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El país|Domingo, 7 de septiembre de 2003
EL JUSTICIALISMO YA VE UN TRIUNFO MASIVO EL PROXIMO DOMINGO

El PJ espera una ola bonaerense

Quieren una bancada de por lo menos 20 diputados, piensan recuperar las 15 intendencias perdidas, incluyendo las tres más grandes del conurbano que la Alianza les quitó en 1999.

Por Martín Piqué
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Solá sólo debate por cuánto margen va a ganar el domingo.
”Esto va a ser una oleada y tendrá un arrastre muy fuerte”, anticipa un dirigente del PJ bonaerense con la suficiencia de quien se sabe ganador. Es que el peronismo de la provincia de Buenos Aires se prepara para una victoria tan amplia que podría ser record: los encuestadores dicen que ganará la gobernación con más del 40 por ciento, mientras que los propios peronistas –léase duhaldistas– se jactan de que colocarán 20 diputados en el Congreso y que recuperarán alrededor de 15 intendencias gobernadas por frepasistas, radicales o vecinalistas. Un dato, casi un símbolo, refleja el panorama de la elección bonaerense: es probable que el PJ gane Lomas de Zamora, Avellaneda y Quilmes –los tres municipios más grandes del sur del conurbano, asociados desde años a Eduardo Duhalde– que había perdido en 1999 con el ascenso de la Alianza. Pero la ola cambió de dirección y el peronismo volverá a reinar con menos oposición que antes, con el centroizquierda fragmentado y la derecha dividida y golpeada por la derrota de Carlos Menem.
Es tanta la confianza que en el PJ no se pone en duda la victoria. Sólo se debate por cuánto margen ganará Felipe Solá y si habrá alguna diferencia con la lista de diputados nacionales. En ese tema se juega una pequeña interna, porque Solá quiere un buen resultado –igual o superior al que logre Chiche Duhalde, que encabeza la lista– para empezar su gestión con el pie derecho. Del otro lado quieren evitar el corte de boleta que sugeriría algún tipo de “voto castigo” por la presencia de Carlos Ruckauf y Graciela Camaño, candidatos resistidos por un sector del electorado, por el propio Solá y también por Néstor Kirchner. Pero no hay demasiada preocupación. “El peronismo votaría hasta a Frankenstein”, ironizaba la semana pasada un bonaerense con funciones en Gobierno.
Descontado el triunfo, la atención del PJ se concentra en el número de diputados, legisladores provinciales y municipios que logrará sumar a su poderoso “aparato” político. En el primer caso, y pese a los nombres discutidos, los duhaldistas dicen que incorporarán veinte diputados al Congreso sobre un total de 35 bancas disponibles. Si los pronósticos se cumplen, una homogénea troupe duhaldista –sin vacantes para Solá o Kirchner– ejercerá su peso en los debates parlamentarios de 2004. Además de Chiche, Ruckauf y Camaño, en ese bloque estarán ex funcionarios del gobierno de Duhalde, diputados que quieren renovar sus mandatos –Eduardo Camaño y José María Díaz Bancalari–, allegados muy cercanos al Jefe –su amigo Hugo Toledo y el ex jefe de la SIDE Oscar Rodríguez– e intendentes de las distintas secciones electorales de la provincia.
En materia de diputados y senadores provinciales, los intereses de Duhalde confluyen con los de Solá. Es que en esa boleta el gobernador pudo incorporar a varios de sus hombres de confianza, como el actual ministro de Trabajo bonaerense Mariano West, quien encabeza la lista de diputados provinciales por la primera sección electoral –norte y oeste del Gran Buenos Aires–. En el sur del Conurbano –el terruño de Duhalde– se votarán senadores provinciales para renovar la mitad del cuerpo: el primer apellido de la boleta quedó reservado a Duhalde, quien ubicó allí a su ex secretario legal y técnico, Antonio Arcuri. No se trata de un equilibrio ni mucho menos porque el ex presidente sigue controlando el PJ. Pero para Solá es importante asegurarse influencia en la Legislatura, donde tuvo resistencias en los primeros tiempos de su gestión.
Como todo poder territorial que se precie, el PJ espera ganar la mayor cantidad posible de municipios. Aquí apuesta, sobre todo, a aprovechar la “oleada” que anticipan las encuestas. La aspiración de Duhalde es recuperar 15 intendencias perdidas en 1999. Se trata de Avellaneda, Quilmes, Lomas de Zamora, San Martín, Magdalena, Brandsen, Lobos, Cañuelas y Pilar, donde los duhaldistas esperan triunfos en base a las encuestas que ha acercado Atanasof, coordinador de la campaña. Una victoria en los primeros tres municipios sería muy festejada por Duhalde y tendría valor simbólico: en 1999, además de perder con De la Rúa, el PJ perdió en elmismo terruño de su candidato, Lomas de Zamora. Cuatro años después, los peronistas Baldomero “Cacho” Alvarez, Sergio Villordo –incondicional de Aníbal Fernández– y Jorge Rossi –ex director de la Lotería bonaerense– aparecen con chances de recuperar Avellaneda, Quilmes y Lomas, respectivamente. No pasaría lo mismo en Morón, donde las encuestas le dan una amplia ventaja al ex frepasista Martín Sabbatella (ver pág. 12).
En el equipo de campaña del PJ aseguran que también ganarán en Magdalena, Brandsen, Lobos y Cañuelas –ciudades del interior tradicionalmente adversas al PJ– y en Pilar, donde se jactan de que podrían vencer al candidato de Luis Patti, Sergio Bivort. Pero un caso particular es San Martín, la localidad más poblada del norte del Gran Buenos Aires, donde se pondrá a prueba la alianza solapada que el duhaldismo aún tiene con Luis Barrionuevo: el candidato del PJ, Eduardo Bustos, competirá con el actual intendente, el radical Ricardo Ivoskus, con la venia de Duhalde, de Camaño (y de su esposo, el senador y hombre fuerte de Chacarita). En ese distrito tiene mucho peso otro de los polifuncionales de Duhalde, Carlos Caterbetti, quien organizó la última cumbre con Kirchner en la quinta de San Vicente.
El justicialismo bonaerense se prepara para ganar por un margen inédito. Podría recibir los votos de uno de cada dos votantes de la provincia, si se confirman los pronósticos más favorables al PJ. La hegemonía no está en riesgo, y es tanta la confianza que una de las pocas discusiones que despiertan suspenso es si Pampuro y Aníbal Fernández asumirán sus bancas en el Congreso o seguirán como ministros de Kirchner. Con este panorama, Duhalde podrá ocuparse de sus nuevas tareas en el Mercosur sabiendo que la provincia seguirá en buenas manos, las suyas.

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