EL AÑO MARADONA: SUSTO Y RESURRECCION
Otra increíble gambeta de Diego
Por Leonardo Castillo
Aquel domingo 18 de abril, las ediciones de los diarios estaban prácticamente cerradas cuando una noticia impactante conmocionó a todas las redacciones: Diego Maradona había sido internado en la Clínica Suizo Argentina, afectado de una dolencia cardíaca aguda y un pronóstico reservado se guardaba sobre su salud. El astro se mantenía con vida mediante la ayuda de un respirador artificial, mientras las agencias de noticias no paraban de difundir versiones sobre la inminencia de un desenlace fatal. El jugador más grande de la historia del fútbol argentino podía morirse esa misma noche.
Pero Diego zafó. Gambeteó a la parca, aunque quedó muy maltrecho. Lo esperaría una larga convalecencia en medio de una colorida vigilia de admiradores, periodistas y curiosos de todo tipo, quienes pugnaban por una información sobre su salud. El doctor Alfredo Cahe, su médico personal, aventuraba por aquellos días un confuso diagnóstico. “El problema de Diego no tiene nada que ver con la cocaína”, aseguraba convencido ante la prensa.
Pero tras darse de alta por su cuenta, y volver a ser internado una semana después como consecuencia de “una transgresión alimentaria”, Diego fue puesto bajo custodia judicial y recluido en una clínica psiquiátrica de Ituzaingó para tratar su adicción a las drogas. Por aquellos días se libró toda una verdadera batalla entre los familiares de Diego y los personajes que componían su mentado entorno. Claudia, Dalma y Giannina empezaron a seleccionar cada visita que Diego recibía en Ituzaingó y manejaron con mano de hierro los intereses de Diego. Hasta Cahe se vio apartado de su paciente por decisión de Claudia.
El 20 de septiembre, tras una prolongada controversia judicial, Maradona dejó la clínica de Ituzaingó y viajó rumbo a Cuba, como era su voluntad, pese a la clara negativa de sus familiares. Allí permaneció hasta el 15 de diciembre, cuando decidió volver para pasar las fiestas junto con su familia. Desde entonces Maradona se mostró repuesto, alejado de ciertas compañías y muy cercano sus afectos. Estuvo en peligro, ahora parece haber encontrado en sus hijas una razón para mantenerse aferrado a la vida. Ojalá que no desperdicie esta nueva oportunidad.