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La polémica por el ingreso en Medicina sigue acumulando oradores. “Todos estamos de acuerdo en que los chicos entren en la universidad y hagan mucho más por la sociedad, pero en las carreras que la Argentina necesita y en las que se puedan formar bien”, dijo ayer un habitué de este debate, Ginés González García. Esta vez, el ministro de Salud fue un poco más allá y se mostró partidario del arancelamiento de los estudios universitarios. Su postura a favor del ingreso restringido encontró un aliado en el gobernador bonaerense: “Debe haber examen de ingreso”, subrayó Felipe Solá. El contrapunto lo marcó, desde Alemania, el ministro de Educación, Daniel Filmus, para quien cada unidad académica debe buscar la mejor solución al problema del acceso.
La puja empezó hace diez días, cuando la Universidad Nacional de La Plata aprobó un régimen de ingreso incluyente y no eliminatorio para todas sus sedes, con el fin de darles las mismas oportunidades a los alumnos que llegan de la escuela con diferentes capacidades. En defensa de su examen de ingreso eliminatorio, la Facultad de Ciencias Médicas hizo una presentación ante la Justicia federal y logró este lunes la suspensión cautelar del nuevo régimen hasta que la cámara resuelva la cuestión de fondo.
Mientras, esta semana, se conocieron los resultados de la temida prueba: sobre 1210 alumnos, apenas 299 respondieron correctamente la evaluación de matemáticas, física, química y biología. El 76 por ciento resultó bochado, aunque podrá rendir un recuperatorio el martes próximo. Un poco más cruento fue el resultado del examen de admisión en la Universidad de Córdoba: el bochazo barrió con el 85 por ciento de los 2180 aspirantes.
A favor de esos exámenes volvió a manifestarse el ministro de Salud. “La Argentina no necesita más médicos sino mejores”, repitió en diálogo con Radio Mitre. “Es muy difícil formar médicos. Se necesitan muchísimos recursos, no sólo dinero sino hospitales, camas, enfermos, docentes que sepan. Es muy delicado. En ese sentido, en consonancia con la política oficial, la Facultad de Medicina está tomando la actitud de decir ‘estos son los médicos que puedo formar bien’. Entonces se acotan a 550 o 400 alumnos. No hay facultad de Medicina en ningún lugar del mundo que ponga 3 mil o 5 mil alumnos, como estaban ingresando el año pasado en Buenos Aires. Hay que pensar en la sociedad, la sociedad no puede tener malos médicos... Si bien suena muy demagógico y muy simpático que entren todos, estamos hablando de dar un título habilitante a alguien que tiene que atender gente.”
Interrogado sobre su posición frente al arancelamiento de la universidad, González García fue claro: “La estructura distributiva de la educación superior en la Argentina es injusta. Entre el 50 y el 60 por ciento de los que entran en las universidades vienen de colegios privados pagos... Es injusto, porque se concentra en sectores medios y altos la universidad. El efecto distributivo del Estado uno tiene que aplicarlo muy bien desde el punto de vista de a quién va la asignación”. Hasta ahora, el Gobierno ha defendido la gratuidad de los estudios en la universidad pública.
Para el gobernador Solá, “debe existir la costumbre de que los jóvenes sepan que van a competir y que van a tener que esforzarse por rendir más”, por eso se definió en contra del ingreso irrestricto, aunque aclaró que los exámenes deben contemplar “la realidad de cómo vienen preparados los alumnos del Polimodal”. Justamente, según Filmus, la clave para empezar a resolver el problema sería “elevar la calidad y exigencia” de la escuela media. El ministro de Educación consideró, también en declaraciones radiofónicas, que el ingreso en el nivel superior “depende de la universidad”. En contra de la opinión de su par de Salud, elogió el sistema de ingreso con nivel introductorio que rige en la Universidad de Buenos Aires (UBA) con el CBC. “Es un excelente mecanismo porque permite, cuando tenemos mucha desigualdad en la escuela media, evaluar a los chicos por su capacidad en la materia y no por el nivel de escuela media al que fueron.”