Sáb 17.11.2007
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › MAÑANA SE ESTRENA "GRAN INUNDADO", DE REALIZADORES LOCALES

Historias mínimas de inundados

El coraje, la solidaridad y el humor son parte de un documental sobre las inundaciones de marzo último en Rosario.

› Por Por Edgardo Pérez Castillo

Aislados, tapados por el agua, hastiados por la indiferencia estatal ante la crisis de uno de los barrios más afectados por la inundación de marzo de este año, los vecinos decidieron hacer públicas sus denuncias, alzar la voz y su reclamo ante todo aquel que quisiera oírlos. Atentos a ello, el realizador Juan Diego Kantor y el productor periodístico Ricardo Robins se acercaron entonces hasta el noroeste de la ciudad. Y, en el séptimo día, Cristalería abrió sus puertas.

Desde ese momento, el equipo de trabajo pudo registrar las cotidianeidades de esas vidas que, azotadas por las lluvias, hicieron del coraje, la solidaridad y el humor sus herramientas de resistencia. El resultado es Gran inundado, un documental que escapa a las estructuras catedráticas, que recibió una mención en el último Festival Latinoamericano de Video y que mañana, a las 20, tendrá su estreno en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas (Maipú 1344). En la realización, buena parte de la historia transcurre alrededor de las cinco familias que convivieron en una única habitación de planta alta, ésa que una vecina abrió desinteresadamente como refugio.

Consultado acerca del origen del proyecto, Kantor (director de un equipo que se completó con Nicolás Calvillo en edición, Claudio Herrera y Diego Fidalgo en cámaras, Franco Absi en post producción, Lorena Di Natale en producción ejecutiva y Gilda Tomasino en diseño) detalló: "La idea de hacer este documental fue ir a buscar una historia dentro de esta inundación, dentro de este drama. Buscar una historia puntual que fuera más allá de la inmediatez de los medios. ¿Qué pasa con esta gente después del agua, o después de que los medios cubren un día?".

Por su parte, Robins distinguió que fue en el propio campo de trabajo donde el proyecto encauzó su rumbo: "Fuimos con la cámara y obviamente no conocíamos la historia que terminamos encontrando, pero sí fuimos abiertos a encontrar una historia digna de ser contada, una historia mínima. Cuando llegamos al corte de la ruta 34 nos explicaron el quilombo tradicional, que estuvieron una semana sin que nadie los contuviera, que no se hicieron las obras para evitar la inundación. Después nos invitaron al barrio, y cuando nosotros nos mojamos con ellos empezaron a aflojarse y a contar el costado más humano. En medio del drama empezaron a reírse y nos contaron que en una noche surgió la idea de que estaban ahí encerrados y que en realidad era un juego, que era la casa de Gran Hermano. El juego entonces es un disparador que le da estructura y el tono a todo el relato, esto de que el humor siempre está presente a pesar de ser una tragedia".

Haciendo propio el juego de los vecinos, los realizadores utilizaron fragmentos de Jorge Rial durante su conducción del reality, recuperaron imágenes de los archivos periodísticos, generaron su propio material y le dieron también cabida al registro que uno de los vecinos realizara con su celular. En tanto, dentro de la historia fueron tres mujeres las que se erigieron como líderes naturales. Analía, Teresa y Lorena, entonces, pasaron a ser reconocidas en el barrio como Las Chicas Superpoderosas. "Ellas son las que llevan adelante toda esta resistencia y organización en el barrio. Además se convierten en protagonistas", precisó Kantor, mientras que Robins resaltó: "De alguna forma ellas son las primeras que nos encontramos en el piquete, pero yendo al barrio nos dimos cuenta que fueron también las que organizaron la casa, las que buscaron a los chicos cuando en medio de la inundación escuchaban un grito de auxilio, a las que se les ocurrió hacer el piquete por primera vez".

Gran inundado evita deliberadamente las manipulaciones y bajadas políticas. "Había muchas historias detrás, muchos personajes que convertían a esto en una especie de película de Fellini --consideró el director--. A su vez no era la idea hacer un documental militante, y son ellos los que sutilmente le pegan a la Municipalidad y a la Provincia". Robins agregó: "Cuando empezamos a ver la estructura vimos que teníamos una película, con personajes que tenían un rol, un drama, momentos de grandeza y otros de bajeza. Incluso el documental no tiene rótulos que presenten a las autoridades o los vecinos, cada uno los va descubriendo como en una película".

A partir de esa determinación, el espectador se siente en igualdad de condiciones con los propios vecinos. Una situación que logra una alta efectividad al momento del registro del piquete. Quizás con una realidad más cercana a la de los trabajadores de clase media o media baja que se quejan ante el corte de la ruta 34, el público se ve enfrentado ante un debate interno generado por esa protesta desesperada y justificada. Y hay también lugar para un sutil análisis del poder de los medios y su capacidad de darle entidad a los reclamos, o a condenarlos con su indiferencia.

En apenas tres cuartos de hora todo ello convive en Gran inundado, documental que no le teme a las obviedades, y que si bien está cargado de un fuerte carácter localista (y barrial) no deja de ser una pintura de la realidad compartida de aquellos que, en cualquier parte del mundo, son olvidados cuando amaina el temporal.

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