Lun 24.05.2004
libero

FúTBOL › EL EQUIPO DE FILLOL SE IMPUSO 3-1

Racing no se contenta con ser el dueño de Avellaneda

Reaccionó después de la primera hora, le dio vuelta el clásico a Independiente y lo ganó con holgura, con dos goles de Fernández y uno de López. Pero, además, quedó a seis puntos del líder River y, si lo vence el domingo, acortará la ventaja a la mitad, conservando una esperanza de luchar por el título.

Racing se adueñó del barrio. Con inteligencia, coraje y una dosis precisa de oportunismo, el conjunto de Fillol dio vuelta un intenso partido y se impuso en el clásico de Avellaneda ante un tibio rival. Dos goles de Gastón Fernández y uno de Lisandro López le permitieron al equipo ganador alcanzar una victoria que justificó por saber cómo, dónde y cuándo golpear. Con esta nueva derrota en el Clausura, Independiente se quedó sin nada: ni siquiera pudo despedirse de una pésima temporada con un triunfo ante el adversario de siempre. Los dirigidos de Pastoriza dejaron el campo de juego reprobados por su público y con la sensación de haber tocado fondo.
Racing se retrasó en el arranque y le cedió la iniciativa a Independiente para contragolpear. Pero el conjunto local se adueñó de la pelota y comenzó a controlar el desarrollo del partido. Así se hizo protagonista del encuentro y parecía tener controlado al rival, que no podía salir. Tenía mayor volumen de juego y manejaba la pelota con un criterio aceptable. Los visitantes, en cambio, eran un conjunto muy largo y partido en todas sus líneas. Un rato antes de la media hora, mediante un tiro libre ejecutado por Eluchans (la figura de su equipo) que pegó en la barrera y descolocó a Cuenca, Independiente se puso en ventaja y pareció justo, simplemente, porque había jugado mejor.
Sin embargo, el elenco rojo mostraba, a esta altura del cotejo, dos defectos que después iban a costarle caro: 1) la falta de contundencia ofensiva y 2) una ostensible fragilidad defensiva. Pese a dominar el juego y controlar la tenencia de la pelota, daba la sensación de que Racing podía complicar a la desordenada línea de fondo del equipo local si se proponía llegar con más gente. Así fue que, sobre el final de la primera etapa, Racing se animó a buscar.
A la salida de un corner, Lisandro López conectó de cabeza, la defensa de Independiente intentó jugar con la posición adelantada, pero Damiani se quedó enganchado y Gastón Fernández, solo junto al palo, estableció la igualdad. Ese gol significó para los jugadores de Racing un importante envión anímico que les permitió encarar el segundo tiempo con argumentos futbolísticos más sólidos.
En el complemento, Racing fue un equipo ordenado y sólido. Se paró bien en la mitad de la cancha y se sostuvo en defensa con prolijidad. Con la firmeza de Orozco en el fondo, la recuperación de Torres, la creatividad de Gastón Fernández y la velocidad de Lisandro López en la ofensiva, el elenco visitante se hizo con el control del partido frente a un adversario que atacaba sin lastimar. En un rápido contragolpe, Gastón Fernández puso en ventaja a Racing en el marcador.
Independiente se fue en busca de la igualdad, pero se expuso demasiado, y el equipo de Fillol aprovechó cada réplica para generar peligro. Las llegadas se repetían y López aprovechó entonces una distracción defensiva para poner cifras definitivas al encuentro, cuando faltaban ocho minutos para el cierre del partido. Bajo una lluvia torrencial, el final encontró al público de Racing festejando la victoria más deseada, la que más se disfruta: ganarle al rival de toda la vida y sentirse dueño del barrio. La sensación más linda que puede sentir un hincha después de un clásico.

Notas: Leonardo Castillo.

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