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El país|Domingo, 24 de febrero de 2002

Para las encuestas no es tan malo ni tan bueno

Cinco encuestadoras coinciden en que es impredecible saber si Duhalde llega hasta 2003.

Por Raúl Kollmann
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Inflación, salarios, protesta y corralito decidirán la suerte de Eduardo Duhalde, según los encuestadores.
La mayoría de los encuestadores dice que es imposible hoy pronunciarse sobre si Eduardo Duhalde llega o no llega a 2003. Lo que sí afirman es que hoy no hay una fuerte presión de la opinión pública para que el Presidente se vaya ni para que se convoque a elecciones. El primer mandatario, además, tiene una imagen mediocre, o sea que no es buena pero tampoco catastrófica como la de Fernando de la Rúa en los últimos meses o la de Carlos Menem desde hace varios años. Por ello, la clave es que tampoco la gente ve demasiadas alternativas al actual gobierno. En cambio, la política económica efectivamente recoge fuertísimos rechazos y casi todas las medidas del Gobierno tienen poca o ninguna aceptación. En una palabra: para los consultores la suerte de Duhalde no se vincula con la aceptación o rechazo a su figura sino con los resultados que pueda obtener principalmente en cuatro aspectos: la inflación, el pago de sueldos, el dólar y el nivel de la protesta, todas cuestiones relacionadas entre sí. Estos son los diagnósticos esbozados por encuestadores que realizan estudios para distintas fuerzas políticas, empresarios e instituciones académicas.
u Analía Del Franco: “Si miramos hoy las encuestas, Duhalde tiene una imagen positiva del 40 por ciento. Hay un 35 por ciento de la población que pide directamente que se vaya, pero un 60 afirma que debe quedarse hasta 2003. Su figura está medianamente preservada, no observo algo específico contra él. Distinto es lo que sucede con la política económica: sólo el 20 por ciento la apoya. Esto significa que la realidad, los hechos, toman cuerpo por sí solos. Por ejemplo, la gente está contra el corralito –fundamentalmente es una demanda porteña, de mujeres y de los sectores medios y medio altos–, pero también está en contra de casi todas las medidas del gobierno. Ahora yo percibo que el enojo y el encono son más contra la realidad que contra el Gobierno”.
“O sea que veo que desde el punto de vista de la opinión pública, por ahora no hay una fuerte presión contra Duhalde. Otra cosa son los lobbies de todo tipo y el poder que Duhalde tenga para sostenerse. Hoy, objetivamente está apoyado por un sector del radicalismo y el Frepaso que no significan nada, porque están muy devaluados. El otro apoyo es el de los gobernadores, ése sí mucho más importante. Habrá que ver cómo evoluciona ese apoyo”.
u Hugo Haime: “Si logra llegar a 2003, se va a ver en el día a día y el mes a mes. Es imprevisible. El escenario internacional es imprevisible y el local también. Por eso es imposible hacer un diagnóstico. Cada día que pasa, Duhalde va ganando tiempo.
“Hay expectativa de que a Duhalde le vaya bien y al mismo tiempo mucho temor a la hiperinflación. Son mayoría los que dicen que el Presidente se quede: sólo un tercio insiste en que hay que convocar a elecciones. Sigo pensando que la mayor oposición es urbana, específicamente de las grandes ciudades, y en especial en franjas medias y medias altas. Ahí siempre Duhalde lo va a tener difícil. Además, Duhalde tiene una dificultad histórica con el interior del país. Es que el Presidente no es un fenómeno como el de Rodríguez Saá, donde había una gran resistencia de los porteños, pero una explosión de apoyo en el interior.
“Con todos estos diagnósticos, uno tiene la sensación de que el Gobierno sale de una situación complicada y de inmediato entra en otra y que por lo tanto no tiene otro camino que ir manejando los distintos problemas sociales, dándoles prioridad a los más urgentes. Eso le puede permitir ganar algo de tiempo y eso traerá alguna adhesión como para seguir adelante”.
u Enrique Zuleta Puceiro: “Duhalde es un presidente de facto, que debe su poder a una Asamblea Legislativa y a un pacto entre los gobernadores. Supoder no viene ni de los votos ni de la opinión pública. La prueba está en que asumió con una imagen muy poco superior a la de De la Rúa. En ese marco, el Presidente dura si cumple con los acuerdos, si es un presidente pragmático que les conviene a todos los sectores.
“Pero ahí anda el otro Duhalde: el que habla de reforma constitucional un día, el de mantener el dólar a 1,60, meter un impuesto revolucionario, romper las reglas. Ese es el caudillo bonaerense. Me da la impresión de que ese Duhalde no es viable, porque salta por sobre el acuerdo que lo sostiene: si habla de nuevas alianzas, dividir entre dos veredas, si los gobernadores le quitan el apoyo, Duhalde cae. Por ahora tiene chances de arreglar la coparticipación, el presupuesto y tal vez después el apoyo externo. Por el otro lado veo a un sector creciente de empresarios volcados a la dolarización y a la convocatoria a elecciones.
“La opinión pública no hostiga a Duhalde porque no ve algo que ganar. Una elección es de resultado improbable para todos: pueden caer todos los caudillos, puede ganar cualquiera. Son pocos los que ven una alternativa por ese lado”.
u Eduardo Fidanza: “Nosotros no hemos publicado encuestas electorales porque técnica y políticamente es muy difícil evaluar eso ahora, pero yo diría que si hoy hay elecciones veríamos una situación muy parecida a la de octubre. Nuestros datos indican que el voto bronca sería la preferencia mayoritaria o lograría porcentajes altísimos. Todos los eventuales candidatos del justicialismo o el radicalismo declinan y los mejor ubicados son Luis Zamora, principalmente en Capital Federal, y Elisa Carrió que tiene llegada también en el interior del país. Algo notable que se ve en nuestros estudios es que no aparece nítidamente ningún candidato de centroderecha. En momentos en que se habla de que muchos reclaman orden, no aparece eso concretado en ningún candidato de centroderecha. En resumen: la salida electoral no traería ningún gobierno con legitimidad, porque ganaría el voto bronca.
“Por el otro lado, no hay un presión tan fuerte para que el Presidente se vaya: el 51 por ciento está a favor de que se quede hasta 2003 y el 43 reclama elecciones.
“Al mismo tiempo, se percibe una situación de ingobernabilidad. Si el gobierno logra resolver la contradicción entre las exigencias externas del FMI y las demandas internas –algo que es muy difícil– sus chances crecen. Y la clave son cuatro cosas: el precio del dólar, el precio de los alimentos, la protesta social y el pago de los sueldos. Y da la impresión que esas cuatro cosas dependen de los acuerdos nacionales –con los gobernadores– e internacionales –con el FMI– que pueda conseguir”.
u Artemio López: “Si el Gobierno llega o no llega a 2003 depende de lo que haga. Está claro que la magnitud de esta crisis hace imposible que se distribuyan los costos sin situaciones traumáticas. El Presidente tiene que resolver algo difícil: quién paga más y quién paga menos.
“La ciudadanía no está a favor ni en contra de Duhalde a priori, sino por lo que apoya o rechaza cosas que hace. Por ahí aprueban las retenciones a las petroleras y están en desacuerdo con otras medidas, pero no desde el punto de vista ideológico, sino por intuición.
“Lo que se percibe en nuestras encuestas es que Duhalde no tiene grandes adhesiones, ni tampoco grandes rechazos. Hay menos de un tercio a favor, un tercio que lo ve regular y más de un tercio que opina mal del Presidente. Eso era un desmérito hace un tiempo, pero ahora es tolerable, hasta diría que es una ventaja relativa, porque todos los políticos y dirigentes están muy mal vistos. Además lo ayuda el hecho de que no aparezca ninguna alternativa y es un dato cierto que la gente tiene la idea de que el país está quebrado. Yo diría que no hay gran presión para que Duhalde se vaya porque el ciudadano común percibe la magnitud de la crisis y no ve muchas salidas ni un conductor alternativo.

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