Jue 27.05.2004
no

MONTEVIDEO 2004, CON NASSER Y LA TRIPLE NELSON

No es el paraíso, pero...

Dos nuevos discos que representan parte de la actual escena rockera uruguaya, entregan pistas sobre el latido musical de una ciudad que está tan cerca como lejos de Buenos Aires.

POR MARIANO BLEJMAN Desde Montevideo

El diario local cuenta que la telefónica (propiedad del Estado) acaba de bajar las tarifas, que el gas también bajó y la izquierda está a punto de tomar el poder. No es un sueño: es Uruguay. El país cambió de nombre hace unos años y nadie lo notó. Dejó de ser la República Oriental para ser, simplemente, Uruguay. Pero otras cosas curiosas pasaron en la tierra de Artigas, algunos sonidos que comienzan a iluminar la escena después de años de mirar al rock de afuera. Y fue justamente esa mirada hacia afuera que el rock uruguayo tuvo, la que terminó legitimando esa negritud que todo lo impregna por aquí.
Sobre el mediodía, con la resaca de la entrega de los premios Graffiti que consagró un día antes como mejor grupo a Trotsky Vengarán y como mejor álbum a Buitres, por Mientras, un puñado de periodistas se congrega en un boliche sobre la Rambla (es fácil, casi todo Montevideo está sobre la Rambla). Están dispuestos a escuchar La Triple Nelson, power trío así bautizado en honor a Martín Karadagian. Oriundos del barrio de Buceo –que parió a No Te Va A Gustar, Jaime Roos y Rubén Rada–, surgieron en el verano del ‘98. La Triple Nelson muestra su trabajo llamado Seguir mejor, que pronto se presentará en Buenos Aires. “Es una buena oportunidad para salir del independentismo”, cuentan al No el cantante Christian Cary, el baterista Ruben Ottonello y Fernando “Paco” Pintos, bajista. Cabe aquí dimensionar el mercado “independiente”: no se venden más de 400 discos (tal fue el caso del primero, llamado Buceo) y los discos de oro se cotizan a 2 mil copias. De ahí su necesidad de bucear afuera. Los integrantes de La Triple Nelson venían del blues clásico, hasta que se deschavaron con el rock and roll más furibundo. Su nuevo disco es un puñado de canciones crudas, inspiradas en una mezcla de Divididos, Pescado Rabioso, Jimi Hendrix y Pappo de Riff. Curiosamente no hay olor a música rioplatense en su obra. “En Uruguay todos tenemos un pariente en Europa”, cuenta Ottonello. Cary habla de su barrio de Buceo como “barrio de trabajadores, sobre la rambla de Playa Buceo, actualmente lleno de fábricas abandonadas, hinchas acérrimos de Huracán Buceo”. El tema que les hizo ganar el concurso Pro-Banda se llamó Billete y fue inspirado en los dichos de un argentino promedio: “Fuimos a tocar a Punta del Este y un argentino que regenteaba un pub nos dijo: ‘Ustedes tocan, se van quedando y el billete va apareciendo’. Nos quedamos, pero el billete nunca apareció”.
En Montevideo no es difícil encontrar imágenes del film 25 Watts de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella; tampoco es difícil entusiasmarse con la segunda película, Whisky, que acaba de ganar dos importantes premios en Cannes. La estética de una vida minimalista está demasiado presente. Uno de esos lugares es una plaza de Punta Carretas que funciona como una especie de bunker creativo: de allí salió La Vela Puerca, fenómeno uruguayo, pero también andan No Te Va A Gustar. Escenarios detenidos, sumidos en la eterna siesta que sólo el ritmo de candombe puede desperezar. Y el candombe es otro fenómeno que cada domingo estalla por la ciudad, sin que la comunidad negra se sienta cómoda con tanto alboroto. Quien decidió, en tanto, deshacerse de sus propios prejuicios fue Jorge Nasser –Nasser a efectos artísticos–, quien después de haber liderado Níquel, exitosa banda pop de los ‘80 y los ‘90, decidió virar a los sonidos de su tierra, según cuenta al No. “Tengo que hacerle una declaración de amor al Uruguay”, sentencia. “Aunque algunos me crucificaron, todo el mundo habla mal de lo que se hace aquí. Pero voy a defender nuestra tierra”, dirá. “No estamos en el paraíso, pero amo este lugar.” Nasser acaba de dar a luz Milongas del querer, disco que mostró en Montevideo y tal vez esté en junio en Buenos Aires. ¿Qué llevó a Nasser de los Guns n’ Roses hasta el candombe, la milonga y Zitarrosa? Probablemente cierta maduración. Pero, también, la aceptación que la música rioplatense había comenzado a tener afuera. “Es cuestión de tiempo”, dice un tema homónimo. ¿Cuándo le cayó la ficha de la “negrez”?, como dice él mismo. “Rada es un genio, desestructuró el candombe”, cuenta Nasser. De algún modo, el músico confirma que –desde Manu Chao en adelante– parece necesaria la mirada extranjera para revalorizar lo local: “Desde Los Fabulosos Cadillacs, cuando ganaron el Grammy, hasta la Bersuit Vergarabat y Los Piojos, cuando se hicieron masivos, se dio una especie de autorización para apreciar nuestra música”, cuenta. “La orden llegó desde Buenos Aires.”
Nasser dice que los grandes defensores de la música uruguaya son los argentinos. Si la música hace su aporte a la identidad, entonces el Río de la Plata tiene la suya bien marcada. Todo esto se comprende mejor pasada la medianoche: después del show que Nasser ofrece en el shopping Moviecenter –que incluyó la presentación de la curiosa Sinfónica de Tambores (donde Tambores es un pueblo)– aparece durante la cena uno de los hermanos de Jorge Drexler, está nuevamente la Sinfónica y Nasser y un grupo de murgueros presentan un espectáculo humorístico con un guión demasiado refinado como para seguir a esa altura de las circunstancias. A lo lejos suenan tambores de un ritual umbanda como para dejar en claro que Uruguay tiene un pasado oscuro, a flor de piel.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux