En numerosa ocasiones, para que una determinada polÃtica monetaria sea exitosa es indispensable que los agentes no conozcan de antemano la medida que piensa aplicar el Banco Central. Si los individuos conocieran las intenciones de los hacedores de polÃtica, la conducta racional serÃa anticiparse a estas medidas cubriéndose de sus consecuencias. De esta manera cuando se trata de polÃtica monetaria el efecto sorpresa es muchas veces la base de su éxito.
Esta idea puede graficarse de una manera sencilla. Supongamos que a un comerciante le dijeran que en quince dÃas van a aumentar un 50 por ciento los precios de la mercaderÃa que vende. Esta persona, sabiendo que el costo de reposición de sus productos aumentará próximamente, es probable que quiera aumentar sus precios para cubrirse del futuro incremento de costos. Sin embargo, como los ingresos de sus clientes no han aumentado, posiblemente no pueda trasladar todo el aumento futuro al presente, porque perderÃa gran parte de su clientela. En el mundo académico este concepto es llevado al extremo mediante el axioma de expectativas racionales. Si los individuos tienen información perfecta y la utilizan eficientemente, pueden prever las acciones que llevará adelante el Banco Central ante un cambio en el escenario económico.
Si aplicamos estas ideas al contexto argentino actual, podrÃamos preguntarnos por qué economistas como Prat-Gay, Frigerio o Sturzenegger anuncian abiertamente cuál va a ser su polÃtica cambiaria a partir del 10 de diciembre. Es muy poco probable que desconozcan esta regla básica de la economÃa monetaria, ya que los tres tienen formación económica. Alguien podrÃa objetar que todavÃa no es un hecho que estas polÃticas se vayan a aplicar, dado que todavÃa no se realizaron las elecciones. Pero hagamos el siguiente ejercicio. Si en las elecciones de hoy ganara Macri, ya no cabrÃan dudas sobre las medidas cambiarias futuras. Se abrirÃa entonces una ventana de poco más de 15 dÃas entre el anuncio de devaluación y su aplicación efectiva. Dado que los economistas de Cambiemos probablemente conozcan esta regla básica de polÃtica económica, una explicación posible para esta devaluación anunciada podrÃa ser que efectivamente esperen que los agentes se adelanten a la medida, realizando ajustes preventivos de precios. De esta manera el impacto inflacionario de la devaluación no se producirÃa plenamente el 11 de diciembre, sino que una parte del mismo se distribuirÃa en la ventana temporal intencionalmente abierta. AsÃ, el dÃa después de la medida de polÃtica monetaria podrÃan confirmar aquello que vienen repitiendo constantemente en su campaña: que la devaluación no tendrá significativo impacto inflacionario. No obstante, los precios habrán aumentado, sólo que su traslado a precios no se producirá en un solo dÃa.
Como ocurre siempre luego de una devaluación, aquellos que tienen ingresos fijos, como trabajadores, jubilados, entre otros, verán caer su poder adquisitivo, aumentando la pobreza medida en términos monetarios. Lamentablemente, este indicador ya no se produce, y en este ejercicio hipotético donde el ganador de las elecciones es Macri, si se vuelve a elaborar el Ãndice de pobreza, éste tendrÃa incluido el efecto de la devaluación. AsÃ, el próximo gobierno podrÃa responsabilizar al gobierno saliente de la situación social y la pobreza, ocultando que serÃa en parte responsable del resultado obtenido debido a la devaluación anunciada.
* Economista. Docente de la cátedra de MacroeconomÃa y PolÃtica Económica, Facultad de Ciencias Económicas, UBA.
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