFICI

Un adolescente que se siente muy orgulloso de ser como es

A sus 16 años, el festival porteño se rebela contra sí mismo para mantenerse renovado. Habrá, como siempre, más de 400 películas, entre cortos y largometrajes. No faltarán los grandes nombres de siempre, pero tampoco las sorpresas.

› Por Horacio Bernades

“Es abril, y en Buenos Aires... un nuevo Bafici comienza”, podría engolar el locutor que a fines de los ’80 anunciaba así el comienzo de ¡cada hora!, por FM Horizonte. Un Bafici de 15 años, que por esas cuestiones del contar desde cero es el número dieciséis. Tenga quince o dieciséis, muy adolescente no se lo ve. No en el sentido de la inseguridad, la torpeza o la desorientación. Sí, pensándolo bien, en el de la frescura, el inconformismo, la rebeldía incluso. Podría formularse, revisando la programación de este año, que el Bafici se rebela contra sí mismo para mantenerse renovado. Conservación de la renovación: tal vez sea ésa la fórmula a la que el festival porteño deba aspirar.

Dos o tres años atrás hubo un quedo, una sensación generalizada de falta de sorpresa, cierto hastío. Después de eso, como tras una gripe, el paciente se levanta con más energía que nunca, y es así como desde hoy y hasta el domingo 13 arrollará a la Ciudad con una catarata del cine más diverso. Más de 400 películas entre largos, cortos y mediometrajes. Y para todos los gustos. Porque al festival que desde el año pasado dirige Marcelo Panozzo, cierto medio pelo tiende a pegarle la etiqueta de difícil y elitista, seguramente con la intención de ghettificarlo. Es en realidad difícil y elitista. Y también popular, divertido, excitante, frívolo, conmocionante y todos los adjetivos que cada espectador tenga ganas de sumar. Y si no será que el Bafici logró consolidar una elite masiva, amante exclusiva de lo difícil.

“BafIsrael”

Así como el año pasado fue Chile, Israel es el país invitado en esta edición del Bafici. Acertada decisión de sus responsables, teniendo en cuenta que lo que se conoce de la cinematografía israelí es –no sólo aquí sino en el mundo entero– poco y raleado. Por una de esas conspiraciones del azar imposibles de prever, esto sucede días después de que una organización internacional de defensa del pueblo palestino invitara a un boicot internacional contra ese país. Boicot que incluye no sólo la producción industrial y comercial israelí, sino también los productos culturales.

Se esté o no de acuerdo con la medida, para los responsables del evento es tarde para deshacer lo gestionado durante meses. Por lo cual esta edición del Bafici quedará inaugurada hoy con la proyección, gratuita y para todo público, del film The Congress, último opus de Ari Folman, realizador de la recordada Vals con Bashir. La proyección tendrá lugar a las 20, en el Anfiteatro del Parque Centenario. Pero el “BafIsrael”, como algunos sostenedores locales del boicot designan despectivamente esta edición del Bafici, se extenderá por toda la grilla, del mismo modo en que el cine chileno lo hizo el año pasado. En la Competencia Vanguardia y Género podrá verse un film que fue sensación en el circuito de festivales el año pasado, en el que el padre de una niña y un policía secuestran y torturan al tipo que la violó (Big Bad Wolves), y en Nocturna, el primer film israelí de zombis (Cannon Fodder).

Esos dos ejemplos hablan de por sí del eclecticismo de una selección que incluye documentales, comedias, la mencionada película de Folman (que combina animación con actores y está basada en una novela de Stanislav Lem) y un foco dedicado a Uri Zohar, realizador enteramente desconocido por aquí, al que algunos atrevidos no dudan en calificar como el “Leonardo Favio israelí”. Ocho largos y un corto de este ex cineasta, que dejó el cine a fines de los ’70 para seguir el rabinato, deviniendo rabino ortodoxo y renegando para siempre de su obra.

Córdoba viene

En una nota publicada en Página/12 un par de meses atrás se hizo referencia a que 2014 pinta para ser el año del destape definitivo del cine cordobés. Como no podía ser de otra manera, esta edición del Bafici será testimonio de ese destape. De las quince películas de la Competencia Argentina, cuatro son de la provincia del fernet. Cinco, forzando un poco las cosas. Nos referimos a Atlántida, de Inés María Barrionuevo; Ciencias Naturales, de Matías Lucchesi (ambas participaron de la última edición de Berlín; la de Lu-cchesi ganó allí el Premio Generación K-Plus); Tres D, de Rosendo Ruiz (opus 2 del realizador de De caravana, que en enero estuvo en Rotterdam), y El último verano, ópera prima de Leandro Naranjo, crítico de la notable revista de ese origen, Cinéfilo.

La quinta, un poco forzadita, es Si je suis perdu, cést pas grave (título original así, en francés), de ese clásico del Bafici y Mar del Plata que es Santiago Loza (realizador de Extraño, Los labios y la reciente La Paz, entre otras). Sucede que Loza, si bien desarrolló toda su carrera en Buenos Aires, nació, estudió cine y filmó sus primeros cortos en Córdoba. Y hay tres películas de la provincia de La Mona en la sección Panorama: el documental Escuela de sordos, de Ada Frontini; El tercero, segundo film de Rodrigo Guerrero, realizador de El invierno de los raros, y La laguna, que en noviembre pasado participó de la Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata.

A propósito de esto último: loable, que este año el Bafici haya decidido incluir en la grilla unos cuantos films previamente programados en “el otro” gran festival argentino. Ya no hace falta diferenciarse, ambos festivales están suficientemente diferenciados de por sí.

Argentinismos

Abundante, como no podía ser de otro modo, la presencia del cine argentino no-cordobés en esta edición del Bafici. Tres en Competencia Internacional: Algunas chicas, de Santiago Palavecino, que debutó internacionalmente en el Festival de Venecia; La Salada, tríptico del descendiente de asiáticos Juan Martín Hsu, y Mauro, una de lúmpenes dirigida por Hernán Rosselli. En Selección Oficial, fuera de concurso, La ballena va llena, dama de compañía de la magistral Pulqui, un instante en la patria de la felicidad (2007), y El color que cayó del cielo, nuevo documental de Sergio Wolf, a doce años de la igualmente magistral Yo no sé qué me han hecho tus ojos.

En la Competencia Argentina, un nombre mayor, el de Edgardo Cozarinsky, volviendo sobre marcas fuertes de su cine (el documental, el pasado, la historia pequeña imbricada con la de gran escala) en su Carta a un padre. Tres clásicos baficianos en esa misma sección: Rodrigo Moreno indetermina ficción y documental en Réimon; Gustavo Fontán continúa con su exploración casi abstracta de la materia objetual y humana en El rostro, mientras que Alejo Moguillansky (Castro, El loro y el cisne) vuelve a rizar el rizo de la metalingüística en El escarabajo de oro. Además, la que faltaba de las tres argentinas que este año participaron de la Berlinale (Historia del miedo, de Benjamín Naishtat), la originalidad de una de terror tridimensional (Necrofobia en 3D, de Daniel de la Vega, realizador de Hermanos de sangre) y cuatro a descubrir: los documentales 13 puertas y Mientras estoy cantando, y los films de ficción Juana a los 12 y Una canción coreana.

En Vanguardia y Género se verá Living Stars, del dúo Cohn-Duprat (los de Televisión registrada y El hombre de al lado), y habrá dos focos bien argentinos: uno, en colaboración con el Museo del Cine, dedicado al inmenso Carlos Schlieper, el Lubitsch criollo (nueve de sus comedias, incluidas todas sus obras maestras), y otro centrado en la serie de Retratos, de Rafael Filippelli, que incluye el de Juan José Saer (a criterio del cronista, su mejor película) y uno de estreno, sobre Adrián Iaies.

Riff Raff

Habrá un foco, incluido en el Baficito, sobre la producción del sello independiente estadounidense de animación UPA, que desde mediados de los ’40 hasta fines de los ’50 impuso una estética básica, bidimensional y minimalista, cuya creación más conocida es Mr. Magoo. Sin contar los tres argentinos, nada menos que seis films iberoamericanos participarán de la Competencia Internacional: dos chilenos, uno peruano, uno brasileño, uno ecuatoriano y uno español. Dos meses antes del Mundial se imponía una sección deportiva, y el Sportivo Bafici viene a cumplir ese rol, incluyendo desde el Boxing Club, de Frederic Wiseman, hasta Weekend of a Champion, joya perdida en la que Polanski filmó, en los ’70, a su amigo Jacky Stewart. Entre una y otra, la poco vista The Jericho Mile, de Michael Mann (1979), y Soy Ringo, documental sobre Oscar Bonavena.

Documentales sobre Troilo, Pajarito Zaguri, Michel Petrucciani y la secretaria de los Beatles (Good Ol’Freda), en la sección Música. Un foco sobre el documentalista suizo Jean-Stéphane Bron, otro sobre la realizadora portuguesa Rita Azevedo Gomes y un tercero sobre el asumido realizador de películas de explotación Frank Henenloter (incluyendo su clásico Basket Case, donde un tipo lleva la cabeza viviente de su hermano deforme en una canasta, vengándose sangrientamente de todo el mundo). Mucho cine recuperado, no sólo en la sección Clásicos Restaurados (Fedora de Billy Wilder, Shivers de Cronenberg, Calles de fuego), sino fuera de ella. Sportivo Bafici hace lugar a Fat City (obra maestra absoluta de John Huston, 1972), El crack (J. Martínez Suárez, 1960) y Paula contra la mitad más uno (N. Paternostro, 1971), Panorama incluye la trilogía Los Documentos de Pittsburgh, del clásico del cine experimental Stan Brakhage (tres cortos de media hora, finalizados en 1971), y Nocturna incorpora una copia nueva de Maniac Cop, legendaria clase B de los ’80.

Habrá películas de a dos: dos de Tsai Ming Liang (su último largo, presentado en Venecia, Stray Dogs, y el mediometraje Journey to the West), dos del filipino Raya Martin (una en solitario, How to Disappear Completely, y otra filmada junto a Mark Peranson, La última película) y dos del rumano Corneliu Porumboiu (Cae la noche en Bucarest y The Second Game, film de cierre del festival). Y estarán, como tienen que estar, las últimas de Alain Resnais, Hong Sang-soo, Claude Lanzmann, Miike Takashi, Sono Sion, Thom Andersen, Júlio Bressane, Lav Díaz y todos los demás. Es el Bafici, qué embromar.

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