futuro

Sábado, 8 de octubre de 2005

FINAL DE JUEGO

Donde se empieza a sentir la necesidad de la acción y se plantea un enigma práctico

 Por Leonardo Moledo


–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Es hora de empezar a actuar. ¿Dónde habíamos quedado?

–Ya no lo recuerdo –dijo el Embajador de Inglaterra–. Creo que en los problemas relativos a la fábrica de fósiles.

–¿No había habido un nuevo asesinato, esta vez de un lógico? –preguntó Kuhn.

–No lo recuerdo –dijo el Comisario Inspector–, el mundo es muy complejo, las cosas son muy volátiles, y el inconsciente está estructurado como un lenguaje, una frase que me parece un tanto vacía.

–Deberíamos acudir a nuestros lectores –dijo Kuhn.

–Nuestros lectores sólo reaccionan cuando hay un enigma –se quejó el Comisario Inspector–. No están tan atentos a la filosofía, que parece ser patrimonio exclusivo de la institución policial.

–Hay cosas para comentar, sin embargo –dijo el Embajador de Inglaterra—. Los premios Nobel, por ejemplo, que hacen las delicias de su graciosa majestad.

–Necesitamos acción –dijo Kuhn–. Los premios Nobel los dan todos los años, y eso es justamente lo contrario de la acción, es la perfecta circularidad, es como la llegada de la primavera. Tenemos que retomar el fluir de la novela.

–Necesitamos averiguar en qué punto estábamos –dijo el Comisario Inspector–, y para averiguarlo tenemos que recurrir a nuestros lectores. Pero como nuestros lectores sólo responden cuando hay un enigma, propongamos uno.

–Propongamos uno –dijo Kuhn.

–Bueno –dijo el Comisario Inspector–. Aunque como todo el mundo sabe mis intereses están centrados en la filosofía, hay algo que me intriga en este bajo espacio sublunar. Y son las máquinas expendedoras de boletos en los colectivos. ¿Cómo funcionan?

¿Qué dicen nuestros lectores? ¿Cómo funcionan? ¿Y en qué punto estaban del fluir de la novela?

Correo de lectores

ACERTIJO

Es muy interesante el acertijo del prisionero, y acá le mando mi respuesta: La pregunta que debe hacer el prisionero es: “Qué me diría el otro guardia si yo le preguntara si tu puerta me lleva a la libertad”. Si la respuesta es “el otro guardia diría que no”, debemos pensar que ésa es en realidad la puerta correcta, que éste guardia dice la verdad y que el otro mentiría. Si la respuesta es “diría que sí”, debemos pensar que la puerta correcta es la del otro guardia, y que el que contestó miente. En definitiva, si la puerta liberadora es la del guardia al que preguntamos, ambos dirían “no”, caso contrario, ambos contestarán “sí”. La estrategia es involucrar a los dos guardias en una sola pregunta. Si el tipo no está preso por perejil, tiene la libertad asegurada. Gracias.

Nahuel Felipe Ricca Martín, 12 años, loco x la lógica

P.D.: Mi papá me ayudó con la redacción.

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    Por Leonardo Moledo

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