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Lunes, 4 de abril de 2005

FúTBOL

Una fiesta que duró 100 años

A la celebración de Boca no le faltó nada y ni siquiera la empañó la caída ante Vélez. Diez capítulos de un festejo fastuoso, emotivo e inolvidable.

 Por Facundo Martínez

La Antorcha.
Fue el momento más emotivo de la noche. Volvía a la Bombonera la antorcha que un año atrás había salido desde allí para atravesar alrededor de 300 ciudades –con sus respectivas peñas, que ayer dieron el presente–, desde la Antártida hasta La Quiaca. La traía, nada más y nada menos, que Diego Armando Maradona. El público estalló. “Pueblo boquense, quería decirles que me siento orgulloso de estar acá y quiero agradecer a los dirigentes por haberme invitado. Sepan que los mejores son ustedes, los hinchas de Boca. Que eso le quede claro a todo el mundo. Nosotros sabemos lo que es sentir, lo que es la pasión”, expresó Diego. La ovación a las palabras del astro fue aún mayor.

El Orígen.
La fiesta de ayer en La Bombonera comenzó con la proyección de un corto con tinte humorístico, donde personalidades boquenses ofrecían testimonios acerca del origen del sentimiento, desde los griegos, pasando por el rey David, hasta San Martín, Belgrano, Van Gogh o Beethoven, todos supuestos hinchas de Boca. Blas Armando Giunta, en su intento de asociar el fenómeno popular de Boca con la Revolución Francesa, se llevó el mayor reconocimiento del público.

La Pasión.
Para reflejar “los 100 años de pasión” se proyectó un largometraje con la historia del club sobre siete pantallas que cubrieron todo el largo de los nuevos palcos, con una especie de show multimedia, que fue acompañado por una orquesta en vivo que estuvo dirigida por Lito Vitale y que contó con varios intérpretes que cantaron temas vinculados a las diversas décadas del centenario: Jairo, Raúl Lavié, Fabiana Cantillo, Juan Carlos Baglietto, Facundo Saravia, Cucho, de Los Auténticos Decadentes, Sandra Mihanovich y Pedro Aznar, entre otros. Todos juntos interpretaron después el Himno Nacional.

El Olimpo.
Homenaje a los cien ídolos boquenses. Ahí estaba delante de todos la rica historia de Boca y sus forjadores: Pancho Varallo, Pepino Borello, Angel Clemente Rojas, Federico Edwards, Antonio Rattin, Silvio Marzolini, Antonio Roma, Roberto Rogel, Alfredo Rojas, Rubén Suñé, Ignacio Ramón Peña, Osvaldo Potente, Vicente Pernía, Carlos Salinas, Roberto Cabañas, Carlos Tapia, Milton Melgar, Sergio Martínez –uno de los más ovacionados por el público junto a Varallo–, Fernando Gamboa, Juan Simón, Blas Giunta y Chicho Serna –huevo/huevo/huevo, los recibió la hinchada–, entre otros ex jugadores presentes. Todos juntos –eran unos 94 futbolistas sobre 106 invitados– arriba del escenario parecían formar una suerte de Olimpo boquense. Por supuesto que llamaron la atención algunas ausencias, como las de Carlos Bianchi y Roberto Mouzo, dos enemistados con la actual dirigencia, y Hugo Gatti. También recibieron medallas los integrantes del actual plantel profesional.

La Doce.
Nada de micrófonos, nada de potencias, sólo la voz de la hinchada. Mientras cantaba, la tribuna se fue cubriendo con la bandera gigante “Podrán imitarnos, igualarnos jamás”. Al destaparse, se pudieron ver unas 25 banderas con los colores de River. “Es para vos River Plei/es para vos River Plei...”, comenzó el hit, para después seguir con “le afanamos las banderas/que las vengan a buscar”. Todos se prendieron luego en un extenso repertorio antigallina. Fue para los hinchas otro de los grandes momentos de la noche.

El Público.
Con una Bombonera casi repleta, los hinchas de Boca no pararon de alentar al equipo, a pesar de la derrota con Vélez. Tampoco se privaron, durante la proyección del largometraje, de manifestar sus opiniones acerca de los personajes que iban apareciendo en pantalla a raíz del repaso de la historia. Fuertes fueron los silbidos contra Hitler,Videla, Massera, la guerra de Malvinas, Galtieri, Menem (el más repudiado), Cavallo y el Pacto de Olivos. En cambio, ante la aparición de los ídolos de Boca no hubo más que fuertísimos aplausos. Diego Maradona y Carlos Bianchi, por supuesto, fueron los más ovacionados. Entre los dirigentes, Antonio Alegre, presentado como el hombre que salvó a Boca de la ruina, se llevó un fuerte reconocimiento, para un leve recelo de Mauricio Macri, que combinó muchos aplausos con algunos silbidos.

La Cena.
Todo había arrancado con una cena lujosa, con ímpetu de gala, que el club ofreció en el Salón Azul de La Rural el sábado. A la velada asistieron unos 3500 comensales, muy elegantes todos, jugadores y directivos de distintas épocas, quienes fueron distinguidos con una medalla recordatoria, en dos entregas grupales que fueron, sin dudas, los mejores momentos de la noche, los más emotivos y aclamados. Y en realidad fue una especie de avant première del espectáculo que se vio ayer masivamente en la Bombonera. No había vestidos de gasa ni trajes impecables ni alhajas como se vio el sábado por las mesas del recinto. En la Bombonera, que parecía un anfiteatro griego, el público copó la parada agitando banderas constantemente, cantando, alentando y disfrutando a pleno de la fiesta. Un espectáculo realmente imponente.

La Torta.
En el cierre de la cena de La Rural, Boca presentó ante los invitados una torta gigante azul y oro con 100 velitas, que según habían anunciado los organizadores iba a apagar Maradona, quien finalmente no asistió porque trascendió que estaba en el cumpleaños de una de sus hijas. Si hubiese estado, seguramente le hubiese sido imposible poder hacerlo porque las 100 bengalitas se resistían.

El Papa.
Cuando Ari Paluch, improvisado showman boquense, abrió la tarde, no pudo eludir lo que todos sabían, la muerte de Juan Pablo II, un dato que iba a diluir el ánimo festivo. Entonces tomó la palabra el padre Horacio “Titín” Della Barca, el cura bostero, quien legitimó el festejo y dirigió oraciones para el Papa. El público lo entendió de esa manera y no tardó en volver al clima de fiesta. Distinta fue la historia el sábado, ya que a los maestros de ceremonia le costó levantar el ánimo del público, que sólo de tanto en tanto se prendía con alguna consigna de cancha, como cuando un pequeño grupo de jugadores del actual plantel –Martín Palermo, Guillermo Barros Schelotto, Baiano, Fabián Vargas, acompañados por el técnico Jorge Benítez– ingresaron al salón; antes de la medianoche ya habían emprendido el regreso a la concentración.
Fuegos Sagrados. Tras el Himno Nacional, luego se iba a cantar la marcha de Boca, cuya letra se podía seguir escrita en las pantallas. Para el final de la fiesta, llegó el momento de los fuegos artificiales. Los que mejor los pudieron ver fueron los que ya se retiraban del estadio, ya que los mismos explotaban detrás de la tribuna que da a Casa Amarilla. En el playón se quedó largo rato la gente mirando hacia el cielo. Aturdida y feliz al mismo tiempo. “Es la mejor fiesta que vi que hizo un club de fútbol”, decía un hincha, mientras caminaba eufórico hacia la salida.

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