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El país|Domingo, 4 de septiembre de 2011
COMO ES LA INVESTIGACION DE LA MUERTE DE CANDELA, DESPUES DE HALLADO EL CUERPO

Las claves que sigue el caso

No se pudo encontrar a la nena a tiempo, pero falta identificar a sus secuestradores y asesinos. Los investigadores buscan determinar por qué la mataron, qué otros delitos se conectan a éste y qué rol jugaron los “asociados” de su padre.

Por Raúl Kollmann
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Tras la aparición del cuerpo de Candela Rodríguez, la investigación mantiene varias hipótesis abiertas. Aparecen testigos que señalan casas, pero hasta ahora no hay ninguna evidencia de que la niña haya estado en esas viviendas, por lo que sigue siendo un punto central de la búsqueda. “Frente a todos los que nos critican, nosotros decimos que se van a sorprender cuando se conozca la causa”, dijo a este diario uno de los principales investigadores.

Como adelantó en exclusiva Página/12, la autopsia dejó planteado el escenario de un secuestro asombroso: Candela no estuvo atada, no tuvo venda en los ojos, no le pusieron una mordaza en la boca, la alimentación fue normal y no perdió peso. Eso se conjuga con el hecho de que aquel lunes se fue de su casa con una excusa que resultó no ser cierta. Esto lleva a pensar que Candela se fue, tal vez engañada, con alguien que conocía. Los forenses determinaron que no fue violada, pero hay algunos detalles de la autopsia que sugieren –como lo ha dicho el fiscal general de Morón, Federico Nieva Woodgate– que no se puede descartar la hipótesis de la pedofilia.

De todas maneras, el centro de la investigación policial y judicial está en las relaciones del padre de Candela, la madre y el entorno familiar. La dudosa llamada que se conoció el miércoles sustenta parte de las sospechas. En ese marco –siempre según los que llevan adelante la causa– el trasfondo estaría en la piratería del asfalto o el narcotráfico. Y al tratarse de esos delitos, también se trabaja sobre la hipótesis de bandas con participación policial.

El caso Candela sigue planteando varias preguntas, algunas de las cuales no tienen respuesta:

1 ¿Secuestro violento?. Por ahora, los datos indican que Candela se fue por su propia voluntad, tal vez engañada. La niña dijo que se iba a encontrar con sus amigas, algo que sus amigas desmintieron. También sostuvo que el encuentro sería en la esquina y está probado que Candela no se quedó en la esquina sino que caminó cien metros. Así lo determinaron, por ejemplo, los perros.

Teniendo en cuenta estos elementos y los datos que señala la autopsia –inexistencia de ataduras, buena alimentación, hidratación–, más las sospechas de pedofilia que planteó Nieva Woodgate, derivaron en que los investigadores se inclinaran por una conclusión provisoria: Candela se fue con alguien que conocía y que posiblemente la engañó.

2 “Te cargué el Nextel”. Candela desapareció el lunes 22 de agosto. El miércoles 24, Carola, la mamá de la niña, hizo esa apelación pública, casi en cadena nacional, que sorprendió a todos los investigadores. De alguna manera, eso significaba que la madre pensaba que Candela estaba en condiciones de llamarla. Por eso remató aquella frase sobre la carga en el Nextel con otra: “Mandame un mensaje, hija, llamame”. Esto encajaba con la idea de que Candela se fue con alguien que conocía y, hasta cierto punto, por su propia voluntad.

Por supuesto, aquello igual pudo convertirse en un secuestro. Alguien la engañó para que se fuera con él y luego no la dejó ir, pero siempre sin maltratarla, como concluye la autopsia.

3 ¿Hubo desconfianza?. Desde un primer momento, tanto en la Justicia como en la Policía existió la convicción de que Carola no contaba todo lo que sabía y que el caso tenía una trama oculta. Uno de los fiscales con más experiencia en secuestros diagnosticó que “cuando hay una persona secuestrada en un hogar en el que existe una persona en prisión, ésa es la primera hipótesis a analizar”.

De manera que la investigación empezó a girar sobre dos ejes: los antecedentes y la vida del padre de Candela, Laurerio Rodríguez, las de otros integrantes de la familia, y el Facebook, los mails, las llamadas de los días anteriores de la niña.

En la Justicia admiten que una madre que tiene a su hija secuestrada naturalmente tiende a no revelar datos: piensa que no van a matar a la niña y, por el contrario, cree que si les da algún dato a los investigadores, podrían matarla como represalia.

4 Vida familiar. Carola, la madre de Candela, sostiene que vive de hacer y vender tortas, así como de realizar trabajos domésticos. A primera vista, los que instruyen la causa judicial perciben un nivel de vida –por supuesto no muy alto– que no se condice con ese trabajo, del que tampoco hay demasiadas evidencias.

Esto centra gran parte de la investigación en el padre y en el resto del entorno familiar. De Laurerio se sabe –como se señaló en este diario el jueves– que tiene causas por piratería del asfalto. Dos muy claras, una en Morón, la otra en San Isidro. En ambas, terminó condenado por un robo sin armas.

Este último dato llama la atención. ¿Efectivamente actuó sin armas? ¿O se trata de arreglos típicos que se hacen con funcionarios policiales cuando éstos están mezclados en ese delito? Lo que se hace es sacar de la escena el arma que se usó para alivianar la pena del integrante de la banda mixta que fue apresado.

En el expediente judicial, Laurerio no está evaluado como alguien que dio un mal paso, sino como quien tiene una larga relación con el delito. Está dicho que la piratería del asfalto suele tener mucha participación policial: camiones grandes, depósitos grandes, enorme cantidad de mercancías. Nada de ello pasa desapercibido para los hombres de uniforme.

En los próximos días, Laurerio tendrá que ir a declarar a Mercedes en otra causa relacionada con piratería del asfalto. Sus allegados argumentan que por esa vía lo quieren “apretar” para que dé datos que puedan esclarecer el caso Candela. En la Justicia, en cambio, afirman que la mirada esta puesta en quienes fueron sus cómplices en aquella ocasión.

5 Otro rubro. Los allanamientos del viernes tienen que ver con dos testigos que hablan de relaciones con el mundo de las drogas. Por ahora, no hay nada comprobado y las versiones sobre una banda que secuestra narcos no pasó hasta ahora de un rumor consignado en el expediente.

Lo que sí afirman los investigadores es que, por ahora, Carola sigue guardando secretos, tal vez porque continúa temiendo represalias, no sólo contra ella, sino contra sus otros dos hijos. Y esto les reafirma la posibilidad de que exista una trama relacionada con drogas.

En la Justicia dudan mucho de la llamada filtrada por la Bonaerense la noche del hallazgo del cuerpo. Pero aun así se la analiza, junto con otras dos comunicaciones del mismo tenor. Las llamadas se hicieron desde tres locutorios distintos y en eso se está trabajando.

El individuo que llama dice “ahora sí que no vas a ver más a tu hija”. Es decir que cree que está hablando con Carola. Y le dice: “Decile a la conchuda esa que entregue la plata, que le pregunte al marido donde la tiene escondida”. Significa que, supuestamente, quien debe dinero de algún hecho es otro integrante de la familia. Esto llevó a extender la investigación sobre la tía y otros miembros de ese grupo familiar.

6 Lo que queda. Aunque siempre se dice que no se descarta ninguna hipótesis, los hilos principales de la investigación son esencialmente dos:

- Una persona conocida de Candela, que tal vez mediante engaños se la llevó. La tuvo una semana sin ataduras y finalmente la asesinó, probablemente sofocándola con una almohada.

- Esa persona conocida integra una banda, casi seguro mixta, relacionada o con la piratería del asfalto o con las drogas. Utiliza a la niña para exigir un dinero que supuestamente se quedó alguien de la familia de Candela.

En ambos casos, la trascendencia del caso y el hecho de que la niña conociera a su captor, llevaron al homicidio.

Y todo indica que no se trata de una organización muy sofisticada. Las cosas transcurren siempre en el mismo barrio y la tiraron allí, a pocas cuadras, en el primer descampado que tenían a mano y al que podía acceder en auto, arrojando el cuerpo sin bajarse del vehículo.

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