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Jueves, 16 de abril de 2015

FRONT 242 REVISITADO

“Nuestros shows son un agujero negro”

A más de tres décadas de su debut, el combo belga vive de su historia.

 Por Yumber Vera Rojas

A 15 años de su presentación en Museum, Front 242 regresa a Buenos Aires en un período en el que la aplanadora belga de las pistas de baile ya no lucha por reinventarse, sino que disfruta de su legado. “En comparación, este show será más vintage y analógico”, adelanta, teléfono mediante, Patrick Codenys, programador, tecladista y guitarrista del grupo parido en 1981 en Aarschot. “Ese matiz sonoro de vieja escuela lo acompañaremos con un trabajo de visuales. Así que espero que el público argentino disfrute de nuestro espectáculo de la misma forma que sucedió en Europa, donde afortunadamente fue un éxito.”

En los últimos tiempos se dedicaron a explotar más el show que la labor del estudio, al punto de que su último álbum, Cold Waves III, de 2014, es un trabajo en directo que celebra las tres décadas de su primer recital en Estados Unidos. ¿A qué se debió esa decisión? “Nos dedicamos a experimentar más en los recitales porque el estudio dejó de sernos un soporte interesante. A Iggy Pop nadie lo recuerda por su nuevo disco, sino por el material con el que se dio a conocer. Pero a fines de 2015 grabaremos un nuevo álbum, aunque con temas que sonarán muy parecidos a lo que el público conoce.”

Si bien Geographic (1982), su debut, fue un rara avis para la época, y Front by Front (1988) es la gran obra de la música industrial, su EP No Comment (1984) será recordado como el detonador del Electronic Body Music (EBM).

Tres décadas luego de su lanzamiento, ¿qué recordás de esa escena?

–Luego de que comenzara la electrónica, los periodistas se dedicaron a crear etiquetas. Debido a que mucha gente se refería a lo que hacíamos como “música disco”, decidimos llamarlo Electronic Body Music, porque era un estilo muy físico. Cuando nos preguntaban dónde estaban el baterista y el guitarrista, les contestábamos que no teníamos, y nos decían que no éramos un grupo. Así que al principio el impacto fue negativo, pero al público le gustó porque deseaba algo que lo estremeciera.

¿Qué opinión te merece la evolución tanto del EBM como el otro estilo que patentó Bélgica en aquellos años: el new beat?

–En esos años eran muy puros, pero en la actualidad, especialmente en Alemania, funcionan bajo una fórmula. Así que hoy es algo muy cercano a un clásico. Lo que me encantó de las bandas belgas de comienzos de los ‘80 es que buscaron su propio camino. Fue un momento de efervescencia por lo experimental, de artistas que hacían un dance diferente, incluso político. Pero en los ‘90 eso cambió porque los artistas se integraron al sistema, y se volvieron comerciales.

¿Por qué Front 242 consiguió sobrevivir por sobre las modas?

–Porque la gente vio en nuestros recitales una opción para experimentar una ceremonia lóbrega. Se trata de un concepto cultural próximo a lo underground o a lo alternativo, representado estéticamente a través de ropa negra. El público asiste a algo así como a un agujero negro.

Tom Barman, de Deus, pidió que te mandáramos sus saludos porque aunque tocará un día antes que ustedes en Buenos Aires, no podrá ir a tu show...

–¿En serio? ¡Me estás jodiendo!

* Miércoles 22 en Teatro Vorterix, Federico Lacroze 3455. A las 21.

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