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Deportes|Domingo, 29 de junio de 2014
BRASIL RECIEN PUDO VENCER A CHILE EN LA TANDA DE PENALES

El sufrimiento mais grande

Luego del empate 1-1 en el tiempo regular, el conjunto de Scolari encontró en las manos de Julio César, que atajó dos disparos, la llave para empezar a quebrar a un durísimo rival, que tuvo un remate en el travesaño en el último minuto. Jara falló el último tiro.

Desde Belo Horizonte

Julio César fue hacia su derecha y atrapó el penal de Alexis Sánchez. Ya había contenido el de Pinilla.

Los brasileños comprendieron ayer esa máxima que dice que no hay belleza sin dolor, porque hinchas, jugadores y cuerpo técnico sufrieron como condenados el partido que empataron 1-1 con Chile a lo largo de 120 minutos y en el que recién pudieron distenderse cuando el defensor Jara estrelló su penal contra el palo, para dejar la serie 3-2 y darles así a los locales la clasificación a los octavos de final. La euforia del público local tras la tanda de penales tronó y sacudió al Mineirao. Así de dramático, pero así también de equilibrado, y luchado, fue el encuentro. Cierto es que pudo haberlo ganado cualquiera de los dos equipos durante el tiempo de juego. No por nada los arqueros Julio César y Claudio Bravo se erigieron como figuras principales de una tarde a la que no le faltó nada.

Los jugadores chilenos, que fueron acompañados por más de cinco mil seguidores desde las gradas, tuvieron elementos como para creerse eso de que era posible concretar un Mineirazo, dejando afuera del Mundial al país anfitrión. Porque hicieron un gran partido, porque se animaron a jugarle a Brasil de igual a igual y, sobre todo en el segundo tiempo, hasta se animaron a quitarle la pelota y a jugarla segura para moverla por el medio buscando los espacios para que Alexis Sánchez hiciera de las suyas.

Brasil vio las complicaciones en el arranque. Por eso comenzó probando suerte con remates desde afuera del área, que no prosperaban. Pero poco después de que Hulk simulara una falta en el área, que el árbitro británico Howard Webb no compró, Brasil recibió un regalo celestial. Neymar, desde la esquina, sacó el centro que peinó Thiago Silva y que Jara, en lo que fue el comienzo de una tarde que no iba a terminar bien, la metió en su propio arco al intentar despejar, a los 17 minutos de partido.

La ventaja fue enseguida euforia, alegría y cervezas que iban y venían entre los más de 50 mil brasileños que colmaron el estadio de Belo Horizonte. Sin embargo, una falla en una jugada de lateral le permitió a Vargas recuperar la pelota y habilitar a Sánchez que, con espacios y el arco a su disposición, acomodó el cuerpo y sacó un remate al segundo palo de Julio César para poner el partido 1-1.

Brasil no tenía pensado quedarse de brazos caídos y fue con todo al ataque. Consiguió tres chances muy claras como para volver a adelantarse en el marcador: un cabezazo de Neymar, un remate de Fred, con el arco de frente, y un bombazo de Alves que se fueron apenas desviados. Claro que nada de estos esfuerzos fue gratis, porque Chile también estaba metido en el partido y pudo acaso pasar al frente con dos remates de Sánchez y Aránguiz, quienes fallaron en la definición.

El cansancio, las tensiones y la desesperación fueron la constante en la segunda mitad, sobre todo por el lado de Brasil, que se encontró de pronto con un cambio táctico por parte del entrenador chileno, el argentino Jorge Sampaoli, quien a los 55 minutos decidió quitar un delantero y agregar un volante en el sistema. Fue ver para creer cómo con esa sola modificación Chile consiguió neutralizar el juego de Brasil. Lo hizo dudar de sus propias condiciones. Por momentos le quitó la pelota y con Sánchez y Aránguiz como abanderados, comenzó a convertir al arquero Julio César en figura.

Neymar buscaba estar en todas, incansable, pero no las terminaba bien, para colmo acusaba un golpe en el muslo y Oscar no lo ayudaba demasiado. El que hacía más o menos las cosas bien era Hulk, a quien el árbitro inglés le anuló un gol porque entendió que había bajado la pelota con el brazo antes de acomodarse para sacar el remate. La polémica decisión del árbitro encendió una luz de alarma en el entrenador Luiz Felipe Scolari (ver aparte). Pero el gol no valió y, sumado al nerviosismo al que lo sometía Chile, Brasil perdió durante un buen rato el dominio.

En los últimos minutos del segundo tiempo, Brasil fue a buscar el resultado de arremetida y fue entonces que consiguió que Bravo se luciera con un par de buenas atajadas en remates de Neymar, Jo y Hulk.

Ya para el tiempo suplementario, el desgaste de ambos equipos jugó un papel importante. Ambos se cuidaron de no cometer un error que acaso los dejara afuera del Mundial antes de los penales. Chile consumía minutos, Brasil su propia desesperación. Los chilenos recordarán por siempre el remate del ingresado Pinilla que en el minuto 118 se estrelló contra el travesaño. Una maldición que no encuentra final, ya que nunca un jugador con el número nueve en la camiseta logró hacer un gol en un Mundial; ni siquiera pudo Pinilla en los penales... Y fue allí donde Julio César fue héroe al contener dos remates para que los locales repitan esa historia que ya se había escrito en tres mundiales anteriores: por las semifinales de Chile 1962, y por los octavos de final en Francia 1998 y Sudáfrica 2010, los brasileños avanzaron dejando atrás en el camino a los chilenos.

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