Dom 24.07.2016
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GARAGE MARINO

MUSICA Vuelve Sol Marianela con nueva banda, Amor en la isla, y nuevo disco, Playa Crocante

› Por  Andrea Guzmán

Introspectivo. Ni tan fashion como Pinamar, ni tan fiestero como Mar del Plata. Así describe Sol Marianela su pueblo de nacimiento. Aunque su crianza fue un vértigo nómade que la tuvo recorriendo una serie de barrios, ciudades y países, la chica de la guitarra eléctrica y el cabello multicolor, nació en Villa Gesell. Algo así como su versión del boscoso y solitario Aberdeen de Kurt Cobain, pero al borde de la Costa Atlántica argentina, para una jovencita con nervio garagero y espíritu inquieto que nunca se sintió totalmente cómoda entre sus pares. Ahora, junto a Nacho y Lucas, inseparables compañeros de la que hoy es su banda definitiva, se emociona investigando el barrio donde acaba de mudarse hace un par de días. Y acá está, en una expedición a través de un improbable escenario de palmeras que encontró mirando googlemaps, en medio de un bosque invernal también, pero ahora en las profundidades de la zona Oeste de Buenos Aires. Aquí se siente cómoda, dice ella, porque le recuerda un poco a Gesell. También se acuerda que en su vida no pasó un año entero sin mudarse –leitmotiv que cruza la mayoría de sus canciones, indecisas entre la nostalgia del desarraigo y el arrebato de las guitarras adolescentes– y los tres caminan por los terrenos vacíos jugando a imaginar las casas posibles que construirían si fueran multimillonarios.

“No soy rica, no tengo aval/ ¡solamente tengo un chaval que me deja dormir en su casa!” disparaba la chica de pelo rosa en “Deshabitados”, el tema que abre Un lugar para vivir, EP que la banda grabó el año pasado y que podría resumir un poco el espíritu de sus canciones, así, a la vez insolentes y sentimentales, con la violencia nirvanera, la energía vital de Boom Boom Kid y la obstinación sensible y ocurrente, por qué no, del twee pop. “Fue como volver a ver a una novia y que el romance siga intacto” se apura a decir Lucas Mariño, el baterista del proyecto. En apenas unos días y con el flash del reencuentro, los chicos –que ya tocaban hace unos años como “Sol Marianela y los Kalkers” o “Sol Marianela y lo Super Chinos”– volvieron a juntarse ni bien la líder volvió de una temporada en España más larga de lo esperado. Y ahí mismo salió un disco de cuatro canciones con la decisión de consolidarse como banda, con nombre y formato definitivo: un power trío salvaje llamado Amor en la Isla (travieso anagrama de Sol Marianela). Hace algunos días, la banda ya sólida, editó su primer larga duración, Playa Crocante, que presentan este jueves en Ciudad Cultural Konex. Se tomaron más tiempo para cranearlo, pasado el arrebato inicial del reencuentro, con una producción más ambiciosa a cargo de Gregorio Martínez de Los Brujos. Un disco que después de varios experimentos vuelve al espíritu primal del proyecto de Sol: eléctrico, directo, guitarrero y de intensidad punk.

Con varios cambios de impronta e integrantes, tan indecisa como sus mudanzas y su actitud, Sol Marianela lleva tocando ya varios años. Pero entró decididamente al radar del circuito independiente con su disco Hasta nunca (2014), el primero de estudio y a su nombre. Aunque urbano y de ímpetu rocker, el disco tuvo una producción un poco más amistosa y de coquetería pop, a cargo de Ignacio Castillo, la cabeza de Temporada de Tormentas. Y con eso, Sol quedó bien enmarcada en una escena cercana al folk “¡Pero yo ni se qué es eso. No se qué es el folk!” desafía ella, ahora bien parada en su trío garagero. Lo cierto es que en el escenario sola, con su guitarra acústica y sus letras confesionales de imaginario femenino, riot, vital y de pequeñas instantáneas personales, desperdigó rápidamente algunos hits de colección: “Porno de chicas”, “Los Novios”, o “Tendrán sus razones”. Con letras divertidas y pegadizas, que hablan sobre un padre que llama desde otro continente. De las familias que aunque sean de los novios, no son propias. De la incertidumbre de mudarse y no tener a nadie que le hable a uno mientras se ducha por la mañana. Y por supuesto sobre el porno, que es machista, eh. “¡Las chicas no lo hacen así!”. El disco fue celebrado en su momento como una de las revelaciones del año y editado en físico en Estados Unidos bajo el sello Jigsaw Records de Seattle. El concepto artístico es siempre de Nacho Flores, que inventa las tapas y los flyers de la banda, y que además es el bajista de Amor en la Isla. “Cuando lo conocí tenía un sombrero y una remera de Deftones, la guitarra colgada y unos re anteojos porque no ve nada. Y yo dije: este chico tiene que tocar conmigo. Le fui a hablar y le dije que quería hacer algo medio Deftones. Bueno y después vino pero eran mis canciones” se ríe Sol. El, que es un chico silencioso y multitalento, ilustrador y director de arte de animación, ahora muestra la preciosa maquetita que hizo para la tapa de Hasta Nunca, una creación de lo más minuciosa, donde el cadáver de una Sol de pelo colorado reposa en la cama de una habitación adolescente. Mientras su fantasma, y el de su gato, esperan flotando en el cuarto. “Yo lo único que sabía es que en la portada quería estar muerta” aclara Sol. Un espíritu estético bien propio, que ahora, en la tapa de Playa Crocante, tiene a los tres chicos tocando en una playa paradisíaca hecha de cereales cornflakes mientras atrás los surfistas se deslizan sobre monstruos marinos.

“Que haya una chica al frente de una banda a mucha gente le molesta. A mi me ha pasado escuchar comentarios como: la banda está buenísima pero tienen a esa chica que los arruina. Y yo decía ‘¡wow pero esas son mis canciones!’ A veces siento que somos demasiado indies para el rock, demasiados rockeros para el indie, muy machitos para las bandas de pibas. ¡Dónde encajamos!”, se preocupa Sol. La realidad es que la intensidad de sus shows en vivo, donde generalmente todo el mundo termina encima del escenario, e incluyen desnudos frontales, o pogos de boca al piso pueden resultar desafiantes para algunos. “¡En verano fiesta! ¡En invierno suicidio!” grita Sol en su “Muerte Paraíso”. Si las canciones de Sol Marianela antes estaban abocadas a la mudanza y al viaje, la Playa Crocante de Amor en la Isla, es más bien un disco temático que parece haberse concentrado en la memoria y el revisionismo de su vida al costado del mar. Con la energía del punk surfero y garagero, ambicioso en su producción pero más directo en su impronta. Ahora que ya le crecieron los rulos largos y castaños (escuchar la canción “Porno de chicas”) entrega canciones con una brisa marina más invernal que fiestera: una muy sana desazón pogueable. “En este disco las canciones son como las hice yo, tienen producción pero es exactamente como lo pensamos. Yo lo que veo es que ambos discos se conectan porque son re emo.” dice Sol. “Bueno, pero también tienen sentido del humor”, corrige Nacho. Tiene razón y se adelanta: “Es un disco muy genuino, no la careteamos. Esto somos nosotros”

Amor en la Isla presenta su disco Playa Crocante el jueves 28 de julio junto a Julián Desbats (de Los Rusos Hijos de Puta) en Ciudad Cultural Konex, a las 21.30

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