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Lunes, 1 de marzo de 2004

FúTBOL › EL CHILENO FUE UNA DE LAS FIGURAS DEL PARTIDO EN EL PARQUE INDEPENDENCIA

River se exhibió a Salas lleno

Como Montenegro o Sambueza, el delantero tuvo una actuación destacada y marcó uno de los tres goles de la victoria sobre Newell’s, aunque el equipo sufrió más de lo que debía para controlar el encuentro. Amargo debut de Américo Gallego como entrenador del equipo rojinegro.

Por Alejo Diz
Desde Rosario

El River de Leonardo Astrada pasó ayer su primera prueba de riesgo. No por la dimensión del rival, ya que hace tiempo que Newell’s perdió protagonismo grande, sino por el escenario y el clima que encontró el equipo visitante. En el Coloso del Parque Independencia, Newell’s estrenaba a Américo Gallego como técnico, y como en todo debut la expectativa se contagió en las tribunas. A estadio lleno, River desplegó en Rosario algo del fútbol que pretende Astrada y se llevó una victoria cómoda, aunque el marcador sugiera cierta dificultad. Una tarde acertada de Montenegro, la distinguida aparición de Salas y la explosión goleadora de Sambueza dibujaron una victoria que fortalece a River como equipo.
En algún momento pareció que River no se había tomado el partido con seriedad. Ocurrió en parte del segundo tiempo. Quizás fue porque a la media hora de juego River estaba 2-0 arriba con merecida autoridad. Y apareció ese exceso de confianza que había sufrido ante Libertad de Paraguay por la Libertadores. Pero como en la noche del miércoles, cuando el equipo de Núñez reconoció el riesgo que asumía, resolvió el partido con admirable sobriedad.
Poco tuvo que renegar River. A los cinco minutos, Claudio Husain emuló a Bochini y dejó solo a Montenegro frente al arco. El Rolfi definió como un diez: acomodando la pelota por el único resquicio que le dejó Palos. Newell’s no hacía pie en el medio, y Gallego hizo saber su disgusto con ademanes que desmoralizaban hasta al más fanático.
Coudet tuvo que dejar la cancha por una molestia muscular e ingresó Luis González. La variante forzada no alteró los planes. River administraba la pelota y los espacios ante la desolación del nuevo entrenador. Y como consecuencia del dominio, Fernández sacó un centro desde la izquierda y, por detrás de todos, apareció Salas para marcar el segundo de cabeza con las mismas comodidades que había gozado Montenegro.
Dos goles cubrían las exigencias de Astrada. Por eso habrá sido que River desistió de su rol hegemónico. Y sólo por ello Newell’s pudo reaccionar. Aunque Costanzo le sacó un mano a mano a Vásquez, y Garcé le quitó el gol a Patiño cuando el colombiano se tentó por la definición excelsa.
En el complemento, Gallego recurrió a dos pibes: Rodas y Marino. Pero a River lo preocuparon recién después de los 20 minutos, ya con Steinert de punta dentro de la cancha, y con el local ostentando una formación con tres delanteros y tres volantes creativos. Gallego asumió riesgos y en el partido aparecieron las emociones insospechadas.
Es que con un River esperando por el final sin pasar sobresaltos, apareció un imprevisto: el descuento local con un cabezazo de Vásquez. Era el momento donde los rojinegros intentaron agitar dudas en el rival. Pero este River de conciencia fría responde con determinación. Porque antes de que Newell’s sea empujado por su gente, Sambueza clavó el tercero con un zurdazo cruzado que ahuyentó cualquier ilusión en los locales. Ni siquiera el segundo descuento de los rosarinos, a cargo de Rodas, pudo hacer creer que River se iba de Rosario sin su tercera victoria de la semana.

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El gol de Salas, el segundo de River. El chileno se destaco.
 
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