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Las abuelas nos
abrieron el alma

Carta de Daniel Fanego leída por Valentina Bassi en la apertura de teatroxlaidentidad

Me voy a permitir recordar un poco, teniendo en cuenta que identidad y memoria caminan tomadas de la mano. Sepa disculpar el auditorio mi audacia de hacerlo por escrito y escrito por mí.
La primera que dijo vamos para allá fue Patricia Zangaro, con quien nos encontramos en alguna propuesta de trabajo. Había tenido el placer de leer sus textos y en alguno de ellos creí encontrar algo, muy fuerte, que me resonaba con el tema de la identidad y de la búsqueda. Con la causa de las Abuelas de Plaza de Mayo. Y, sí, algo resonaba. Algo muy fuerte resonaba dentro de ella, dentro de mí y dentro de Valentina Bassi, que se sumó y nos presentó a las Abuelas.
A las Abuelas de Plaza Mayo, a las que buscan a sus nietos desaparecidos, sustraídos por la fuerza bruta de un Estado terrorista y genocida, que sistemática y organizadamente cambió sus identidades por otras falsas.
Llegamos al lugar donde la realidad se hace más dolorosa, más potente y, sin embargo, más esperanzada.
Esas mismas Abuelas que no sólo buscan a sus nietos: los encuentran y los acompañan en la tarea de reconstrucción de sus lazos biológicos.
Nos recibieron con el alma y el alma nos abrieron. Lo demás fue escucharlas y comprender una realidad que si bien todos conocíamos, era mucho más profunda y mucho más terrible.
Y fue comprender que esa realidad de las Abuelas es nuestra realidad. Entender la identidad como bien comunitario. Mientras la identidad de alguien no pueda ser reconstruida, es la identidad de toda la sociedad la que está en duda. Entender que el crimen no puede quedar impune. Porque el secuestro de niños durante el Proceso del saludable silencio, del terror burocráticamente organizado, de la desaparición forzada, de la tortura, de la muerte; el secuestro de niños y el cambio de sus identidades, constituyen un delito de lesa humanidad, aquí y en cualquier lugar del mundo.
La decisión estaba tomada. Queríamos que el teatro hablara, que hiciera suya la búsqueda, la reflexión, la denuncia, la lucha.
Lo que vino después fueron semanas de ver testimonios, videos, material gráfico y documental de todo tipo, atragantados de dolor, de impotencia, de bronca.
Era muy difícil distanciarse del material para poder recrear en términos teatrales algo que reflejara lo que sabíamos, lo que veíamos pasar ante nosotros. Finalmente, llegó la catarsis con la dramaturgia que escribió Patricia, basada en testimonios reales. Lo leímos en un bar de Almagro. Otra vez las lágrimas y algo atorado, muy difícil de sacar. Faltaba un mes para debutar en el Rojas, la fecha era el 5 de junio, se sumaron Manolo Callau, mi hija Camila Fanego, Diana Lamas, Alejo García Pintos, Pepe Uría, Márgara Alonso, Pepe Monge, Belén Blanco, Catalina Speroni, Elsa Berenguer, Ana María Colombo, Gonzalo Costa, María Figueras, Martín Bianchedi, José María López, Esteban Prol, Tomás Megna, Martín Slipak, María Noel Arce, Guillermo Flores, los primeros. Con los que empezaron los ensayos. Teníamos menos de diez o quince días para hacerlo. Se complicaba. ¿Sería un semimontado o qué? La forma la iría adquiriendo con la tarea. Pablo Compel nos facilitó el Complejo La Plaza para ensayar. Nos encontrábamos cuando podíamos, generalmente tarde, y cada ensayo era como diez ensayos y estábamos a flor de piel, todos al pie del cañón. Y la realidad se acercó más aún, a través de Wado, la Gitana, La Pepa, Dani, Clarisa Gantos, también actriz, Gabi (el Gallina) y muchos otros, todos ellos de la agrupación H.I.J.O.S. Y el puente se empezó a tender en el escenario, porque al escenario se subió el escrache y con el escrache la murga y con la murga los Verdes de Montserrat, con Silvana, Yuk, Julián y Marcelo y también Marta Barnil y Gonzalo Córdoba y Bruno Luciani, y Chicho Gil, y Titina Makantassis. Y gracias a la fuerza del trabajo colectivo se levantó el telón el día 5 de junio por cinco únicas funciones en el Rojas. No fueron cinco, fueron más y todas únicas. Desde el primer día, dos funciones, a sala llena, y la lucha se convirtió en fiesta. Y vimos que al público le pasaba lo mismo y a los compañeros que venían a vernos, otro tanto y todos querían estar. Y vinieron Lucrecia Capello, Antonio Ugo, Chela Cardalda, Malena Solda, Elena Petraglia, Luciano Cáceres, Joaquín Furriel, Raúl Valin, Florencia Massei, Martín Orecchio. Y nos dimos cuenta de que había más tela para cortar y nos atrevimos, primero, a pensarlo. Y se sumaron Cristina Fridman y Eugenia Levin y nos atrevimos a hacerlo.
Y nació teatroxlaidentidad. En el Teatro Recoleta, con la convocatoria a todos los compañeros, lanzada el 13 de noviembre del año 2000, por el grupo original. Un primer encuentro en el Teatro del Nudo, dio como resultado una Comisión de Dirección, integrada por Marta Betoldi, Luis Rivera López, Claudio Gallardou, Norberto Díaz, Eduardo Blanco, Susana Cart, Marcela Ferradás, Joaquín Bonnet, Andrea Tenutta, Coni Marino, Daniel Di Biase y algunos que ya veníamos del comienzo, Diana, Martín, Valentina, Camila, Clarisa. Y el ciclo, como dicen los uruguayos, tomó viento en la camiseta y creció y creció y creció. Se presentaron 115 proyectos, de los que fueron seleccionados 41, por una Comisión de lectura de lujo, integrada por dramaturgos y teatristas del prestigio de Jorge Goldemberg, Ricardo Talento, Mauricio Kartum, Daniel Veronese, Susana Torres Molina, Rodolfo Bracelli, los actores Arturo Bonín, Ingrid Pellicori, y Abuelas de Plaza de Mayo, Mariana Pérez, César Núñez, Natalia...
Hace más de diez años que en nuestro país no ocurre un hecho de esta naturaleza. Creo que catorce años, exactamente, luego de la última edición de Teatro Abierto, referente indiscutible de la lucha contra la dictadura.
Hoy estamos aquí, recuperando la mística.
Al finalizar cada función, Dani, un actor integrante de la Agrupación H.I.J.O.S., nos da la gracias. De nada, Dani. Los agradecidos somos nosotros.
Teatroxlaidentidad nos confronta con nuestra propia identidad, porque se nos hizo carne eso de que, mientras exista un solo pibe con su identidad robada o falseada, está en duda la identidad de todos.
Teatroxlaidentidad resignifica nuestro oficio, tantas veces alquilado, por horas, cada día peor pago o, simplemente, a cambio de la dádiva del brillo circunstancial.
Teatroxlaidentidad nos devuelve nuestra condición de juglares de nuestra gente, testigos de la memoria de nuestro pueblo, de nuestra memoria.
Nos dignifica. Nos reúne... nos encuentra.
Somos nosotros los agradecidos de poder ponernos al servicio de la causa de Abuelas de Plaza de Mayo, que es nuestra causa, la causa de nuestra identidad. De la identidad cultural, social y política de por lo menos tres generaciones de argentinos.
Brindo con vos, Dani y con Abel, con Alba y con Estela y con todas y con cada Abuela. Y con cada hijo y cada hermano y por cada nieto y con cada joven que está sufriendo la perversidad de ser un esclavo involuntario. Y con nosotros todos, para que este Movimiento por la Identidad se multiplique y se fortalezca, hasta que no quede un solo pibe que no sepa quiénes fueron sus padres. Pongámonos las máscaras del teatro, compañeros, para sacarle la careta a la mentira.
Junto a las Abuelas.
Por la verdad y la memoria. Y por la justicia.

Daniel Fanego
26 de marzo de 2001

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