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El país|Viernes, 18 de octubre de 2002
DUHALDE ENVALENTONO AL GABINETE Y LO LLEVO A SAN VICENTE

Distendidos por el veranito

El Presidente no habló de la interna. Pero todos sus colaboradores lo hicieron. Los plazos de las elecciones y la Justicia. La convocatoria inminente del congreso nacional partidario.

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El Presidente invitó con asado a su gabinete, ayer el mediodía, en la Quinta de Olivos.
Buscando posicionarse en la interna justicialista, Eduardo Duhalde se preocupó en realizar ayer su propia demostración de fuerza. Por eso al lanzamiento de la “Agrupación 17 de Octubre”, donde la mayoría de los bonaerenses le dieron su apoyo, el Presidente organizó como aperitivo un encuentro en la Quinta de Olivos con los integrantes del gabinete nacional. A todos les manifestó su apoyo, lo que se interpretó en realidad como un pedido de respaldo de ellos hacia él.
Fue un asado, con mucho vino, y un clima que no se vivía hace tiempo en el Gobierno. No porque haya habido manifestaciones de algarabía. Pero sí por la ostensible distensión de los comensales. Duhalde colaboró en ese sentido al expresar su “orgullo” por los ministros que lo acompañan en la aventura.
Paso seguido contextualizó el elogio. E hizo mención de la evolución de algunos indicadores sociales y económicos. “Lo peor pasó”, señaló. Rápidamente en la mesa se recordó la curva descendente de la conflictividad social y la estabilidad del dólar, amén de no haberse cerrado aún un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Se respiró buen clima, según coincidieron los presentes consultados por Página/12. Duhalde no habló de la interna. No hacía falta. Por él lo hicieron todos los demás en distintos comentarios que se escucharon entre bocado y bocado.
“Fue una muestra de unidad y fortaleza para afrontar lo que se viene”, dijo uno de los ministros que participó de la comida. Allí se aseguró que la Cámara Nacional Electoral tumbaría el fallo de María Romilda Servini de Cubría. O sea, que las internas abiertas y simultáneas serían habilitadas judicialmente (ver página 6). Aunque aparentemente no para el 15 de diciembre, como se estableció originalmente.
Duhalde capturó a los bonaerenses que disfrutaban de la comida y los subió al micro que los trasladó a la quinta de San Vicente (ver página 7). Uno de ellos fue Juan José Alvarez. Tanto el ministro de Seguridad como el Presidente tuvieron jornada completa. Es que a la noche, mientras Alvarez participó de un acto del “Día de la Lealtad” en Hurlingham, Duhalde hizo lo propio en Catamarca, junto a Luis Barrionuevo.
En la travesía, el Presidente repitió aquello de que el 30 de marzo habrá sí o sí elecciones generales, aunque muchos no le creyeron. Allí también evitó hablar de las internas. Tampoco hizo falta. Ya había adiestrado a varios de sus hombres para evitarlas.
Uno de ellos es Osvaldo Mércuri. El presidente de la Cámara de Diputados bonaerense admitió por primera vez en público que se convocará a un Congreso Nacional del PJ. Formalmente se haría para renovar la conducción partidaria. Pero la maniobra esconde el verdadero fin: sepultar la interna del 15, que Menem llamó a través del Consejo partidario, y buscar una salida alternativa. Otra vez se especuló que ella podría ser una variante de la ley de lemas.
Mércuri, quien se había reunido en secreto con Duhalde el lunes, azuzó todo el día con el Congreso partidario, asegurando que ya se habían recogido las firmas de 200 congresales bonaerenses para convocarlo y que descontaba el aval de los cordobeses que responden a José Manuel de la Sota y los santafesinos de Carlos Reutemann.
En verdad, todo parece estar atado a la Justicia. Si la puja interna queda bloqueada en Tribunales, el Congreso del PJ no tendría razón de ser, salvo que por acuerdo de todas las corrientes internas allane el camino para que ese órgano partidario nomine una fórmula consensuada. Desde ya, un imposible.

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