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Jueves, 17 de enero de 2013

LLEGA LA MáQUINA PARA IMPRIMIR VINILOS

Bajate un long play

La joven Amanda Ghassaei, de 23 años, creó un sistema que permite imprimir vinilos en 3D desde una computadora. Primero diseñó un programa capaz de “leer” la música y generar modelos para que esos sonidos impresos sean interpretados por un tocadiscos cualquiera.

 Por Luis Paz

Amanda Ghassaei no es como la Amanda del tema de Víctor Jara que Nekro recuperó para su disco The Many... Many Moods of... Boom Boom Kid! A diferencia de aquella de Te recuerdo Amanda, que según la canción del insigne trovador chileno corría “a la fábrica donde trabajaba Manuel”, ésta navega a paso lento y firme los recovecos técnicos de Internet como moderadora de la comunidad web Instructables.com, meca digital del sueño autosustentable y autorrealizable del hazlo tú mismo. Como un estallido post-punk, esta red social nacida en 1996 de las ganas de un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico de la ciudad más difícil de deletrear de Estados Unidos –Massachusetts, más vale– se convirtió, con el auge de las comunidades virtuales, en el Olimpo de la creación libre y comunitaria a escala doméstica. Como una evolución 2.0 –y desde los paradigmas de la cultura abierta y las creaciones colaborativas– de Mecánica popular para niños o Artemanía, en Instructables se acumulan ideas de miles de usuarios dispuestos a compartirlas. Sobre el final del año pasado llegó el gran regalo navideño de Amanda Ghassaei para músicos y fanáticos de la música: un incipiente pero funcional sistema que permite imprimir vinilos con una impresora 3D, lo que podría ser un primer paso hacia la fabricación doméstica de discos de vinilo, el gran orgasmo DIY.

Lo profundamente inspirador del caso es que Ghassaei tiene apenas 23 años, pero un currículo impactante. Se graduó con honores como bachiller en Física y Química del Pomona College, participó de experimentos y trabajos sobre imágenes computadas para la Universidad de Washington y sobre nanotecnología aplicada a la ingeniería para la de Columbia, Nueva York, entre otros proyectos e investigaciones propias. Incluso publicó un ensayo sobre la carga y transferencia del dióxido de nitrógeno (¿?) y lleva tres años de experiencia en laboratorios investigando elementos químicos, leyes de la física y cálculos de variables múltiples, y maneja más de quince lenguajes de programación informática. A tal punto que, en 2011 y antes de la realización de su proyecto de impresión de un vinilo que suena y todo, fue nominada a la Sociedad de Honor de Investigaciones Científicas Sigma XI, una organización estadounidense que existe desde 1886 y de la que fueron miembros honorarios Albert Einstein, el físico italiano Enrico Fermi (desarrollador del primer reactor nuclear) y los descubridores de la estructura del ADN, Francis Crick y James Watson.

Despreocupada y con una extraña naturalidad en torno de la ciencia y la tecnología, Amanda arranca contándole al NO, en exclusiva para América latina, que tiene 23 años y vive en San Francisco. Que trabaja en un sitio web en el que se comparten proyectos (Instructables.com) ideando algunos que puedan resultar inspiradores para los miembros de esa comunidad en línea. Que, a partir de ese trabajo, tiene acceso a muchas herramientas artesanales de creación colectiva o de “planos abiertos”, como la impresora Objet Connex500, capaz de imprimir en relieve. Y dice también que intentó imprimir un vinilo que pudiera contener música reproducible porque quería ver hasta dónde podía llevar los límites de las impresiones 3D.

“Dado que la impresora trabaja a muy alta resolución, imprime una capa de 16 micrones a la vez”, comenta como si hablara de que el sábado fue a ver tocar a Radiohead, una de sus bandas favoritas. “Así que imprimir un vinilo tarda entre hora y hora y media”, cuantifica. Para poder hacerlo, primero tuvo que diseñar un programa informático que sea capaz de “leer” la música y generar modelos en 3D de los surcos necesarios para que esos sonidos sean interpretados por un tocadiscos cualquiera. “El programa que escribí está totalmente automatizado, así que sólo tengo que cargar la canción que quiero grabar o el archivo de sonido que sea, porque esto no sólo tiene aplicación en la música, y apretar ‘Continuar’.” El único inconveniente es, por lo pronto, técnico: dado el nivel de detalle de la impresión, ocurren muchos problemas con la limitación de la memoria RAM. “Para darte un ejemplo, cada lado de estos vinilos almacena cinco o seis minutos de audio a 33 rpm (revoluciones por minuto); y para escribir eso, el programa genera alrededor de 25 millones de surcos triangulares. Eso es como un giga y medio de información; así que necesito una computadora con 16 gigas de memoria RAM sólo para exportar el archivo del programa.”

–Bien. Ahora un poquito más despacio, ¿cómo funciona todo esto?

–Básicamente, el programa que escribí convierte la música digital en un modelado 3D de un disco de vinilo. Dado que la resolución de la impresora es tan baja, pese a su nivel de detalle, debo comprimir mucho el audio antes de exportarlo. Por eso es que la música no suena tan bien como un vinilo industrial o un mp3 común. Después, ese modelado en 3D es enviado a una impresora a la que le lleva una hora y media fabricar estos discos de vinilo, que funcionan en los tocadiscos convencionales.

–Este es un proyecto que podrías haber vendido a alguna empresa o a algún emprendimiento científico privado, pero elegiste compartirlo, y no sólo mostrarlo sino explicarlo abiertamente, en Instructables. ¿Tiene que ver con una postura personal respecto de la cultura colaborativa?

–Sí, aprendí la mayor parte de mis conocimientos sobre electrónica y programación de esta comunidad, así que soy una entusiasta de compartir y contribuir con la esperanza de inspirar a otros. Creo que una de las cosas más interesantes de liberar tus proyectos con código abierto es ver hasta dónde termina llegando tu idea o ese código, cómo los demás los reutilizan para otros experimentos. Por eso es que publiqué toda la documentación para el proyecto en Instructables, incluyendo todas mis notas, la secuencia de ideas y de pasos, y todas las etapas del testeo y el código final del programa que genera el modelo en 3D. Cualquiera que esté interesado puede descargarlo y contribuir. Realmente no tengo la intención de seguir con este proyecto por mí misma, al menos en tanto que la tecnología no esté más a la par de lo que pide este dispositivo.

–Pero lo que diseñaste podría ser un primer paso hacia la fabricación casera de vinilos, con todas las ventajas que esto implicaría tanto para los músicos como para el público. Está bien, requeriría de la creación de una impresora 3D o de, eventualmente, la compra de una. Pero tal vez un primer uso se lo podrían dar algunos pequeños sellos autogestivos...

–Recibí varias propuestas de discográficas chicas para fabricarles lanzamientos o ediciones especiales. Me encantaría ver esta tecnología aplicada a usos creativos y artísticos como ésos. También entiendo que en la industria alguien se alarme y piense que llegó la hora de piratear vinilos, pero dudo mucho que eso ocurra de una forma lo suficientemente popular para convertirse en una amenaza real a la industria del vinilo. A corto plazo, el costo de crear estos discos es mucho más alto que el de comprar el álbum oficial en vinilo. Para darte una idea, cada disco mío implicó comprar unos 200 dólares de material resinoso sobre el que hacer la impresión. Esto no va a reemplazar a las técnicas tradicionales de creación de discos, al menos por ahora. Pero a medida que el material sea mejor y más barato, la resolución de las impresoras mejores y las técnicas sean perfeccionadas, tal vez veamos artistas independientes y creativos usar esta tecnología.

* Una documentación y explicación más detallada sobre el proyecto de Amanda Ghassaei está en http://instructables.com/id/3DPrinted-Record</p>

Y en el sitio amandaghassaei.com pueden revisarse todos sus proyectos.

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