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El país|Domingo, 16 de marzo de 2008
EL EX PRESIDENTE YA TIENE DEFINIDOS ALGUNOS MIEMBROS DEL EQUIPO QUE LO ACOMPAÑARA EN LA CUPULA DEL PERONISMO.

La lista de Kirchner para la conducción del PJ

Hugo Moyano y Roberto Lavagna ya tendrían asegurados sus cargos como vicepresidentes del partido. En la primera línea del peronismo también estaría el gobernador bonaerense Daniel Scioli y, además, habría lugar para una mujer.

Por Daniel Miguez
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Lapicera en mano, Néstor Kirchner completa los casilleros del futuro Consejo Nacional del peronismo.

Con su lapicera Bic negra, Néstor Kirchner sigue escribiendo nombres, tachando y volviendo a escribir, con trazo finito, para no equivocarse en el desafío de armar una nueva conducción del PJ que muestre renovación y cambio y que, a la vez, no deje a nadie herido o sin contención. A muchos de los dirigentes más tradicionales del peronismo ya les dio satisfacción incluyéndolos en la conducción del Congreso del partido que sesionó el viernes de la semana pasada en Parque Norte. Los que no fueron autoridades del Congreso tuvieron un lugar en la Junta Electoral partidaria o en el Tribunal de Disciplina. Se descuenta que quienes ya ocupan esos asientos no tendrán espacio en el Consejo Nacional. La mayoría se contentó con esos cargos, otros se amargaron porque aspiraban a sentarse cerca de Kirchner cuando quede consagrado presidente del PJ, después del cierre de listas del 18 de abril, si surge un contrincante, como todo parece indicar.

El nuevo Consejo Nacional, según la reformulación de la Carta Orgánica que se aprobó en Parque Norte, será de 55 integrantes y la mesa directiva, de 28. El eterno operador de la interna peronista, Juan Carlos Mazzón, tendría la potestad otorgada por Kirchner de armar una lista de 55 consejeros, que contemple poder territorial, espacios institucionales y características personales para que en el Consejo nadie se quede sin representación, pero que a la vez exprese novedad. Desde su oficina en la Casa Rosada, pegada a la del vicepresidente Julio Cobos, el Chueco, como le llaman hasta quienes no lo conocen, se pasa de la mañana a la noche haciendo llamadas al interior o atendiendo a dirigentes que se amontonan en la antesala de su despacho.

Kirchner va a tener esa lista de 55 bastante antes del 18 de abril y él elegirá los 28 de la mesa chica, aunque la nómina se va a dar a conocer sobre el filo de aquella fecha. El primer enigma que hoy por hoy, tratan de develar los dirigentes justicialistas es quiénes serán los cinco vicepresidentes. El desafío de descubrir a los otros 22 queda relegado a un segundo plano, con niveles parejos de razonamiento, deseos propios y tómbola.

Según todas las fuentes consultadas por Página/12, hay dos que tienen asegurada una vicepresidencia. Uno de ellos es el jefe de la CGT, Hugo Moyano. El otro, el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, con algunas consideraciones de por medio.

En una conducción del peronismo, argumentan, no puede estar ausente el movimiento obrero. Hoy Moyano es el secretario general de la CGT y en su relación pendular con Kirchner, actualmente el péndulo está del lado del apoyo sin restricciones.

La presencia de Moyano en una vicepresidencia podría condicionar las restantes. Para mostrar “algo distinto” a la sociedad, la idea de Kirchner sería no darle alguna de las otras cuatro sillas a otro dirigente de estilo similar al del secretario general del gremio camionero.

El acuerdo para que Lavagna regrese al regazo del PJ incluyó la posibilidad de que fuera unos de los vicepresidentes y hasta ahora nada hizo que prescribiera. En las cercanías de Kirchner afirman que todo seguirá en pie si el ex ministro mantiene su perfil de respaldo crítico y no cae en la tentación de volcarse a la oposición rabiosa, como él mismo definió a muchos de los adversarios del Gobierno.

Con una mujer en la presidencia de la Nación, sería bien visto que haya también una dama entre los vices. Y aquí es donde parece complicársele la elección a Kirchner. Muchas dirigentes de prosapia peronista, como Graciela Caamaño o Graciela Gianettasio, no expresarían, precisamente, renovación. Y las más jóvenes aún no tienen un peso específico propio. Varios le acercaron a Kirchner el nombre de la sobrina nieta de Evita, la diputada Cristina Alvarez Rodríguez. Pero la que hoy parece tener más chances es la cordobesa Patricia Vaca Narvaja, aunque para algunos le resta puntos el hecho de que en su provincia está más cerca de Luis Juez que del gobernador Juan Schiaretti.

Para resolver las otras dos vacantes, a Kirchner se le deben plantear algunos interrogantes. ¿Un lugar para Daniel Scioli por el peso de la provincia de Buenos Aires? ¿Otro para Eduardo Fellner, el presidente de la Cámara de Diputados, en representación de los parlamentarios peronistas? ¿Y los gobernadores jóvenes, como el de Salta, Juan Manuel Urtubey, o de Chaco, Jorge Capitanich?

Quienes frecuentan a Kirchner creen que podría caer el nombre de Fellner para que uno de los vices sea Urtubey o Capitanich. Pero otros especulan con que sería Scioli y no Fellner quien podría quedarse sin vicepresidencia. Y hay un tercer grupo que piensa que las ganas de Kirchner de sentar a su lado a dos caras totalmente nuevas como las de Urtubey y Capitanich podrían desplazar a Fellner y a Scioli a la vez.

La decisión sobre el lugar que ocupe Scioli está atada a otras movidas. Por un lado, Kirchner midió que el ex motonauta mantiene una muy alta imagen positiva en la sociedad, pero es mirado de reojo por el peronismo bonaerense, sobre todo por los intendentes del conurbano, que se sienten más cómodos con el vicegobernador Alberto Balestrini. Pero tampoco es su deseo dejarlo sin un lugar estelar, algo que podría ser leído como falta de apoyo y mellaría su poder, vital para enfrentar los incontables problemas de la provincia de Buenos Aires.

Por eso, si Kirchner impulsa a Balestrini como presidente del PJ bonaerense, no le quedará margen para dejar a Scioli fuera de las vicepresidencias. La otra opción es que Scioli sea el titular del peronismo de la provincia y Balestrini deba conformarse con una secretaría en el PJ nacional.

Después de Kirchner y los cinco vices, quedarán 22 secretarías y vocalías para repartir. Allí tienen lugares asegurados el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, como apoderado legal, y Mazzón, como secretario general. Serán los únicos funcionarios del Gobierno en la conducción, porque Kirchner no quiere mezclar nada de la gestión de Cristina Fernández con el PJ. Todo lo que lo aleje de la noción de doble comando, mejor.

En el secretariado, además, habrá lugar para los jóvenes. Juan Cabandié, legislador porteño y uno de los nietos recuperados, es número puesto. También tendrán espacio los intendentes. Puede aparecer alguno del Gran Buenos Aires y otro del interior, como Omar Perotti, de la localidad santafesina de Rafaela. Las organizaciones sociales ex piqueteras tendrían su sitio con Emilio Pérsico como secretario de Organización.

Finalmente se sumarían más gobernadores, legisladores y sindicalistas, en una grilla que podrían integrar el presidente del bloque oficialista en Diputados, Agustín Rossi; los mandatarios de Entre Ríos, Sergio Uribarri, y de Chubut, Mario Das Neves; y el jefe del sindicato de encargados de edificios, Víctor Santa María.

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